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El éxodo contribuye al desprestigio y aislamiento del régimen venezolano.

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El venezolano es el éxodo más importante en la historia reciente de la región, por el número de desplazados y el número de países involucrados. El éxodo es forzado por el colapso económico creado por la revolución bolivariana y la crisis humanitaria que éste generó. Ello ha desprestigiado al “socialismo a la venezolana” como marca, incluso dentro de la izquierda latinoamericana, contribuyendo al aislamiento del régimen. Con el Covid 19 algunos de los desplazados han tratado de regresar pero el gobierno venezolano los ha rechazado, tildándolos de traidores y vende patrias, pues pusieron en evidencia ante la comunidad internacional la tragedia humanitaria que atraviesa el país.

El 26 de junio pasado se celebró el Día Internacional del Refugiado. El número de refugiados a nivel global se ha incrementado en 9 millones de personas en el último año, evidenciando que el problema se ha agravado. Los refugiados venezolanos constituyen el segundo grupo en importancia después de los desplazados de Siria, un país en guerra. En el caso de los venezolanos la crisis de los refugiados fue generada por el descalabro económico y social ocasionado por la revolución bolivariana. Ello ha sido reconocido por las organizaciones internacionales, tanto centros de investigación como las ligadas al tema de las migraciones.

La Brookings Institution, un centro de investigación ubicado en Washington, señala que la crisis de los refugiados venezolanos ha sido creada por el colapso económico generado por el régimen de Hugo Chávez y su heredero. Provea y entes como la Organización de las Naciones Unidas para las Migraciones (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), confirman que las motivaciones de los refugiados para huir del país están relacionados con factores económicos como la hiperinflación y laborales como la carencia de empleos. En segundo lugar aparecen las carencias de alimentos y medicamentos. En tercer lugar los temas de inseguridad y violencia.

Los primeros forzados a abandonar el país fueron los de la clase media profesional, como los ingenieros de PDVSA, después de ser despedidos por el prócer de Sabaneta. Luego siguieron los empresarios que vieron sus empresas confiscadas. Sin embargo, los ingresos extraordinarios del petróleo permitieron correr la arruga, a pesar de los despropósitos cometidos. El problema se agravó después del 2014 con la caída de los precios del petróleo y el desbordamiento de la inflación. La capacidad de compra de las clases medias y de los sectores populares se desplomó generando una crisis humanitaria que obligó a una proporción cada vez más importante de la población a irse del país.

En el 2016 las estadísticas de los organismos que hacen seguimiento a las migraciones indican que 40.000 venezolanos residían en Colombia. La situación se agravó en el 2017 con el repunte de la inflación. En el 2018 la cifra superó el millón de desplazados y la más reciente llegó a 1.800.000 venezolanos residiendo en el país vecino. A partir del 2018 la dolarización comenzó a tomar forma como una manera de escapar de los estragos de la hiperinflación. Los migrantes en el exterior comenzaron a enviar remesas a sus familias lo que aliviaba la situación de estos, ello impulsó a los familiares de los grupos de bajos ingresos a incentivar la emigración de los más jóvenes a fin de que remitieran divisas a los que se quedaba en el país. Ello ha llevado la cifra total de refugiados a más de 5 millones y se espera que supere los 6 millones a finales de año-

La pandemia y el confinamiento cambiaron la situación. Un funcionario de ACNUR, entrevistado recientemente en el canal alemán DW, señalaba que la inserción de los emigrantes en las economías vecinas era precaria, pues se trataba fundamentalmente de empleos en la economía informal, incluso de los trabajadores de mayor calificación. Cuando llegó el Coronavirus, que obligó al confinamiento, esta situación eclosionó y muchos se quedaron sin trabajo, lo que obligó a algunos a plantearse el retomo a Venezuela. Sin embargo, según el funcionario de la ACNUR, esta opción fue elegida por una ínfima minoría ya que la gran mayoría estaba consciente de que no tenía nada que buscar en Venezuela, como lo manifestó indignada una joven madre en una entrevista del mismo canal. Se estima que de 1.800.000 venezolanos que residen en Colombia solo 70. 000 se están planteando regresar, lo que representa menos del 5% de os emigrantes. Sin embargo, a pesar del pequeño número, el régimen venezolano los ha rechazado, calificándolos de apátridas y traidores, pues pusieron en evidencia ante la comunidad internacional el colapso económico y la crisis humanitaria creada por la revolución bolivariana.

Si bien una proporción de los emigrantes son profesionales que han significado una contribución a los países que los reciben, muchos constituyen un problema en especial después de la crisis del Covid 19. Ello ha obligado a los países a una colecta de fondos para ayudar a las naciones receptoras de la emigración venezolana. La Unión Europea y España convocaron a una reunión con el propósito de recabar fondos que permitió comprometer casi 2800 millones de dólares en donaciones.

La crisis de los refugiados venezolanos ha puesto en evidencia ante la comunidad internacional el colapso económico y la crisis humanitaria generada por el régimen bolivariano. El socialismo venezolano como marca ha sido desprestigiado, lo que ha contribuido al aislamiento del régimen de Maduro. Los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana como el presidente Alberto Fernández de Argentina han marcado distancia con las políticas implementadas por los socialistas venezolanos y niega que el derrotero de su gobierno siga la ruta trazada por estos. En las recientes reuniones de la izquierda latinoamericana, donde Fernández aparece con un liderazgo relevante, los representantes del socialismo a la venezolana brillan por su ausencia.

Profesor UCV