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Corrupción gubernamental: “hasta el queso que había en la mesa, también se lo comieron”

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Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 6 min.

Los actos de corrupción durante los últimos 17 años de gobierno, tienen un muy amplio espectro. Prácticamente, en cualquier sector de la vida política o económica del país en el que se haya utilizado dinero del erario público, desde el área deportiva, con la organización de eventos internacionales y la asignación de divisas, por ejemplo; pasando por el negocio redondo de las importaciones, como las de alimentos, medicinas y repuestos; hasta las irregulares manipulaciones monetarias y de las reservas de la nación, del mismísimo Banco Central de Venezuela que, por cierto, está en condición de morosidad con sus proveedores extranjeros.

Es tarea muy difícil para el gobierno, explicar al pueblo como habiendo recibido la mayor cantidad de dinero de nuestra historia, proveniente del negocio petrolero, no solo no se ven los resultados que eran de esperarse, sino que el país está más endeudado que nunca y padeciendo una profunda crisis económica.

La suma del PIB, de todos los años en que ha gobernado el chavismo; es decir, del valor de los bienes y servicios producidos por el país en cada año, sobrepasa con creces los 3 billones de dólares; un 3 seguido de 12 ceros, para ser más gráficos. Esta cifra es mayor que la recibida por la nación desde su creación definitiva, en 1830, hasta final del siglo XX. Entonces es válido preguntarse ¿A dónde fue a parar todo esa inmensidad de dólares? ¿Dónde están las inversiones productivas que hizo el gobierno en estos 17 años, que se correspondan con todo el dinero recibido? ¿Dónde y cómo se “sembró el petróleo”?

A pesar de la enorme riqueza que nos ha aportado el petróleo, el país está endeudado hasta los tuétanos, como resultado del pésimo manejo de la economía nacional en el que no faltan las comisiones, “asesoramientos”, sobreprecios y otros componentes del mundo de la corrupción. La deuda consolidada del sector público sobrepasó los 250.000 millones de dólares para finales del 2014. El manejo del dinero del Estado ha sido tan malo y está tan pervertido, que hasta PDVSA, la otrora gran compañía mundial, también está endeudada, con casi 50.000 millones de dólares. Nada más que por el Fondo Chino, ya en el primer semestre de 2015 debíamos unos 52.000 millones de dólares. Buena parte de este dinero se sospecha que ha ido a engrosar la lista de manejos ilícitos del erario nacional. La situación no parece mejorar, la Ley de Endeudamiento Anual aprobada para el ejercicio económico de 2016, asciende a 195.213 millones de bolívares.

El índice de miseria del país se ha estado colocando entre los más altos de América Latina; la economía de Venezuela se ha transformado en una máquina de moler pobres y producir miseria. De acuerdo al salario mínimo establecido, en relación con la pérdida de valor adquisitivo del bolívar (directamente relacionado con el % de inflación), se estima que la pobreza en nuestro país aumentó en un 32%, al iniciarse el año 2015. Peor aun, en el presente año no ha mejorado la situación económica; todo lo contrario, ha empeorado. De acuerdo a la reconocida institución financiera Suiza, “Credit Suisse”, en 2016 la escasez de divisas y una inflación estimada por encima del 300%, producirán una continua caída del poder adquisitivo de los salarios del venezolano y, como consecuencia, una incertidumbre política y económica en el país.

Las denuncias sobre hechos de corrupción ocurren casi continuamente, tanto en Venezuela como en el exterior. Hay casos de partidas destinadas a la construcción de obras que nunca llegan a realizarse, pero el dinero asignado desaparece y las autoridades del caso no dan cuenta de que sucedió. También ocurre que tarden mucho más tiempo de lo previsto, en ocasiones hasta tres veces y más; así, los costos se pueden incrementar en un 400 o 500%; más tiempo significa mayores oportunidades para la corrupción. Por lo general, al menos con la Asamblea Nacional anterior, los casos de este tipo más destacados no se llegaron a investigar. Por otra parte, la politización de la Fuerza Armada y su alta participación en cargos de dirección política y económica, han contribuido, desafortunadamente, a que la alta corrupción también allá tocado al mundo militar. En el extranjero, funcionarios o exfuncionarios del gobierno venezolano, hasta un exgobernador de estado, han sido acusados de manejo ilícito de dinero, algunos se han declarado culpables, otros han decidido negociar con las autoridades para obtener ventajas o rebajas de las penas.

Desvergonzadamente, ha habido quienes han hecho negocios fraudulentos aprovechando las necesidades del pueblo, específicamente, en el caso de los alimentos. Desde el fenómeno del “bachaqueo”, que económicamente no es más que especulación pura y dura, que encarece la vida de muchos de los venezolanos, hasta los establecimientos de productos regulados y bajo control gubernamental, como Mercal, PdvalL o los Abastos Bicentenarios, en los que desde hace mucho tiempo ha habido escándalos de corrupción. Recientemente, el propio Nicolás Maduro anunció la reestructuración absoluta de la Misión Alimentación, la eliminación de la cadena de los Abastos Bicentenario, la creación de una megacorporación que agrupe a Bicentenario, Mercal, Pdval y la Corporación Venezolana de Alimentos, por el insoportable alto grado de corrupción en la dirección de esos sistemas de distribución y establecimientos, incluyendo el fraude y el acaparamiento, que involucraba toda una gran red en la que participaban altos cargos administrativos. Como se diría popularmente, pusieron a “zamuro cuidando carne”.

Hubo quienes se enriquecieron con la importación de alimentos, incluso con fechas de caducidad vencidas; traficando con el hambre del pueblo. El colmo en este caso fue el conocido como PUDREVAL, en el que se perdieron y desecharon miles de toneladas de alimentos, todo un pecado de lesa humanidad. Por cierto, la Asamblea Nacional de ese entonces se negó a investigar esta monstruosidad de delito; acaso por ser políticamente inconveniente.

¿Hasta cuanto alcanza lo que se le ha robado al Estado venezolano, que sería lo mismo que decir al pueblo venezolano, durante estos 17 años de incompetencia, de despilfarro, de “regalos” a otros países y de corrupción? En la respuesta a esta pregunta habría que incluir variables muy difíciles de calcular. Sin embargo, se han hecho algunos estimados con los datos disponibles y las denuncias sustentadas; que alcanzan los cientos de miles de millones de dólares. Muchos de los cuales los han sacado fuera del país; por ejemplo, y están depositados en bancos extranjeros, en Estados Unidos, España y paraísos fiscales como Andorra y Suiza, entre otros destinos; también han ido a formar parte inversiones millonarias y blanqueo de capitales. Se ha estimado que la fuga de capitales en Venezuela ronda los 500 mil millones de dólares; pero nunca se sabrá con exactitud a cuanto alcanza. Esta estimación, solo por tener una relación que nos permita hacer una comparación valorativa, tomando como base la cotización del dólar Sicad unificado, cuya tasa es de 12 bolívares por dólar, corresponde a cuatro (4) veces el presupuesto total aprobado para el año 2016 (1 billón 548.574 millones de bolívares). Si la estimación la hacemos de acuerdo al valor de cambio DICOM (Sistema de Divisas Complementario a Tasa Flotante) a un valor estimado de 240 bolívares por dólar, sería 77 veces el presupuesto de 2016, aunque parezca increíble.

Esta debacle económica ha ocurrido como consecuencia del empecinamiento del gobierno en seguir aplicando una tesis político-económica que ha demostrado ser inadecuada e improcedente, que en 17 años se ha revelado, sin lugar a dudas, como un estruendoso fracaso. Mucho del despojo multimillonario a la nación se ha hecho bajo el amparo de posiciones en el alto gobierno, o con relaciones en las altas esferas del poder político.

Han estafado, defraudado o simplemente robado, la riqueza a la patria que tanto dicen querer; al pueblo que aseguran amar. Se han hecho millonarios empresarios improvisados, compañías de maletín, importadores de toda clase de mercancías, dirigentes del partido y funcionarios de gobierno, familiares y cómplices, y toda clase de aves de rapiña que pudo hundir sus uñas en el tesoro nacional. Que contradicción, para enriquecerse, han desfalcado a Venezuela aquellos que repetían a voz en cuello lo que les dictaba su bienamado comandante: “ser rico es malo”.

Profesión: Ciudadano

28 de marzo de 2016