La nota de prensa semanal
Para el 1 de septiembre de este año las fuerzas democráticas venezolanas han convocado a lo que han denominado la Toma de Caracas, calificativo que demuestra el grado de penetración belicista que ha sufrido nuestro lenguaje, y que en realidad en su intención merece algo más acorde con el propósito y las posibilidades reales; algo así como ¡Nos vemos en Caracas! o ¡En Caracas es la cosa!, parafraseando parcialmente un anuncio propagandístico que algunos recordamos.
Y he aquí el centro de la cuestión; vamos a Caracas sin ningún otro propósito que el de ratificar, abierta y sin dejar ninguna duda, que queremos el cambio constitucional del gobierno actual y que en ese camino, habiendo cumplido ampliamente requisitos y sorteado con esfuerzo dificultades “sobrevenidamente planificadas”, tenemos el derecho legal a solicitar se nos señale, claramente y sin subterfugios lingüísticos, la fecha en la que se nos llamará a ejercer el derecho a solicitar formalmente el Referendo Revocatorio Presidencial, recogiendo al menos el 20 % de las firmas de los incluidos en el registro electoral vigente, así como el cronograma completo de dicho proceso revocatorio, de manera de que explícitamente quede establecido en el mismo, el día en el que seremos convocados a decidir, mediante sufragio directo y secreto, la separación del actual presidente de su cargo y la convocatoria, en 30 días, a la elección constitucional de su sucesor.
Son tantas y tan obvias las razones para revocar al presidente y por ende a su entorno, que una inmensa mayoría de los venezolanos de distintas creencias políticas, según todos los estudios de opinión, considera que él y su incapacidad para fijar políticas coherentes, han conducido al país a su peor momento social, económico y político, siendo la única causa para ello la imposición de criterios basados en “como a nosotros nos parece” sobre recomendaciones técnicas provenientes de todos los sectores, inclusive de algunos que alguna vez los acompañaron.
La escasez de alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad, la inflación acelerada generada por la misma escasez y la emisión de moneda sin respaldo, la violencia que campea sin restricciones y de la que no se salva nadie, y la falta de oportunidades de trabajo productivo formal son las características más resaltantes de un sistema que se derrumba día a día, con el lastre que le aporta la corrupción y la impunidad.
Cómo llegar a Caracas depende de las posibilidades de cada quién; unos lo harán por medios propios y otros recurrirán al transporte ofrecido por terceros, debiendo estar preparados para todo tipo de interferencias y ante ellas, tener respuestas inteligentes y pacíficas. Pensar en requisas, trancas, desvíos o vehículos “accidentados” promovidos por los oficialistas es fundado, pero aceptar que los paisajes hasta Caracas desde los diferentes rincones del país, merecen ser observados con detalle y alegría es un aliciente no descartable y si nos vemos obligados a parar nuestra marcha, desde ese sitio aprovecharemos la oportunidad de apreciar nuestra diversidad natural, siendo recomendable tener para acompañar estos momentos, agua u otras cosas que podamos conseguir o pagar con nuestros “verdaderamente escuálidos” sueldos o pensiones.
Por lo dicho y por lo que adicionalmente pudiésemos añadir cada uno de nosotros, el llamado a encontrarnos en Caracas no tiene equívocos, ni es parte de una agenda oculta. Queremos utilizar la opción constitucional de revocar a un mal presidente, queremos hacerlo lo más pronto posible y para ello nos asiste la ley suprema de la república.
Aragua en Red se mantiene en la Ruta Democrática 2016, demandando el Revocatorio Presidencial y las elecciones de gobernadores y legisladores estadales que estipula la constitución nacional. Por ello vamos, e invitamos a ir a Caracas el 1 de septiembre como expresión pacífica de nuestro sentir ciudadano.