Al concluir el primer trimestre del año el régimen puede celebrar por cumplir su principal y vital objetivo: ganar tiempo y mantenerse en el poder.
Para eso tuvo que sacar a relucir todas sus armas y aliados del poder público nacional, sin preocuparse ni siquiera por guardar las formas éticas y morales que deberían prevalecer en la administración del Estado.
El TSJ y especialmente sus salas constitucional y electoral han demostrado su firme adhesión al gobierno bloqueando, obstruyendo y desconociendo cualquier iniciativa legal y parlamentaria que pueda surgir de la AN, utilizando para ello sentencias y argumentaciones leguleyas carentes de algún tipo de sustento jurídico y hasta violatorias de sus propias sentencias previas y de normas establecidas en la misma constitución bolivariana o, en el mejor de los casos, engavetando solicitudes de amparo o de medidas cautelares solicitadas por la oposición o por los mismos ciudadanos afectados por algún tipo de decisión gubernamental.
La única disposición válida es “dentro del gobierno todo, fuera del gobierno nada".
El mandatario y sus funcionarios principales, encadenados casi permanentemente a la radio y televisión, dan declaraciones de proyectos y de un país que solo existe en su imaginación, en el cual habrán grandes producciones y hasta capacidad de exportación en los más variados rubros incluyendo vehículos automotores, todo esto dentro de un escenario y ambiente festivo con gente, militares y funcionarios públicos sonriendo con alegría su apoyo incondicional al régimen.
Al contemplarlos se entra en duda si las colas por comida y medicinas, el sueldo miserable y el miedo por la inseguridad en las calles son percepciones particulares de la mayoría de los venezolanos que rechazan en casi un 80% al régimen, según las encuestas, pero que no reacciona al mismo de manera coordinada y unida por la falta de un liderazgo superior que canalice de manera oportuna y contundente esta voluntad de cambio.
Para la oposición finaliza el trimestre sin mostrar hechos tangibles que permitan pensar, concienzudamente, que el cambio del régimen se pueda materializar este mismo año. La consecuencia de esto se traduce en una baja importante de las expectativas de la población en los cambios que se pudieran realizar con la mayoría calificada dentro de la AN y mientras más tiempo pase, ganancia para el gobierno.
Objetivamente, la AN, hasta ahora, ha hecho lo que debía de hacer aunque esto le haya costado la disminución de los niveles de expectativas que se mencionaron anteriormente, pero son logros intangibles y como tal pasan desapercibidos fuera de la sociedad política.
Por ejemplo, la AN ha rescatado su función de debatir abiertamente los problemas y leyes que se suponen son la vía para rescatar al país y comenzar su cambio definitivo, actividad que casi se había perdido en los últimos 14 años. También, y poco a poco, se comienzan a documentar oficialmente los casos de corrupción de los que hasta ahora solo se tenían sospechas o rumores de su existencia y esto a mediano plazo tendrá sus consecuencias para el régimen.
Si algo se pudiera mencionar como negativo para la AN (¿o de la MUD nacional?) es el proceso para definir y anunciar el método constitucional, democrático, pacífico y electoral que anunció durante la instalación de la AN el presidente de la misma y para el cual fijó un tiempo de seis meses; dada la crítica situación del país y el empeoramiento de la actuación gubernamental decidió adelantarlo para este trimestre que finaliza y que ahora no es un método sino una metodología, donde se incluyen todas las formas constitucionales de manera simultánea, lo que causó una cierta desazón, tanto en el mundo político como en la sociedad civil organizada, por la forma errática como se anunció y como se implementaron las primeras acciones en apoyo a esta metodología que el secretario de la MUD nacional anunció con el eslogan de "vamos con todo".
El "vamos con todo" para algunos es una demostración evidente de que no hubo un acuerdo dentro de la MUD nacional en torno a una solución única posible, pero para otros resulta una estrategia adecuada para que el régimen se desgaste más en diferentes frentes simultáneamente. Ambas opiniones son razonables y no necesariamente contradictorias, sin embargo, no hay la menor duda de que se deberán afinar las actuaciones para potenciar el efecto deseado con las mismas, especialmente las acciones de calle con la gente y el apoyo internacional que cada vez luce más necesario para concretas alguna de las formas de acción propuestas.
Esperemos que el asueto de la semana mayor inspire a la dirigencia política opositora para reflexionar y ajustar sus actuaciones. Mientras tanto la misma mostró dos Venezuela distintas: una distraída en las playas, sitios turísticos y centros comerciales sin mayores apuros económicos y otra agobiada por tener que hacer colas para procurarse los alimentos y medicinas a un precio solidario para poder comprarlos.
Ambas Venezuela esperan por el mismo cambio, pero por razones distintas.
26 de marzo, 2016