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Brics, no va para el baile

Tiempo de lectura: 4 min.

El presidente Nicolás Maduro tiene la obligación de acercar a Venezuela de la órbita de Estados Unidos o desaparecernos como nación. Los Brics son países que jamás podrán proveer las inversiones que Venezuela necesita. Ya está bien de tanta “rebeldía pueril y sin causa” de ir contra EEUU que solo le hace daño al pueblo de Venezuela.

Sería un crimen empobrecedor que el presidente Maduro siga alejándose de EEUU y Europa.

Los países Brics tendrán cada vez menos impacto mundial ya que no tienen una cultura innovadora ganar-ganar. Son países con altos niveles de corrupción, con disparidades políticas, crecientes desigualdades, desempleo sustancial y niveles significativos de pobreza e ideologías, exposición excesiva a productos básicos, etc. Sus mismos ciudadanos invierten más en Estados Unidos que en sus mismos países.

Los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) ahora representan 3.000 millones de personas y un PIB combinado de $20 billones. El grupo es el tercero después de la Unión Europea y EEUU. Sus miembros son demasiado diferentes y tienen muy pocas sinergias para representar un poder económico y político sólido. El comercio entre ellos ahora es de menos de $320.000 millones al año y está disminuyendo. El comercio de China con el resto del mundo es 12,5 veces mayor. El comercio bilateral entre China y Corea del Sur es casi tan grande como el que existe entre las naciones del Brics. Son demasiado similares y compiten entre sí en algunas áreas clave. Y aparte de Rusia, todos son fuertemente dependientes de Occidente. Todos copian tecnologías, lo que significa que compartir resultados e innovaciones de I+D y el desarrollo de la cooperación científica tiene un potencial limitado. Las fases de desarrollo económico, las ideologías, las definiciones de pobreza y otras diferencias culturales significan que carecen de un entendimiento común sobre las prioridades necesarias para compartir experiencias productivas.

EEUU, al contrario, cada día se repotencia más debido a su énfasis en la innovación. Ahora dejó la globalización y vuelve a la época de políticas industriales y ofrece enormes subsidios en una carrera despiadada para ganar en las industrias del futuro y atraer recursos humanos, que vienen de los Brics. Todos los países que no se sumen a Estados Unidos y Europa en capturar los nuevos créditos fiscales para la fabricación de tecnologías ecológicas se van a quedar sin inversiones. EEUU está atrayendo una avalancha de capital.

La Unión Europea está tratando de responder con su propio paquete de apoyo a la energía ecológica. Japón ha anunciado planes de préstamos por $150.000 millones para financiar inversiones en esa tecnología. Todos ellos están trabajando para volverse menos dependientes de China, que tiene una gran ventaja en áreas que incluyen las baterías y los minerales para fabricarlas. EEUU ha bajado la importación de productos chinos en 20% en los últimos tres años y ha bajado su exportación a ese país en 12%.

Los pequeños países se están quedando atrás ya que no pueden atraer inversiones ni dar créditos y beneficios fiscales a las grandes empresas tecnológicas para que abran sus plantas productoras. Incluso países como Singapur, Inglaterra y Corea del Sur, que son economías ágiles, en ascenso durante décadas de libre comercio, están hoy en desventaja en la nueva era de política industrial agresiva de EEUU y Europa. Las naciones industrializadas como Reino Unido y Singapur carecen de la escala para competir contra los bloques económicos más grandes en la oferta de subsidios. Los mercados emergentes como Indonesia, que esperaba utilizar sus recursos naturales para ascender en la escala económica, también se ven amenazados por el cambio.

Según un artículo del WSJ, el gobierno alemán le ha ofrecido a Intel $11.000 millones en subsidios para construir dos plantas de semiconductores, en lo que el primer ministro Olaf Scholz calificó como la mayor inversión extranjera directa en la historia de Alemania.

Estados Unidos, que ofrece $369.000 millones en incentivos y financiamiento para energía limpia como parte de la Ley de Reducción de la Inflación, está viendo una ganancia inesperada de inversión extranjera. El fabricante de automóviles alemán BMW acaba de inaugurar una nueva planta de baterías en Carolina del Sur. Las firmas surcoreanas Hyundai y LG anunciaron una planta de baterías de $4.300 millones en Georgia. Panaic de Japón está construyendo una planta en Kansas.

La carrera por los subsidios marca un paso más allá de la integración económica que durante décadas derribó barreras al comercio y la inversión entre países. La globalización ya es cosa del pasado. Europa, Estados Unidos y China están en una competencia de subsidios y de atraer inversiones y los perdedores en esa competencia son las economías más pobres, como Venezuela, que se queda en una agenda de políticos mediocres. Venezuela solo tiene posibilidades de desarrollo si se acerca a los socios comerciales ricos y se beneficia de sus políticas industriales, como lo han hecho Canadá y México a través de su acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.

X: @alejandrojsucre

https://www.eluniversal.com/el-universal/162334/brics-no-va-para-el-baile