Pasar al contenido principal

Chávez y Erdogan

Opinión
Artículos de opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 5 min.

En cuanto me enteré de los primeros detalles del intento de golpe de estado contra Erdogan en Turquía, me vino a la mente la actuación de Chávez el 11 de abril de 2002. En ambos sucesos surge una sospecha que va pasando a evidencia conforme se examinan con atención: parece que existió una decisión, muy riesgosa sin duda, de ambos presidentes de dejar que se desarrollaran los hechos que se presentían como muy probables.

Se sabía que, dados los acontecimientos de los días anteriores al 11 de abril de 2002, ese día habría en Caracas una marcha muy grande, convocada por la Coordinadora Democrática. Esa marcha se convirtió hacia el mediodía del 11 de abril en la manifestación más impresionante de todos estos años chavistas. Se podía prever con facilidad que, dada la alteración política de los días anteriores y las amenazas previas de llegar a Miraflores, en algún momento la multitud iba a pedir ir al Palacio donde estaba Chávez, e iba a tener lugar un gran enfrentamiento de esa multitud con parte de la Fuerza Armada y sobre todo con los civiles chavistas que formaban los Círculos Bolivarianos.

Chávez, informado sobre la existencia de un grupo de militares dispuestos a sacarlo del poder, decidió enfrentar la manifestación que se dirigía a Miraflores convocando al pueblo chavista con una cadena nacional en la televisión, con lo que cortaba una de las vías de comunicación más importantes, porque en ese tiempo no era tan común como hoy la posesión de celulares, ni existían los Twitter y otros medios de comunicación inmediata que hoy forman las redes sociales.

Todo el mundo en Venezuela sabe lo que sucedió: el enfrentamiento, la plomazón por parte de la Guardia Nacional y de los chavistas, especialmente desde Puente Llaguno, el papel jugado por la policía de Caracas, las proclamas golpistas por militares de diversos grados, el apresamiento de Chávez, la indecisión de los generales que no sabían qué hacer con el Presidente, la actuación desastrosa de Pedro Carmona, y finalmente la vuelta de Chávez al poder el 13 de abril.

El golpe fracasado del 11 de abril, paralelo a la manifestación popular, sirvió para identificar a los militares de alta graduación antichavistas y para sacarlos de la Fuerza Armada, con lo que Chávez consolidó su dominio sobre el estamento militar que a partir de allí se vio sometido a sus designios.

No es difícil pensar que la actuación provocadora de Chávez, que comenzó con el despido en cadena nacional de los directivos de Pdvsa, tuvo una intención oculta y muy arriesgada de provocar una crisis que le permitiera cortar cabezas en la Fuerza Armada, lo que logró con gran éxito. De hecho, el mismo Chávez, en un Aló Presidente posterior, confesó que él había provocado el golpe.

En octubre de ese mismo año 2002, 14 generales que actuaron el 11 de abril contra Chávez y que no fueron condenados gracias a aquella famosa decisión del TSJ, calificada por Chávez como una plasta, tomaron la plaza Altamira para convertirla en un supuesto territorio liberado, llamando a la desobediencia contra el gobierno y pidiendo la renuncia al Presidente. Más de 100 militares de diversa graduación se le fueron uniendo con el correr de los días y durante varios meses permanecieron allí, representando una lastimosa tragicomedia, realmente vergonzosa, que no culminó en nada. Como decía un amigo mío: no hay nadie más inútil y sin sentido que un general sin tropas a su mando.

En la noche del 15 de julio de este año 2016 estalló una rebelión militar en Turquía con el objetivo de poner fin al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, el presidente autoritario de ese país que había sido elegido en votaciones populares. Ya el sábado la asonada había sido controlada y de ese momento para acá se ha desatado una persecución terrible contra los posibles comprometidos. Más de 6.000 militares, decenas de gobernadores, 2.700 jueces, 15.000 empleados de educación, cientos de funcionarios civiles han sido apresados, retenidos, despedidos o investigados. Se les ha pedido la renuncia a los cargos a más de 1.500 decanos de las universidades del país, e incluso se ha suspendido a cerca de quinientos empleados de la Autoridad Islámica.

Esta represalia ha puesto en alerta a altos funcionarios de la Unión Europea, de Estados Unidos y de Humans Rights Watch. Están alarmados por el alcance insospechable de la respuesta de Erdogan y le han pedido que modere sus actuaciones, porque temen que el intento de golpe sea el pretexto para instaurar en el país un gobierno definitivamente autoritario, por no llamarlo dictatorial. Erdogan mismo ha dicho que el golpe fue un regalo de Dios.

La rapidez con la que el golpe fue debelado y otras informaciones adicionales que comento a continuación son las que dan fundamento a la idea de que, al igual que Chávez en 2002, Erdogan permitió de alguna manera el estallido inicial de la rebelión militar con el fin de descabezar a todos los posibles sospechosos de conspirar contra él. La respuesta de Erdogan es tan implacable, tan acelerada y alcanza a tantas personas de distintas funciones, que permite sospechar que podría haber un esquema preparado de antemano para realizar la purga definitiva de sus enemigos.

Según el Washington Post, las Fuerzas Armadas turcas, unas seis horas antes del inicio del golpe, sabían que algo oscuro se estaba preparando, por eso se tomaron algunas medidas para impedir la salida de tanques y aviones de sus unidades, pero de manera sorpresiva algunos F16 lograron despegar y bombardearon el edificio del parlamento y algunas bases policiales. Se ha sabido también que, desde hace tiempo, ha habido una investigación sobre la penetración de los seguidores de Fethullah Gulen entre los militares, el poder judicial y la policía. Se habían elaborado listas de posibles enemigos dispuestos a dar un golpe de estado.

En relación a esas listas trae el Washington Post el siguiente párrafo que traduzco entero a continuación: "Pareciera que finalmente algo había sido preparado", antes de ordenar el arresto de tantos funcionarios públicos, dijo Johannes Hahn, el comisionado de la Unión Europea, responsable del manejo de la posible entrada de Turquía a esa Unión. "Las listas están disponibles" dijo Hahn, según Reuters. "Lo que indica que habían sido preparadas para ser usadas en cierto momento".

Se puede, entonces, afirmar con algún grado de certeza, que ambos presidentes, Chávez y Erdogan, se jugaron una parada riesgosa que les salió bien y les permitió identificar y descabezar políticamente a sus adversarios. Pero donde no hay comparación es en la respuesta ante el golpe debelado. La de Erdogan es terrible en su alcance y en su dureza. Incluso está promoviendo que el Congreso le apruebe la pena de muerte porque, según él, no es justo que el estado tenga que incurrir en grandes gastos para mantener presos a sus enemigos. Podría decirse que Chávez fue un niño de pecho al compararlo con el presidente de Turquía.