Esta no es una Navidad normal, sino la de un país en extrema necesidad. Por eso la queremos alegre y de abrazos sin fingimiento que nos lleve a reencontrarnos a todos los venezolanos en la reconstrucción que nos devuelva esperanza y vida. Necesitamos una Navidad que rompa cadenas, la Navidad que anuncia el propio Jesús en la sinagoga de Nazaret cuando dice que viene “para poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4,18).
Me tengo que poner en modo «carta al Niño Jesús” para expresar, sin rodeos ni autocensura, lo que en mi opinión necesitamos y deseamos los venezolanos de uno y otro signo: librarnos de las cadenas que nos oprimen y nos niegan el futuro.
Romper:
En la ingenuidad infantil basta que la carta navideña exprese sus deseos, pero en los adultos romper esas cadenas exige combinar deseos con el compromiso de poner todas las capacidades para lograrlo. Romper las cadenas significa para el gobierno y el propio Maduro liberarse y liberarnos de esta cárcel en la que sin querer-queriendo está encerrado al país sin futuro. La lógica de la acción y reacción lleva a que al actual enfrentamiento y trato de enemigos suceda otro enfrentamiento con persecuciones y exclusiones de signo contrario. Pero este año la lógica de la Navidad llama al abrazo, al perdón y a la reconciliación nacional. Esto significa la alegría navideña de “Dios con nos-otros”.
Los adultos cuando en Navidad nos ponemos en “modo niño”, expresamos nuestros deseos más profundos y auténticos, pero para que estos sean verdaderos, deben ir acompañados de un compromiso a prueba de toda dificultad y resistencia.
Dios está con nosotros, solo cuando unamos estos anhelos con el deber de lograrlos, y será verdad el artículo 2 de la Constitución: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.