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La nueva marramucia del PSUV

Opinión
Artículos de opinión
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Ya es “excesivamente normal” que en cada proceso electoral, el gobierno militar-cívico y su brazo político el PSUV, nos brinden muestras de lo que ellos califican como viveza, y que los venezolanos conocemos como marramucia, es decir, vagabundería, bribonada, sinvergüenzura, pillería, cochinada, ardid, trampa, trastada, tramposería, triquiñuela, trácala, trapisonda, marrullería, picardía, enredo, embrollo, mañosería, malas artes, mala maña, bellaquería, artimaña, etc.
Pero esta última marramuncia del PSUV, con la mirada complaciente del CNE, esa de capturar la tarjeta del MIN, colocarla al lado de la tarjeta de la MUD, duplicar el nombre de un candidato, y ahora identificarse como la oposición, termina por desenmascarar a sus creadores, los ubican en su verdadera dimensión: son unos farsantes.
Durante años hemos escuchado la perorata revolucionaria sobre la igualdad social, la dignificación del pueblo, el hombre nuevo y el rescate de la conciencia patriota del venezolano, para que ahora, de la manera más descarada y sinvergüenza posible, intenten engañara los electores, camuflándose como opositores. Ya no es el andar por la calle del medio inhabilitando candidatos, cercándolos económicamente o impidiéndole el acceso a los medios de comunicación. La nueva triquiñuela es hacerse pasar por el enemigo: los apátridas, oligarcas y pelucones de derecha. Quien te ha visto y quién te ve!
Pero como bien lo expresaba el profesor Alexis Márquez: “La mayoría de los marramucieros son torpes, a tal punto que la marramucia sale a la luz fácilmente, pero su descaro es tal que no les preocupa saberse descubiertos. Por regla general, la marramucia se aplica en circunstancias que aseguren la impunidad, y por ello a quienes las hacen no les importa cuidarse las espaldas. Pero muchas veces en esto se equivocan, y cuando menos lo espera el tramposo cae en desgracia y sus actos dolosos le acarrean el debido castigo. Se dice entonces que “se dio con las espuelas”, apelando a una muy gráfica metáfora relacionada con la pelea de gallos.
El próximo 6 de diciembre, los venezolanos sabremos como responder a estos marramucieros, y en un futuro no muy lejano, cobraremos esta afrenta.