El comentario de la semana
Con mucha humildad, por la responsabilidad a punto de asumir, pero con mucho aplomo porque debía hacerlo frente a una multitud abrumadora de miles de personas como testigos, se juramentó como Presidente encargado de la República el diputado a la Asamblea Nacional Juan Guaidó en su condición de Presidente de la misma.
Para sorpresa de algunos, principalmente de la sociedad política, pero esperada por las mayorías venezolanas, la juramentación también sorprendió a los que verdaderamente cuentan: a los integrantes del régimen a quienes, como dice el refrán popular “los encontró fuera de base”, y apenas, al día siguiente 24E comenzaron a reaccionar manifestando, como siempre, que hubo un golpe de estado y que se violaba la constitución que ellos mismo se han cansado de violentar.
Pero era difícil que la juramentación no se realizara. Desde el pasado 12E, adoptando la forma de cabildos abiertos, el ahora Presidente encargado, convocó a la sociedad venezolana para que le diera su apoyo y conseguir legitimidad para asumir la responsabilidad que juró. La respuesta de la sociedad a estos cabildos abiertos sorprendió a propios y extraños, cada vez se hicieron más frecuentes y numerosos y lo más importante, la gente comprendió la hoja de ruta anunciada: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres y transparentes. Aunque no se anunciaron periodos de tiempos para cada una de esas fases – la oposición convocante se cuidó esta vez de eso- la población también comprendió que no era cuestión de tiempo sino de acumular fuerzas para iniciarlas. Las concentraciones en cada una de las principales ciudades del país el día 23E superaron las expectativas más optimistas, lo que respondió a una incógnita que se creía difícil de determinar: el nivel de esperanza con la expectativa de cambio político, que definitivamente resultó muy elevado.
Estas dos variables, expectativas y esperanzas elevadas, es un capital político que el Presidente encargado, y la clase política que lo acompaña, deben mantener a toda costa en los días por venir para obligar al régimen a negociar su salida del poder. Pero también, de la sociedad democrática que también se comprometió, tácitamente, a acompañar al novel presidente en estas difíciles circunstancias.
El acompañamiento y reconocimiento de la comunidad internacional en los próximos días también será determinante para lograr el cambio político y este apoyo se mantendrá mientras observe a la sociedad venezolana unida en un solo bloque apoyando al nuevo presidente en sus decisiones, sin distraerse en guerras sucias que empleara el régimen usurpador para mantenerse en el poder.
En definitiva, la ruta está anunciada y nuestro compromiso es contribuir a que se concrete de la mejor manera posible.
Aragua en Red 25/01/19