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Henri Pittier, así esta nuestra Venezuela

Luis Carlos Solórzano

La tragedia que hemos sufrido los venezolanos y especialmente los que tenemos el privilegio de vivir cerca de nuestro parque nacional Henri Pittier es muestra clara de la dejadez, olvido y de la poca importancia que este gobierno nacional y regional, le dan al país, porque no es sólo el hecho grave de una quema progresiva y constante del parque, se trata de algo peor, de una conducta permanentemente complice o permisiva con esa destrucción.

Para ellos, para este gobierno no hay otro objetivo que mantenerse a como dé lugar en el poder y eso es terrible para un país. No les importa el desarrollo, la infraestructura, el hecho social, cultural, la educación, salud, etc, solo el poder y actúan en consecuencia. Eso nos dice, por ejemplo, que si por alguna razón ven que hay un filón en una determinada área, actuaran para sacar provecho y atornillarse en el poder, pero nunca –ni antes ni ahora-, lo hacen porque Venezuela y los venezolanos lo merezcamos, no están ahí por y para Venezuela, ellos están en el poder para beneficiarse de él y protegerse con él. No hay más interpretación.

Fui ahora en Semana Santa a mi pueblo, Ocumare de la Costa, durante todo ese viaje, que he hecho muchísimas veces, constaté lo que ya sabía, el Henri Pittier es el reflejo del país, así estamos los venezolanos. En primer lugar es obvio que nuestro parque no le importa a las autoridades, que el abandono es total, que no existen políticas de mantenimiento y prevención para su desarrollo, que se quemó en las narices del gobernador El Aissami, de los representantes del ambiente, de la guardia nacional y de las otras autoridades y nada hicieron. Para ellos no existen los corta fuegos, el refrescamiento de las bases de la montaña, el sembradío de las plantas o flora correspondiente al ambiente natural de la zona, las acciones para proteger la fauna, en fin, una política de protección de parques nacionales no existe en el abecedario de lo que se requiere para mantenerse en el poder. Y como no es prioridad, lo dejaron quemar.

Es justo también reconocer el trabajo de los llamados Traga-Humo, los distintos grupos conservacionistas de Aragua y especialmente de los municipios Girardot y Mario Briceño Iragorry, unidos a un contingente de amigos y de corazones que le pusieron y le ponen amor a su trabajo. Lo sé porque lo he visto, he estado cerca y me consta la extraordinaria y útil labor que realizan, la mayoría de las veces de forma muy limitada, riesgosa y sin ningún apoyo gubernamental. A ellos, todos, nuestro agradecimiento y abrazo al esfuerzo que ponen en esta causa, que debería ser la causa de todos.

Hay que seguir adelante, contaremos muy pronto con una política coherente, directa y útil para proteger nuestros parques nacionales y preservar el ambiente y nuestros recursos; ella comenzará por la educación.