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Opinión

Jesús Elorza G.

Risueño y satisfecho se mostraba el camarada Nicolás, al escuchar la propuesta de su equipo de propaganda, para dar a conocer el Convenio Cuba-Venezuela para la aplicación de un Programa de Vacunación contra el Covid-19. Nada que ver con las vacunas imperialistas que pretenden imponernos los organismos internacionales de salud, le decía a sus colaboradores mas cercanos.

- El camarada cubano, encargado de la explicación, comenzó diciendo que nuevamente el cerco del imperio contra la revolución cubana ha fracasado. El mundo entero, va a conocer y a beneficiarse de nuestras vacunas y muy pronto veremos la derrota total y final del virus que hoy nos afecta.

Para dar a conocer nuestro producto y generar la mayor confianza posible en la población, hemos diseñado nuestra propuesta de divulgación basados en el espíritu caribeño y musical de los venezolanos…

¿Como así?, preguntó extrañado Nicolás.

- Óyeme tu camarada, el plan se basa, en el envío de Trovadores a cada uno de los Consejos Comunales existentes en el país, para que con sus ritmos y una canción especialmente diseñada, den a conocer las virtudes de los fármacos cubanos…

¿¿¿¿???? No entendemos un coño, dijeron los presentes.

- En ese instante, hizo acto de presencia un Trio musical que al mejor estilo de Matamoros comenzó a tocar y cantar un pegajoso arreglo:

….Mamá yo quiero saber de dónde son las vacunas

que recomienda Maduro y Yo quiero ponerme una.

….¿De donde serán? ay mamá

¿Serán de la Habana?

¿Serán de Caracas? tierra soberana.

Sin dejarlos terminar, Nicolás gritó APROBADO, que vaina tan buena, y ordenó su inmediata ejecución.

- Pero, las cosas no resultaron como se esperaba. Las personas en los barrios, que escucharon a los trovadores, respondían también con un coro:

……Son de la LOMA y cantan en el llano, ya verás, tu verás

Mamá ellos son de la loma / Mamá ellos cantan en el llano.

El coro de respuesta llamó la atención de los comisarios políticos que estaban en la presentación y preguntaron el porqué del énfasis en la palabra “LOMA”.

- Cosa más grande caballero, dijeron los presentes, esas vacunas que nos quieren meter por los ojos, vienen de los Laboratorios Organizados de Mentiras Acumuladas (LOMA) y de los fármacos que allí se producen ya tenemos varias malas experiencias.

En sus productos “famosos”, pero que no han servido pa un coño, están La Melagenina Plus, que nos la vendieron como una f]ormula para acabar con el vitíligo y resulta que las personas que la usaron están blancos como un albino.

Otras personas, reclamaron que varios de sus familiares usaron el PPG que el Centro Nacional de Investigaciones Científicas cubano (CNIC) lo presentó en 1989 como un suplemento energético para el control del colesterol, y resulto ser que murieron con altos índices de colesterol.

Una persona, que tenía amputada una de sus piernas, reclamó que tomaba pastillas de HEBERPROT-P, fármaco cubano para el tratamiento de la úlcera del pie diabético y miren como terminé.

Ahora, nos vienen con el cuento de los fármacos Soberana O2, Abdala o el Interferón Alfa 2B, como las fórmulas “revolucionarias” para acabar con el imperialista Covid-19. Ese disco está rayao, todos sabemos que la dictadura cubana busca como sobrevivir y pretende seguir intercambiando espejitos o fármacos cuya efectividad no ha sido demostrada, por dólares, oro, petróleo, diamantes o gasoil.

Así que, mercantilistas farsantes que juegan con la salud del pueblo, váyanse con su música pa otro lado.

Cilia, la primera combatiente, escuchando ese cerro de críticas le dijo a su marido, vamos a ponernos la vacuna cubana para calmar los reclamos.

- Estás loca, me pongo la Rusa o la China y eso porque el bloqueo no me permite conseguir la Pfizer que es más segura. Deja que otros hagan el papel de conejillo de indias, “seguro mató a confianza”.

-Está bien mi amor, nos ponemos esa que tú dices pero anunciamos que son las cubanas.

!Ño! …te la comiste con eso, mi amor.

 3 min


Pedro Raúl Solórzano Peraza

Johan Santana Araque ha sido un jugador de béisbol, venezolano, nacido en la población de Tovar, estado Mérida, el 13 de marzo de 1979, o sea que recientemente llegó a los 42 años de edad. Es un hombre joven pero limitado para practicar este deporte, retirándose de la MLB en el 2012 debido a lesiones que le impidieron mantener su calidad, aunque anduvo por las ligas menores hasta el año 2015.

Johan ha sido, hasta ahora, el mejor lanzador venezolano y en la MLB fue el mejor al menos durante el período 2004-2008, acumulando una buena cantidad de distinciones a lo largo de su carrera que en la MLB se extendió por trece años, desde la temporada del 2000 hasta la temporada del 2012. Sus números fueron los siguientes:

-Record: 139 partidos ganados y 78 perdidos, una relación G/P = 1,78

-Efectividad: 3,20

-Innings lanzados: 2025

-Ponches: 1988, ponches por inning lanzado P/I = 0,98

-WHIP: 1,13

Comparando esas estadísticas con otros grandes lanzadores de la historia reciente de la MLB, como Sandy Koufak, Bob Gibson, Tom Seaver y Greg Maddux, todos miembros del HOF, nos encontramos con lo siguiente:

1.-Solo Sandy Koufak supera a Johan de la relación G/P con 1,89, los demás en el mismo orden tuvieron una relación de G/P de 1,44-1,52 y 1,28 para Maddux.

2.-En efectividad es superado por esos otros cuatro extraordinarios lanzadores, cuya efectividad va desde 2,76 para Koufak hasta 3,16 para Maddux, muy próxima a la efectividad de Johan que fue 3,20.

3.-Johan es el que tiene menor cantidad de innings lanzados debido a que su carrera fue la más breve entre estos lanzadores considerados. El más cercano es Koufak con 2324 entradas lanzadas.

4.-De nuevo, Sandy Koufak es el único que supera a Santana en la relación ponches por inning lanzado con 1,03, escasamente mejor que el 0,98 de Johan. Las demás relaciones son 0,80 para Gibson, 0,76 para Seaver y 0,67 para Maddux.

5.-El WHIP de Santana es tercero entre estos lanzadores luego del 1,11 de Koufak y el 1,12 de Seaver, superando con su 1,13 al 1,19 de Gibson y al 1,14 de Maddux.

Las máximas distinciones que puede lograr un lanzador en la MLB son el Premio Cy Young (CY) y la triple corona (TC). El CY es otorgado por la opinión de un jurado, mientras que la TC es un logro personal cuantitativo al quedar primero en una misma temporada en partidos ganados, efectividad y ponches. Ambos galardones se obtienen tanto en la Liga Nacional (LN) como en la Liga Americana (LA) en cada temporada.

Johan Santana obtuvo el CY en dos oportunidades, en los años 2004 y 2006 por decisión unánime del jurado, y ganó la TC de la LA en el año 2006 con 19 partidos ganados, efectividad de 2,77 y 245 ponches propinados. Este es un galardón difícil de obtener, y como referencia solo ha habido 15 triple coronados en toda la historia de la Liga Americana.

Otro logro personal de Santana en la MLB fue lanzar un partido sin hits ni carreras el primero de junio de 2012, popularmente indicado como un No Hit No Run, o No Hitter, y en la oportunidad que Johan lo hizo los fanáticos de los Mets de Nueva York lo identificaron como No Han. Esta hazaña la realizó Santana con el equipo de los Mets de Nueva York, con la particularidad de haber sido el primer No Hit No Run de este equipo en 50 años de franquicia.

En su carrera en la MLB, Johan Santana estuvo activo con los Mellizos de Minnesota desde el año 2000 hasta el 2007 y con los Mets de Nueva York desde el 2008 hasta el 2012. Durante esos años, además de los records y distinciones ya señaladas, fue líder en juegos ganados en la LA en 2006; fue líder en efectividad en la LA los años 2004 y 2006, y líder en efectividad en la LN el 2008; fue el Jugador del Año en la LA el año 2006; fue seleccionado en cuatro oportunidades al Juego de las Estrellas en los años 2005, 2006, 2007 y 2009; y fue exaltado al Hall of Fame de los Mellizos de Minnesota en el 2018.

Al ver este palmarés de Johan Santana pensamos que es incomprensible que haya estado tan alejado del Hall of Fame de la MLB.

 3 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

Tenemos un gobierno que no tiene mucho que ofrecer, cuya única idea es gobernar para seguir gobernando, haciéndose para ello, de una institucionalidad diseñada a la medida, vale decir, sin rayas amarillas o semáforos que lo limiten. Y que depositó el Socialismo del Siglo XXI en la caja donde reposan las cosas viejas, refugiándose en la épica revolucionaria, contaminando el lenguaje a fin de que las palabras signifiquen su contrario. Entre tanto, la realidad deja ver en ciertos ejemplos, como se dolariza la economía, se explota - a lo capitalista salvaje - el Arco Minero y emergen los denominados bodegones, exclusivos comercios en donde se vende una gran variedad de productos importados, asequibles sólo para una minoría, pues si bien los bolívares tienen cada vez más ceros, valen cada vez menos.

En el marco de lo anterior, hay un Estado casi ficticio, inerme frente a todos los serios problemas que encara el país, pero que refuerza su autoritarismo mediante la vigilancia, la censura, el asistencialismo y la manipulación política, medios que, en opinión del filósofo Avishai (autor del libro La Sociedad Decente), traen consigo la humillación de las personas y lesionan el respeto que los ciudadanos se tienen así mismos.

Por otro lado, y a pesar de ciertas iniciativas muy importantes provenientes de algunos sectores, la oposición sigue sin puntería, ocupa gran parte de su tiempo en discrepar internamente, se fracciona y, sobre todo, carece de un mensaje capaz de interpretar la angustia de una población, cuya preocupación central es cómo enfrentar el día a día.

La gente no tiene quien le escriba

La difícil situación del país tiene un origen político, escrito en lenguaje de polarización, estructurado en torno a la negación del otro, lo que significa el olvido de la Política, entendida, según lo ha expresado Perogrullo en alguno de sus libros, como la forma de llegar a los consensos básicos y de zanjar pacíficamente los conflictos, aun manteniendo las diferencias. No existe, añade el mencionado autor, otro medio para hacer posible la convivencia y darle otro cauce al país, buscando hacerlo más próspero, más predecible, más seguro, más inclusivo, más estable, en suma, más democrático. Tampoco hay otra vía para plantarle cara a un nuevo ciclo histórico, marcado por la avalancha de cambios tecnológicos que discurren a lo largo del planeta, envueltos en oportunidades, desafíos e incertidumbres que nos conciernen a todos.

Más allá del discurso oficial y de la retórica que lo teje, es constante el deterioro del país, registrado en cifras que espeluznan y se agravan a ojos vista, dibujando un escenario inaguantable para todos, con ribetes dramáticos para los grupos más pobres, esto es la mayoría de la población, cuya cotidianidad ocurre en clave sobrevivencia, dicho sea esto sin pizca de exageración. Veamos: falta de comida y medicinas, inflación, pésimos servicios públicos, precariedad del aparato productivo, corrupción, deterioro del sistema educativo en todos los niveles, (desde el kínder hasta la universidad), violencia en varios formatos y paremos de contar, síntomas, todos, de una crisis general que rotula la pequeña historia de cada quien.

Pareciera, entonces, que en la agenda del liderazgo apenas figura la disputa por el poder. No son muchos (hay excepciones, desde luego), los que se empinan sobre sus talones a fin de calibrar el trance por el que pasa este país convulsionado, metáfora de un callejón sin salida, y si no que lo digan los más jóvenes.

En fin, como podría haber dicho el coronel Buendía, el venezolano de a pie no tiene quien le escriba.

El Nacional, jueves 31 de marzo de 2021

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Maxim Ross

Debo comenzar diciendo que sé que me estoy metiendo en un terreno sumamente escabroso y que estoy dispuesto a pagar sus costos de ingenuidad y controversia, pero a la vez creo, que hay que enfrentar esta discusión con alguna sistematización y diciendo algunas verdades. Sin embargo, dada su delicadeza en estos momentos, no me voy a inclinar por ninguna alternativa y solo desearía asomar algunos criterios que, quizás, nos ayuden a encontrar una salida que nos agregue activos políticos.

Inicio con la verdad más polémica y pregunto: ¿Si la ruta hasta ahora escogida no ha dado resultados hasta ahora, no valdría la pena “abrir otra puerta? Me refiero a que, si la ruta “cese de la usurpación… apoyo internacional” no han funcionado convendría replanteársela y asumir que unas elecciones, aunque restringidas, no transparentes. Podrían ser un camino a explorar. ¿Por qué lo digo?

Primero, por una razón que me resulta elemental. La estrategia del gobierno ha sido, con éxito, llevar a la oposición a la abstención, lo cual le ha permitido adueñarse de todos los poderes. Si es así: ¿No se debería evitarla y no hacerle el juego? En otras palabras si mi adversario me lleva a ese resultado, ¿No sería lógico jugar al contrario? Sabemos que su estrategia es cerrar toda posibilidad de transparencia, de inhabilitar y perseguir y, con ello, cerrar todas las vías para ir elecciones. Luego, diría entonces, a toda costa iría a cualquier elección que esté pautada.

Segundo, a pesar de todo lo dicho y defendido en la comunidad internacional para mantener su apoyo, pregunto: ¿Debería ser esto un impedimento, una restricción para cambiar de estrategia? Creo, humildemente, que esta no puede ser una cadena que nos ate para siempre a lo que al principio se dijo. Deben y debemos estar en capacidad de rehacer el camino si encontramos alguna posibilidad de éxito. A ello se agrega, como se sabe, que esa comunidad ha cambiado de lenguaje y se quedó, prácticamente con la idea de “elecciones libres”, lo cual da para mucho. Además, se enfrenta a dos problemas capitales: uno, se ha venido desmoronando políticamente y, dos, pareciera irse acercando, cada vez más, a una solución electoral y pacífica. Los tiempos de “todas las cartas sobre la mesa” ya se fueron. Por consecuencia, su peso en una decisión interna luce menor.

Tercero, pregunto: ¿Cómo hacemos para agregar activos políticos, precisamente, todos aquellos que nos ha hecho perder el gobierno al llevarnos a la abstención? Llamo activos políticos, primero que nada, a recrear una fuerza política interna, capaz de ser un interlocutor válido y representativo ante la comunidad internacional, lo cual implica, en mi modesta opinión, una nueva coalición de los partidos con la sociedad civil organizada en defensa de la Constitución y del ordenamiento democrático, tal que lleven a unas elecciones libres. Luego, una recuperación de la fuerza y presencia de los partidos políticos en los órganos del poder, que, por ahora, son las elecciones de gobernadores y alcaldes. Imaginen Uds., un cuadro político con una significativa presencia de la oposición en ese terreno perdido.

Cuarto. Hace tiempo reina una conseja en política: “Todas las armas son válidas” o también “Hay que caminar con los dos pies”, lo que invoco en esta oportunidad. Como dice Américo en reciente artículo:[1]

Por eso creo que toda confrontación permite ganar espacios que sirvan para a democratización de la sociedad y el Estado. Ninguna lucha es desechable, todas ofrecen posibilidades en el conjunto de una estrategia global.”

Si las elecciones son una oportunidad, sin abandonar otras opciones se deberían aprovechar en todas sus posibilidades. Desde luego presionando para conseguir mejores condiciones como indico en otro lugar. Aunque no dispongo de datos y encuestas del potencial de votos con que pueda contar la oposición hay indicios de puntos a favor. Por ejemplo el señalamiento del sin número de protestas de la gente por la carencia de todo, da idea del descontento y el venezolano, como se ha demostrado, es muy propenso a expresarlo en elecciones. De ser así, valdría la pena que los que dirigentes políticos exploren bien esta opción.

Quinto, por supuesto lo que todos Uds., se están preguntando: ¿Cómo hacemos para resolver los dos siguientes dilemas? Uno, no aceptar las dos elecciones pasadas, a pesar del fraude y la usurpación del poder y, dos, tal vez ir a elecciones con el mismo espectro de inhabilitados, presos y cero transparencia.

Bien, ese es el terreno más álgido a vencer para alguien como todos nosotros que no estamos, ni somos activistas políticos. Ofrezco una primera respuesta. Si no vamos a las próximas elecciones no podemos luchar contra esas restricciones, esto es, nos quedamos en el reclamo y…!nos abstenemos! Vuelvo a punto primero de estas notas. El gobierno nos lleva a su terreno ganador. Puede resultar mejor participar y dar la pelea, con el apoyo internacional de un cambio de reglas. De estas, las indispensables son cero inhabilitaciones, libertad para los presos políticos y minimizar el ventajismo oficial. Por supuesto, un mejor CNE sería bueno, pero no sé si sea la cuestión central. .

Queda por resolver el primer dilema: ¿Cómo ir a estas elecciones, habiendo rechazado las dos anteriores y declararlas invalidas? Este, quizás, es el dilema más complicado a resolver, pero aporto este criterio: Se trata de una batalla entre principios y política, por lo que la pregunta es. ¿Dónde podemos ganar? Si nos quedamos enquistados en aquellos dos principios, ¿Podremos ganar terreno?, pero si aceptamos, ¡aceptamos!, que esa estrategia no consiguió sus objetivos la opción electoral es una oportunidad por aprovechar, sin que ello signifique renunciar al reclamo. Nada nos prohíbe seguir denunciando al régimen en todos los frentes. Mantener la tesis de invalidar las elecciones anteriores ¿es incompatible con ir a las próximas?

Finalmente, un argumento que expuse en mi artículo anterior[2] En este momento se debe producir un “cerrar filas” entre la sociedad civil organizada, especialmente la de los empresarios porque el gobierno, urgido de dinero, inversiones y capacidad privada ha abierto algunas puertas de negociación. Por supuesto, su estrategia es desvincular lo político de lo económico y atomizar la respuesta empresarial y presionar con sus más urgentes necesidades. Si estos otorgan beneficios sin tomar en cuenta que la democracia está en juego perderemos esa ventaja, pero si los empresarios logran, inteligentemente vincular una cosa con la otra, entonces el tema de unas elecciones libres (o más libres) puede entrar en la agenda y, desde luego, esta sería una buena palanca para obtener un apoyo preciso y especifico de la comunidad internacional.

Si se logra esa apertura creo que las posibilidades de una “buena tajada” electoral para la oposición es razonable a juzgar por la conclusión de la encuesta que cito que plasma un gran descontento de la gente, un fuerte rechazo al gobierno y que obligan a una negociación de altura.

Esta fue su conclusión:

“Coctel mortal de condiciones que requieren de atención urgente de diversos actores para superar la desigualdad, la exclusión, la crisis alimentaria, de salud, educación, económica, social, de seguridad personal, de servicios e infraestructura, en un contexto de crisis sanitaria mundial, crisis política nacional y de emergencia humanitaria compleja”[3]

[1] “Guerra y Paz” Américo Martin en dígalo. Digital

[2] Democracia y Libre Empresa en dígalo. Digital

[3]Sistema centinela para el seguimiento de la situación social, agroalimentaria y de salud ante la emergencia en Venezuela. marzo 2021.

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Sergio Ramírez

Hace algunos días conversé por Zoom con mi amigo el escritor canadiense John Ralston Saul, anterior presidente del Pen International, y quien estuvo hace algunos años en Nicaragua. El Pen, antes llamado Pen Club, fue fundado en Londres en 1921, y entre sus socios constituyentes estuvieron nada menos que Joseph Conrad, George Bernard Shaw y H. G. Wells. Hoy agrupa escritores de todo el mundo, y se dedica sobre todo a promover y proteger la libertad de expresión, y los derechos humanos.

John me llamaba porque quería saber de Nicaragua, donde el capítulo nacional del Pen, presidido por Gioconda Belli, se vio obligado a cerrar sus puertas, y de Nicaragua fue que hablamos extensamente, recordando la vez que lo llevé a asomarse al cráter encendido del volcán Masaya; una oquedad espantable para cualquier turista, desde donde sube una densa humareda de azufre, como si siempre viviéramos en este país en la boca del infierno. Es como llamó el cronista Fernández de Oviedo a este cráter.

Le dije, para empezar, que los gobiernos resultantes de elecciones en América Latina tienen distintas calidades y formas de comportamiento democrático, pero en las últimas décadas la legitimidad del voto popular ha logrado ser establecida, porque los sistemas electorales han logrado credibilidad, todo distante de la vieja historia de fraudes, con las urnas llenas de votos falsos, con gran concurrencia de ciudadanos difuntos, y las actas burdamente trucadas.

Nadie puede alegar la legitimidad de la aplastante mayoría ganada en las últimas elecciones legislativas de El Salvador por el presidente Bukele. Si esa mayoría, que le abre las puertas del control de todos los demás poderes del Estado, será usada para fortalecer el sistema democrático, o para acabar con él, está por verse; pero los votos que se la han dado están bien contados. Y si en el Perú hay una crisis de credibilidad política que se ha vuelto crónica, no se debe a elecciones fraudulentas, sino al desprestigio que trae consigo la reiterada corrupción de los electos.

No es el caso de Nicaragua, donde la Constitución política manda que se celebren elecciones presidenciales y parlamentarias en el mes de noviembre de este mismo año. Es decir, dentro de algunos meses, y aún a esta fecha no existen las condiciones mínimas para que se pueda pensar en un proceso electoral creíble, que pueda servir como un mecanismo de transición democrática.

Una resolución de la Asamblea General de la OEA de noviembre del año pasado, establece las demandas básicas para la credibilidad de esas elecciones: negociaciones “incluyentes y oportunas” entre el Gobierno y la oposición para acordar “reformas electorales significativas y coherentes con las normas internacionales”; modernización y reestructuración del Consejo Supremo Electoral para garantizar que funcione de manera totalmente independiente, transparente y responsable; actualización del registro de votantes; y observación electoral nacional e internacional.

A todo esto, la resolución suma que debe haber un proceso político pluralista “que conduzca al ejercicio de los derechos civiles y políticos, incluidos los derechos de libertad de reunión pacífica y libertad de expresión y registro abierto de nuevos partidos políticos”.

Tales compromisos deberían estar concluidos en el mes de mayo, que ya llega, sin que el régimen haya movido un dedo. Por ahora, la única certeza es la de que Ortega y su esposa la vicepresidenta se disponen a ser reelectos de nuevo, lo que supone continuar, como desde hace ya 15 años, en el control total del poder civil, económico, policiaco y militar. Nada hace prever, hasta ahora, que exista la mínima voluntad política para someter ese poder total al libre escrutinio de los votantes.

El Consejo Permanente de Derechos Humanos de las Naciones Unidos, reunido en Ginebra en marzo de este año, expresó “grave preocupación ante la falta de avances del Gobierno de Nicaragua en la implementación de reformas electorales e institucionales destinadas a garantizar elecciones transparentes”.

Y exige que se deje de acosar y asediar a los opositores; manda “abandonar inmediatamente las detenciones arbitrarias, las amenazas y otras formas de intimidación como método para reprimir la crítica”; y “liberar a todos aquellos arrestados ilegal o arbitrariamente”. Exige, también, la derogación de las leyes que violentan el ejercicio de los derechos humanos. Baste mencionar la ley de ciberdelitos, la ley de agente extranjero, y el establecimiento de la cadena perpetua para “crímenes de odio”.

¿Es posible concebir un clima electoral aceptable, cuando hay en las cárceles más de 120 presos políticos, jóvenes en su inmensa mayoría, y miles de exiliados, jóvenes también, que huyeron de la represión desatada a partir de abril de 2018?

¿Y cómo puede desarrollarse así una campaña electoral? La policía vigila en las calles para desbaratar cualquier atisbo de manifestación pacífica, encierra ilegalmente a los opositores en sus casas con prohibición de salir, e irrumpe en locales bajo techo para disolver reuniones políticas.

Hay medios de comunicación y estaciones de televisión con sus instalaciones confiscadas, como Confidencial y 100% Noticias, y otros que viven bajo la amenaza y el asedio, como la Radio Darío de la ciudad de León.

Seguimos asomados al cráter encendido, le digo a John. Encontrar el camino para alejarse de la boca del infierno costará mucho, pero no hay esperanzas perdidas.

Escritor y Premio Cervantes 2017

30 de marzo 2021

https://www.almendron.com/tribuna/la-boca-del-infierno/

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Observatorio Electoral Venezolano

¿Se imagina solo una mesa de cinco? Pues en otras instancias del ente electoral se agregarán de manera permanente tres más, los llamados suplentes incorporados. ¿Y si alguno renuncia en el futuro, como ya ocurrió? Los otros suplentes también son importantes. Aguas abajo, no pocas decisiones de los procesos electorales provienen de los organismos subalternos. De allí la relevancia de que la designación que hará el Parlamento sea equilibrada y dotada de contrapesos

Por estos días en Venezuela se buscan nuevos ocupantes para los cargos directivos del Consejo Nacional Electoral. Muchos evocan la postal de solo cinco rectores, los principales, pero igualmente deben ser ampliada la panorámica a los 10 suplentes. Serán designados 15 en total, y 8 de ellos pasarán a tener responsabilidades en lo inmediato, tomando en cuenta los tres suplentes incorporados.

Más allá de la mesa principal de las decisiones, el ente rector del Poder Electoral se arma de una arquitectura autónoma que incluye tres órganos subordinados los cuales suman bajo su mando hasta 10 organismos, juntas y oficinas subalternas, sin contar las 24 juntas electorales regionales.

No es poco lo que se juega el país con la venidera designación. Al CNE le corresponde constitucionalmente ejercer la suprema dirección, conducción, supervisión, vigilancia y control de todos los procesos electorales y referendos.

El siguiente es un abecé de esa estructura interna:

  1. El directorio

Los cinco rectores principales, llamados en la ley rectores electorales, conforman el directorio. Allí las decisiones se toman con el voto afirmativo de por lo menos tres de ellos.

Ninguno de los cinco debería estar vinculado a partidos políticos.

Tres de ellos provienen de postulaciones de la sociedad civil.

Uno, de postulaciones provenientes de las facultades de ciencias jurídicas y políticas de las universidades nacionales.

Uno, del Poder Ciudadano.

Al día siguiente de su designación, los cinco venezolanos que resulten designados rectores electorales deberán realizar la sesión de instalación, en la cual de su seno elegirán al presidente, al vicepresidente y al secretario del CNE.

El presidente y vicepresidente podrán durar tres años y seis meses en el ejercicio de esas funciones, según el artículo 37 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPE). Esto significa que les corresponderá directamente encabezar las próximas elecciones de gobernadores, consejos legislativos, alcaldes, concejos municipales e, incluso, la proyección temporal indica que permanecerían en estas funciones para mayo de 2024, cuando se completarán seis años exactos de la más reciente y cuestionada elección presidencial.

Son atribuciones del presidente del CNE las de ejercer la representación oficial del Poder Electoral y su órgano rector, presidir las sesiones y dirigir los debates, convocar a las sesiones ordinarias y extraordinarias, girar instrucciones de obligatorio cumplimiento a los órganos subordinados y los organismos electorales subalternos, las oficinas regionales electorales y a cualquier persona en el ejercicio de sus funciones electorales, y designar y remover al personal de libre nombramiento y remoción.

El vicepresidente del CNE, comparativamente con menos atribuciones, suple las faltas temporales o accidentales del presidente, forma parte de los órganos subordinados del CNE en la forma que establece la ley y actúa por delegación del presidente en las materias asignadas o atribuidas a éste.

El secretario general del CNE es un venezolano distinto a los rectores designados, que debe ser abogado mayor de 30 años y con experiencia profesional mínima de cinco. Tampoco puede estar vinculado a partidos políticos. No tiene derecho a voto en el directorio. El secretario general puede ser designado y removido con el voto favorable de por lo menos cuatro de los rectores principales.

  1. Los órganos subordinados

Debajo del directorio, el organigrama se divide en tres ramas: ¿qué son los órganos electorales subordinados? Son tres instancias del CNE que tienen carácter permanente, competencia nacional y despacho desde Caracas. Cada uno está conformado por tres miembros, y sus decisiones son tomadas con el voto afirmativo de por lo menos dos de ellos.

El primer órgano subordinado es la Junta Nacional Electoral: tiene a su cargo la dirección, supervisión y control de todos los actos relativos al desarrollo de los procesos electorales y referendos.

Entre sus funciones están las de planificar y ejecutar todos los actos relativos a las elecciones, elaborar las listas de elegibles a cumplir con el servicio electoral, proponer las circunscripciones electorales, fijar la fecha de la instalación de las juntas y las mesas electorales, y totalizar, adjudicar y proclamar candidatos que resultaren elegidos.

Otra función clave de la Junta es la de establecer el número y ubicación de los centros de votación y de las mesas electorales. Ha generado controversia en el pasado, porque estas decisiones se han tomado sin la suficiente transparencia, bajo criterios poco o nada conocidos por los electores y los actores políticos.

Debe presidir la Junta Nacional Electoral uno de los tres rectores principales postulado por la sociedad civil, junto a otro rector principal y a uno de los rectores suplentes de un rector principal distinto a los que conforman esta Junta.

La Junta Nacional Electoral tiene, a su vez, hasta cuatro Organismos Electorales Subalternos: la Junta Regional Electoral; la Junta Municipal Electoral; la Junta Metropolitana y la Junta Parroquial Electoral, cuando se crearen, y las Mesas Electorales.

El segundo órgano subordinado es la Comisión de Registro Civil y Electoral: está a cargo de la centralización de la información del registro del estado civil de las personas naturales, e igualmente asume la formación, organización, supervisión y actualización del registro civil y electoral.

Entre sus funciones están las de planificar, coordinar, supervisar y controlar el registro civil y electoral y conservar libros, actas y demás documentos correspondientes; proponer las normas y procedimientos para el levantamiento e inscripción del registro del estado civil de las personas; girar instrucciones a los alcaldes y otros funcionarios para la inscripción y levantamiento de las actas de registro del estado civil de las personas, y proponer las personas a ser designadas agentes auxiliares para ese levantamiento e inscripción.

Otra función clave de esta Comisión es la de depurar en forma continua y efectiva el Registro Electoral y publicarlo en los términos establecidos en la ley. Punto de polémica, porque uno de los reclamos hechos a su labor ha sido la falta de una auditoría independiente y profunda al RE.

Debe presidir la Comisión de Registro Civil y Electoral uno de los tres rectores principales postulado por la sociedad civil, distinto al anterior, junto a otro rector principal y a uno de los rectores suplentes de un rector principal distinto a los que conforman esta Comisión.

La Comisión de Registro Civil y Electoral está conformada, a su vez, por la Oficina Nacional de Registro Civil del Poder Electoral, la Oficina Nacional de Registro Electoral y la Oficina Nacional de Supervisión de Registro Civil e Identificación.

El tercer órgano subordinado es la Comisión de Participación Política y Financiamiento: a su cargo está promover la participación ciudadana en los asuntos públicos; la formación, organización y actualización del registro de inscripciones de partidos políticos, velando por el cumplimiento de los principios de democratización. Controla, regula e investiga los fondos de los partidos políticos, y el financiamiento de las campañas electorales de los mismos, de los grupos de electores, de las asociaciones de los ciudadanos, y de los ciudadanos que se postulen a cargos de elección popular por iniciativa propia.

Entre sus funciones también están las de crear los mecanismos que propicien la participación de los ciudadanos en los procesos electorales, ordenar el retiro de toda publicidad con fines directa o indirectamente electorales que se considere violatoria de la ley y tramitar las credenciales de los observadores nacionales o internacionales, así como las credenciales de los testigos de las organizaciones cuyo registro le compete.

Otra función clave de esta Comisión es la de investigar el origen y destino de los recursos económicos utilizados en las campañas electorales de los partidos políticos, así como la de solicitar el inicio de averiguaciones administrativas por presuntas irregularidades que se cometan en los procesos electorales. En el pasado ha sido cuestionada la inacción del CNE frente al uso de recursos públicos con fines electorales por parte de la coalición oficialista, así como el ventajismo de Estado en el acceso a la promoción de candidaturas.

Debe presidir la Comisión de Participación Política y Financiamiento uno de los tres rectores principales postulado por la sociedad civil, distinto a los dos anteriores, junto a otro rector principal y a uno de los rectores suplentes de un rector principal distinto a los que conforman esta Comisión.

La Comisión de Participación Política y Financiamiento está conformada, a su vez, por la Oficina Nacional de Participación Política y la Oficina Nacional de Financiamiento.

Este repaso a cómo funciona el CNE lo terminan de completar las Oficinas Regionales Electorales: esta es la unidad de la administración electoral en cada entidad federal de Venezuela, adscrita al CNE. Tiene a su cargo la supervisión y coordinación de las actividades regionales de la Junta Nacional Electoral, de la Comisión de Registro Civil y Electoral y de la Comisión de Participación Política y Financiamiento.

Cada Oficina Regional Electoral tiene competencia regional, carácter permanente y su sede se encuentra en la capital del estado respectivo.

El director de cada Oficina Regional Electoral debe ser venezolano mayor de 21 años, con título universitario o de técnico superior universitario y no estar vinculado a partidos políticos.

  1. Aritméticas y consensos

Mucho se comenta en la opinión pública sobre la relevancia de la selección de los cinco rectores principales pero, como ha quedado claro en la descripción de la estructura del CNE, tres de los 10 rectores suplentes, al incorporarse cada uno al equipo de tres dentro de cada órgano subordinado, también adquieren voz y voto, responsabilidades técnicas y políticas en sus respectivos órganos subordinados. Podemos hablar, entonces, de ocho rectores en acción, sin desmeritar la importancia de los otros siete que quedan prevenidos en banca. En agosto de 2020, sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia desconoció su propia designación anterior y designó, luego de la renuncia del vicepresidente, a un nuevo rector distinto a los que habían sido designados como suplentes.

Desde que el TSJ empezó a designar rectores, en el año 2003, nunca hasta ahora el directorio del CNE ha mostrado una mayoría efectivamente independiente, hecho que han reclamado sectores de oposición. Durante este tiempo, sin embargo, la misma oposición también consiguió victorias electorales nacionales en 2007 y 2015, así como en varias elecciones regionales y locales.

La Constitución y la Ley Orgánica del Poder Electoral norman la obligatoriedad de un CNE independiente y autónomo, con rectores no vinculados a organizaciones con fines políticos. Un mandato que ha sido violado en directorios anteriores. En este contexto de polarización, en los corrillos políticos hablan de posibles fórmulas 3-2, 3-1-1 ó 4-1. En estas cuotas extraoficiales, llama la atención que no suelen incorporar las figuras de los tres rectores suplentes incorporados que también serán decisores dentro de los órganos subordinados, ni mucho menos del conjunto de los 15 rectores. Allí también se debe medir el equilibrio.

Tan importante como la aritmética del equilibrio de poderes es el acuerdo político entre los actores que exista y que se sostenga detrás de las decisiones que eventualmente tomará la plenaria de la Asamblea Nacional. Mientras más inclusivos sean la consulta y el diálogo, más saludable resultará para la democracia venezolana el próximo CNE. El escenario mejor es, en todo caso, el que produzca el consenso y la participación más amplios; el que termine siendo apoyado por más sectores de la vida nacional, incluidas voces disidentes.

El mes de marzo nos dejó esta idea de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet:

Bachelet

«El nombramiento del próximo Consejo Electoral Nacional es una prueba para la credibilidad de las próximas elecciones».

Debe ser nombrado un árbitro que asome la posibilidad de unas elecciones que le den bases a la resolución de la crisis política; origen, como se ha señalado insistentemente, de la crisis general que sufre el país en todos sus ámbitos.|

Boletín 60

Segunda quincena, marzo de 2021

https://oevenezolano.org/2021/03/boletin-60-abece-de-la-estructura-interna-del-cne-por-que-son-clave-los-15-rectores/?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=60

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Humberto García Larralde

Este término, tan presente en estos días en que se rememora la pasión de Cristo, tiene gran pertinencia a la hora de abordar la situación venezolana. La acusación de traidor debe ser una de las más graves, si no la más grave, que se le puede imputar a un militar. Aquellos que, presuntamente, son entrenados para defender a la patria con su vida estarían incurriendo en el peor de los delitos al traicionarla.

Pero ¿qué cosa es la “patria”? ¿Es la bandera, el escudo, la cinta tricolor y los ritos simbólicos evocados en los ceremoniales y en la liturgia conmemorativa de fechas “patrias”? ¿Acaso la “patria” la encarna el presidente de la República o el Congreso Nacional? ¿O –en deliberado contraste-- la “patria” somos los que, compartiendo un sentido de pertenencia a un territorio –Venezuela--, creemos estar identificados con valores particulares a nuestra manera de convivir en sociedad y de vernos ante el mundo?

La primera acepción del DRAE de “patria”, es:

“Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.” Tal definición se asocia a la época moderna, cuando surgen y se consolidan los estados-nación, como los conocemos hoy. La vinculación del concepto de “patria” con el de “nación”, lleva, por tanto, a referirla al conjunto de personas que, por razones históricas y culturales, comparten un territorio acotado en términos jurídicos. ¡La patria venezolana no puede entenderse sin nosotros, los venezolanos!

Este torneo de redundancias tiene como único propósito resaltar la descomunal aberración de aquellos militares que, llenándose la boca con proclamas en defensa de la patria, sostienen al régimen de Maduro. Haber asesinado --junto a colectivos fascistas-- a centenares de manifestantes desarmados que protestaban contra su mandato; proteger a un régimen que acabó, deliberadamente, con los medios de vida de la población y con los recursos para mantener servicios públicos vitales, condenando a los venezolanos a niveles de hambre y miseria insospechados hace escasos lustros; y negar la entrada de ayuda humanitaria --y, ahora, de vacunas contra el COVID-19-- porque fueron gestionados por el liderazgo opositor, no denota, precisamente, un comportamiento en defensa de la patria.

Esta aberración, como sabemos, se explica por la corrupción deliberada de la cúpula militar, de manera de hacerla cómplice y, por ende, defensora, del régimen de expoliación en que terminó el “socialismo del siglo XXI”. Nunca está de más reiterar que el desmantelamiento del ordenamiento constitucional y el acorralamiento de las fuerzas del mercado, amparado en la falta de transparencia y la no rendición de cuentas de la gestión pública, y con la impunidad otorgada por un aparato judicial –también cómplice—en manos chavistas, crearon un escenario inusitado para la prosecución desenfrenada del lucro.

Según Impacto CNA (Citizen News Agency), los militares controlarían, para 2018, no menos del 70% de la economía venezolana[1]. Están al frente de astilleros, instituciones financieras y de seguros, empresas agrícolas, de construcción, bebidas, ensamblaje de vehículos, transporte, alimentos, armamento, televisoras, de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petroleras y de Gas, C.A. (Camimpeg, constituida para intermediar en los negocios relacionados con la riqueza petrolera y minera del país --oro, diamantes, coltán y vanadio), de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y de las empresas básicas de esa región, de los puertos y aeropuertos, de las empresas públicas, Minerven, Corpoelec, Pequiven, Edelca y Enelven. Hasta hace poco, Maduro mantuvo en la presidencia de PdVSA y, paralelamente, como Ministro de Petróleo y Minería, a un general sin experiencia previa en el campo[2]. La participación de los militares venezolanos en actividades económicas, como directores de empresas públicas o contratistas del Estado, como jefes de despacho de ministerios económicos, como ejecutores de medidas de política o, indirectamente, como custodios de que sean cumplidas, ha sido instrumental para afianzar su lealtad. Adicionalmente, su función de resguardo de fronteras, puertos, aeropuertos y carreteras los posiciona favorablemente para extorsionar a comerciantes, transportistas y ciudadanos en general, que usan estos servicios. Lugar destacado en estas prácticas tiene la Guardia Nacional. Más recientemente se ha denunciado su incautación de bienes y de alimentos de hogares particulares, al hacer sus razias en barriadas populares junto a las brigadas de exterminio (FAES). Si el sueldo más alto de la FF.AA., el de General en Jefe, era de apenas USD 17 (al mes) para finales de 2020[3], puede esperarse cualquier cosa. ¡Y ese es el régimen que defienden!

Pero esta aberración tiene un ingrediente que la hace aún más perversa. La insólita labor de destruir patria, que es, en fin, su resultado, se excusa con un artificio ideológico inventado por Chávez, quien calificó a estos militares como herederos del Ejército Libertador de Simón Bolívar. Y como tal, son ellos, y solamente ellos, los custodios de la patria. Mejor dicho, son sus dueños. Se la debemos. Por antonomasia, lo que hacen, así sean crímenes registrados en los informes de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, de la Misión Independiente de determinación de los hechos designada por el Consejo de Derechos Humanos –ambos de las Naciones Unidas--, del Consejo Interamericano de Derechos Humanos o de numerosas ONGs, ¡es labor de Patria (ahora con mayúscula)! Subordinarse a Cuba y apoyar la contracción de la economía a la cuarte parte de la de 2013, ¡también! Y, cobijados en su burbuja ideológica, para los militares tales crímenes contra la patria no existen, ¡porque son ellos la patria! Invierten la argumentación conceptual del comienzo. Si la patria se asocia con el pueblo, sólo son “Pueblo” quienes dan su anuencia a esta particular noción de patria, propiedad de militares. Así, el ochenta y tanto por ciento de los venezolanos que repudiamos a Maduro no somos “Pueblo”. En su recetario maniqueo se nos reserva la condición de “enemigos”.

Uno de los elementos más indignantes de esta postura fascistoide es su pretensión de ejercer la supremacía moral. Así, Delcy Rodríguez, vice-presidente de Maduro, rechaza airadamente unos 12 millones de vacunas contra el Covid, gestionadas por Guaidó con el programa de COVAX de la OMS, ¡porque no va a aceptar “limosnas”! Las muertes que se hubieran podido evitar no existen en su cálculo; ya Maduro anunció remedios milagrosos y una remesa eventual de vacunas rusas. ¿Cuándo llegan? ¿Cómo serán financiadas? “Detalles” irrelevantes porque, al igual que con el registro de contagios y muertes por Covid, no habrá forma de verificar esta afirmación. Total, ya la élite chavista fue vacunada.

Y ahora, para encubrir la participación de componentes de la FF.AA. en un enfrentamiento entre bandas de la guerrilla colombiana en Apure, presuntamente por el control del tráfico de drogas, se reproduce una de las peores actuaciones del ejército en el pasado –la masacre de El Amparo en 1988—, montando unos “falsos positivos” con campesinos de El Ripial, también del estado Apure. La intensidad de la acometida militar ha obligado a casi 4.000 civiles a cruzar la frontera a Colombia en busca de refugio. Denuncian, además, el robo de sus pertenencias por parte de militares venezolanos que allanan sus viviendas.

A raíz del incidente de El Amparo y a pesar del lamentable escarceo entre tribunales militares que evitó condenar a los asesinos, el Estado venezolano, a instancias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, reconoció su responsabilidad ante la masacre. ¿Cuál ha sido ahora la actitud de Padrino López?

¿Quiénes son responsables de nuestra tragedia? ¿Quiénes traicionan a la patria? ¿Con quiénes cuenta?

[1] http://impactocna.com/el-ejercito-de-ocupacion-que-opera-en-venezuela/

[2] Manuel Quevedo de la Guardia Nacional, quien estuvo al frente del Comando Regional número 5 en 2014 que desató una represión contra opositores que manifestaron en contra del presidente Maduro en Caracas. El Observatorio Venezolano de Conflictividad social reportó que durante ese año fueron asesinadas 43 personas en manifestaciones de calle contra el presidente Nicolás Maduro. Se contabilizaron 973 heridos y 3 mil 306 detenidos. Fue destituido como presidente de PdVSA y ministro de Petróleo y Minería el 26 de abril de 2020.

[3] nfobae.com/america/venezuela/2020/11/09/el-regimen-de-nicolas-maduro-le-aumento-el-salario-a-los-militares-ahora-un-general-en-jefe-de-venezuela-ganara-unos-17-dolares-al-mes/

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

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