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Carta abierta a Padrino López

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 3 min.

Aceptó usted el reto que le planteó o le impuso el Presidente y ahora usted asume la responsabilidad sobre el drama que viven los venezolanos: colas, hambre, niños desnutridos, crisis en los hospitales, falta de insumos y medicamentos. No es tarea fácil, pero algo puede hacer si lo maneja bien.

Me permito darle algunas ideas que sus predecesores, muchos de ellos también militares, desestimaron:

1. Comience por hacer alianzas y no amenace más al sector privado. Garantice los derechos de propiedad y genere confianza para que se realicen nuevas inversiones.

2. Constituya un consejo asesor que esté conformado por quienes conocen sobre estos asuntos. Escuche sus planteamientos y trate de entender el asunto, porque es bien complejo. Le sugiero crear un grupo consultivo con los presidentes y técnicos de Cavidea, Fedeagro, Fedenaga, Venmaíz, Fenavi, Fevearroz, Cavilac, Aniquesos, ANSA, Feporcina, Convecar, Asoportuguesa, Venazucar, además de los cañicultores, los productores de café, frutas, raíces y tubérculos y otros directamente involucrados. Escuche y actúe que la cosa es compleja porque falta maquinaria, semilla, agroquímicos, vacunas y materia prima.

3. Consulte a quienes saben sobre la conducta del consumidor y sus características.

4. Al precio internacional de hoy, entre alimentos y medicinas, usted necesitaría tener a su disposición más de 3.500 millones de dólares para reducir la escasez en el segundo semestre. Tendrá que comprar dos millones de toneladas de maíz, alrededor de 500 mil toneladas de arroz y de azúcar, unas 200 mil toneladas de leche en polvo y no menos de 300.000 toneladas de aceite, así como una cantidad no menor a 400.000 toneladas de trigo y bastante carne, torta de soya, papas y pasta de tomate. No olvide que también hay que adquirir otras materias primas complementarias. En medicinas importamos hace dos o tres años más de 1.800 millones de dólares al año, así que agregue a la factura no menos de 900 millones más. En total necesita alrededor de 3.600 millones de dólares.

5. Tome en cuenta que las alacenas están vacías y la gente, al comienzo, deseará comprar más de lo que calculan los nutricionistas. Lo harán porque la desconfianza es muy grande y la gente tratará de comprar todo lo que pueda… por si acaso. No desestime la ayuda internacional. Aquí la Iglesia le podrá dar una mano con alimentos y medicinas para los hogares infantiles, asilos e incluso para los estudiantes de los colegios más pobres. Haga contacto con la FAO y con el Programa Mundial de Alimentos: algo podrá lograr por esa vía, como trigo, maíz, aceite y leche en polvo.

6. No crea que se trata de “poner orden”. Usted puede movilizar a todas las Fuerzas Armadas y seguro que le pondrán “orden” a las colas pero, aunque muy ordenadas, seguirán existiendo. Póngale orden a la corrupción y a las alcabalas, pero reduzca los obstáculos para que la comida pueda fluir con la mayor libertad posible.

7. Recuerde que la capacidad de compra de los venezolanos se ha deteriorado mucho y que una de las claves de la seguridad alimentaria es tener dinero para poder comprar alimentos. Ya vio que el control de precios lejos de resolver el problema lo agravó. Hable con los economistas de su gobierno para que encuentren fórmulas para detener la inflación. La primera es aumentar la producción. La segunda, dejar de imprimir billetes como locos. Déjele la política al Presidente y actúe con criterios técnicos. No se enrede con los discursos y escuche a quienes saben de agronegocios, producción, medicina, administración de la salud pública, distribución de medicamentos, etcétera, pues Venezuela cuenta con mucha gente conocedora de estos menesteres. No se olvide de los niños, en particular los del grupo de 0 a 5 años, pues necesitan leche y otras proteínas para que su cuerpo y su cerebro crezcan de forma saludable.

8. Nadie sabe mejor cómo negociar y comprar en los mercados internacionales que la agroindustria. Nadie sabe mejor lo que necesita para producir arroz, maíz, café, caña de azúcar, pollo, ganado, cerdo o papas que los productores y sus asociaciones. Nadie mejor para la logística de los puntos de venta final que los supermercados, automercados y bodegas, tanto mayoristas como minoristas. Basta de leyes, decretos, normas y resoluciones: ya hay demasiadas. Simplifique procedimientos y busque gente competente en cada ramo de esta compleja trama. Si hace todo esto, o al menos una parte, habrá cumplido con su mandato.

Julio de 2016