La agricultura urbana es una rama de las ciencias agronómicas muy importante; sin embargo, hay mucho hablador de tonterías que se ha involucrado en ella teniendo no pocas veces más entusiasmo, u otros intereses particulares, que conocimientos. La agricultura urbana y periurbana es mucho, pero mucho más, que afirmar en forma simplista: "Solo es necesario un porrón y si no, un tobo" para sembrar una planta; según afirma la nueva y flamante Ministra de Agricultura Urbana, quien viene de ser la “Secretaria de Agricultura Urbana del estado Aragua”.
En mi caso, mis primeras lecciones de agricultura urbana las aprendí de mis padres. En el techo de platabanda de nuestra casa, en la Isla de Margarita, se producía tomate, pimentón, ají dulce, etc, sembrados en forma escalonada. En el "fondo de la casa", se llegó a producir también berenjenas, parchita, lechosa limón y naranja. Así que para mi no es algo nuevo. También es un tema que me ha interesado y he leído y revisado trabajos y proyectos aplicados en otros países. He tenido la oportunidad conocer algún proyecto de huertos familiares, escolares o comunales, en el estado Aragua; incluso de intervenir, en poca medida, en algunos. Se han obtenido resultados que se puedan calificar de positivos, pero en forma muy limitada, y con una orientación que a veces deja mucho que desear, con deficiencia en el conocimiento científico involucrado y las prácticas y técnicas necesarias o a disposición. También se han creado, innecesariamente, falsas expectativas.
Instituciones como la FAO y diversas universidades de distintos países, han desarrollados proyectos en este campo. Incluso hay planes y proyectos de edificios orientados hacia la agricultura urbana, pero de difícil aplicación aquí, en Venezuela.
En alguna ocasión, en un huerto escolar, que contaba con el apoyo y asesoramiento del Departamento de Extensión de la Facultad de Agronomía, U.C.V., recuerdo que les indicábamos, a niños entre unos 10 y 14 años, que trabajaban en el mencionado huerto, las ventajas de la agricultura urbana, que las tiene. Pero también les explicábamos acerca de las limitaciones que hay. Por ejemplo, con los proyectos familiares se puede tener una fuente relevante de alimentos; pero eso no evitará que tengamos que ir al mercado a comprar verduras, hortalizas, frutas, etc. Tampoco la agricultura urbana nos resolverá el déficit de producción de cereales, como maíz y arroz, por ejemplo.
No estoy convencido de que era necesario un ministerio para darle a la agricultura urbana y periurbana la importancia que merece, desarrollar investigación pertinente y una producción cuantitativamente relevante; al menos, en una fase inicial, cuyos resultados nos permitirían después re-orientar la política agrícola en esta área de la agricultura.
Profesión: Ciudadano
19 de enero de 2016