Aprendizajes en tiempos de desastres naturales

Estamos viviendo tiempos azarosos en los que vemos a personas, conocidas o no, perdiendo sus pertenencias, algunos quedando en la calle, bruscamente, otros de ellos vivieron momentos de mucha tensión tratando de escapar de las fuerzas incontrolables del agua desbocada que irrumpió, con la mala compañías de piedras, árboles y lodo, con una capacidad demoledora de bienes y vidas.

Quienes estuvieron cerca sufrieron una situación de muy alto estrés, tratando de salvar sus vidas escapando a lugares más seguros, generándose una profunda herida en el alma, desgarradora, duradera, que puede ser el punto de partida de algunas patologías psiquiátricas, en particular un cuadro persistente de ansiedad conocido de “Trastorno de Estrés Postraumático”, que puede acompañarnos toda la vida, disminuyendo nuestra capacidad para ser felices, nuestra potencialidad para producir riqueza, para relacionarnos, para vivir la vida.

También pueden aparecer cuadros depresivos, con desánimo, tristeza apatía, desinterés por las actividades cotidianas, y alteración del sueño, como en los trastornos de ansiedad.

Por la experiencia que tenemos de las conocidas como “Tragedia de El Limón”, la “Tragedia de Vargas” y de la experiencia internacional, para lo que se vivió recientemente en Las Tejerías y El Castaño, hacemos las siguientes recomendaciones:

  • El foco de atención son los ciudadanos afectados, los que tuvieron pérdidas, sean materiales, de familiares y/o vivieron el evento, y mucho más los que enfrentaron una situación de peligro vital, real o en fantasía. 
  • Por ser una herida profunda, rogamos, imploramos, solicitamos, pedimos, exigimos, demandamos, la contratación de un equipo de profesionales de la conducta, nos referimos a psiquiatras, psicólogos, seguramente trabajadores sociales y orientadores, que acompañen por un período no menor a 1 año, a las personas que queden con manifestaciones de ansiedad, depresivas, o de otro tipo. Esto no es solo un asunto de un operativo y ya está.
  • Esta solicitud-exigencia está dirigida a la Presidenta de CorpoSalud-Aragua y a la Gobernadora del Estado Aragua. Recordamos como el Dr. Humberto Trejo (QEPD), quien organizó un equipo especializado

 

de atención a los afectados por la “Tragedia de Vargas”, que fueron trasladados a los cuarteles, el Hotel Maracay y el IRDA, en nuestra    ciudad capital. Hoy, lamentablemente los servicios de salud fueron centralizados, violando la Constitución, pero no por ello los funcionarios estadales están exonerados de la responsabilidad de proveer atención para rehabilitar la salud mental, tanto de los afectados en El Castaño, como los que se encuentran en Tejerías.

  • Lo importante no son los cargos, las estrellas, los uniformes, las cámaras, las fotos, sino el acompañamiento a los afectados. Por ello, agradecemos a los miembros de la Protección Civil, los Bomberos, los voluntarios de la Cruz Roja, por la participación cercana a los afectados, por esa compañía, por ver a los ojos, por aproximarse al alma de los afectados.
  • No se recomienda aparecer rodeados de prensa y cámaras, tratando de sacar provecho mediático de una tragedia de esta magnitud. La gente se da cuenta de la intención de quienes persiguen el protagonismo. De nuevo, mucho bien haría el ver a los ojos a los afectados.
  • El conocimiento es una herramienta necesaria, indispensable, y quienes tienen la formación necesaria, son quienes deben decidir que se hace y que no. Las estrellas, los uniformes, los cargos y las influencias deben acompañarlos, apoyarlos.
  • La coordinación es necesaria. El que cada uno de una orden diferente a las otras, produce ineficiencia, desatención, mucho gasto de energía y parálisis.
  • Deben cumplirse las recomendaciones que emiten los organismos especializados en tragedias, impidiendo la reocupación de los 25 metros a cada lado de las márgenes de ríos y quebradas, tal como lo establecen las normas
  • Debe elaborarse un manual de normas y procedimientos para actuar en deslaves, epidemias, y catástrofes, que debe ser difundido y aplicado estrictamente, sobre todo por las autoridades superiores.
  • Debe capacitarse continuamente a los rescatistas, y a los ciudadanos que están en situación de riesgo, para que cada uno sepa que hacer en los momentos en que ocurran los imprevistos de la naturaleza.
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