Siendo realistas, las guerras generalmente terminan cuando un lado gana o las partes experimentan un cansancio de guerra significativo. Por lo general las guerras duran de 7 a 15 años en promedio, mientras que el promedio de las guerras internacionales es de unos seis meses. A primera vista, tal persistencia debe ser una función del profundo agravio que sienten las partes en conflicto. Enemigos implacables, incluso hermanos, divididos por ideología o religión o sed de justicia o representación étnica, o por el puro poder luchan hasta el amargo final. Collier dice, según un articulo del New York Times, que “las verdaderas razones de la longevidad en los conflictos civiles son más prosaicas, al menos en los tiempos modernos. Si bien pueden comenzar profesando sentimientos nobles, los insurgentes, tarde o temprano, se convierten en organizaciones de lucha con intereses propios, que quieren principalmente preservarse a sí mismos y a los recursos que controlan". Estima, por ejemplo, que los Tigres de Tamil tenían una base de ingresos siete veces superior a los aproximadamente 30 millones de dólares anuales que apoya al Partido Conservador británico.
En Venezuela vemos que no existe ninguna tendencia a las partes en conflicto a ponerse de acuerdo. No hay un solo movimiento de las partes oposición u oficialismo para llegar a un acuerdo y tener un país unido. Cada una de las partes en conflicto trata sin posibilidades reales de eliminar a la otra. Busca fallas en la otra y no ve la viga en su propio ojo. Y que haya o no posibilidades reales de eliminar a la contraparte es irrelevante mientras cada uno pueda mantener sus privilegios obtenidos por los recursos acumulados en el conflicto. Cuando hay guerras civiles como en nuestro país los conflictos tienden a acabarse cuando las naciones externas que apoyan a cada grupo les quitan los recursos y apoyos. En el caso venezolano, las naciones externas al contrario, no quitan los recursos a las partes sino que también están en conflictos y usan a Venezuela como centro geográfico de enfrentamiento sin costo alguno para sus poblaciones. Todos los costos de esta terquedad de todas las partes se concentran en el sufrimiento del pueblo venezolano. El sufrimiento ocurre por inversiones que no vienen de ningún país externo, y sanciones que vienen de otros países para debilitar a toda la nación.
Lamentablemente, el conflicto venezolano tiene mas de 20 años en una especie de guerra civil sin acercamiento de ningún tipo que permita avizorar la paz. Entre tanto los recursos propios de la nación se fueron usando o trasegando para beneficiar a las partes del conflicto y perjudicar a la nación como un todo. Lo único que observa el pueblo es como cada parte promete una pronta y súbita eliminación de la otra contraparte y un futuro feliz luego que eso ocurra. Para el pueblo esas promesas de ganar la batalla o de eliminar a la contraparte del conflicto nada de prosperidad traerán.
No queda muy claro para el pueblo qué beneficios obtienen los líderes de cada parte en conflicto más que dinero y notoriedad. Dinero que no pueden usar y notoriedad que no es amable. Sin embargo, persiste cada parte en la estrategia demoledora de su enemigo imaginario, y dándole la espalda a su amigo real que es el pueblo. No conozco ningún pueblo que no celebre en sus libros y en su día a día a sus grandes estadistas y héroes. Tampoco ningún pueblo que se haya beneficiado de líderes políticos tan fraccionadores de sus libertades, de sus bienes, de su educación, de su vida en familia, de sus labores creadoras, y que por codiciosos dejaron al pueblo arruinado. ¿Cuántos años mas le falta al conflicto venezolano y quiénes se benefician?
Cuándo terminan guerras
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