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Cambio de año tiene que traer cambio de actitudes

Opinión
Artículos de opinión
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Ni la cercanía de la Nochebuena, ni el tiempo transcurrido desde el 6D, pudo atemperar los humores de los que fungen como voceros de lo que ayer fue una propuesta de cambio hoy transformada en una versión muy aumentada del “más de lo mismo”.

Si había alguna duda sobre la necesidad de cambiar la composición de la Asamblea Nacional, las sesiones de nombramiento de los reemplazos de los TSJ jubilados “a juro”, se encargaron de ratificar lo acertada de la decisión electoral de los venezolanos. Mayor cinismo junto será muy difícil de superar.

En este momento, y acompañando las apropiadas actuaciones de la MUDuanto a la vigilancia al aparato oficialista incrustado en el CNE y a sus “juristas” empeñados en demostrar que el mejor sistema electoral el mundo solo lo es si los favorece, el silencio de la presidencia, aunque se agradece, no deja de llamar la atención. Cuanto daríamos por saber el tamaño y demás características de la procesión interna.

Para no quedarse atrás en lo relativo a impertinencia, algunos voceros de partidos de oposición, no contentos con declarase con más diputados que otros, olvidándose de que esos números los obtuvieron por reparto acordado entre unos pocos y no por decisión expresa de los electores, vuelven a plantear una falsa confrontación táctica, falsa insistimos, porque no puede haber contradicción en el uso oportuno, complementario y democráticamente válido de acciones distintas para el logro del objetivo central: cambiar de gobierno.

Por encima de las pequeñeces, el momento es el de la Unidad Nacional, más allá de parcelas e individualidades; es el de llamar al reencuentro de los venezolanos en torno a una propuesta de país distinto, en el que la política se ejerza con vocación de servicio y no como medio de vida, donde las rivalidades sean de las ideas y no de las personas, en el cual las desigualdades se reduzcan al mínimo, garantizando que las oportunidades en educación y salud están realmente al alcance de todos, en el que el trabajo y la inversión productiva sean reconocidos como complementarios y no antagónicos, y sobre todo, en el que aceptemos de una manera definitiva que la libertad (personal, de consciencia, de gustos e inclinaciones) pueda ser ejercida a plenitud y con respeto, reconociéndola como valor fundamental para el desarrollo humano.

Feliz 2016. TODOS lo merecemos.