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Cuba: un régimen a la deriva.

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Tiempo de lectura: 5 min.

El régimen cubano está a la deriva. La burocracia hostiga a los emprendedores e inversionistas, lo cual ha limitado la inversión extranjera. El modelo socialista restringe la capacidad productiva. El 80% de los alimentos son importados. El ingreso en divisas se ha reducido contrayendo las importaciones, y amenaza con reducirse más debido a la política de Trump. Son necesarias reformas para estimular la inversión privada y la producción interna. El régimen comunista de la Habana no puede descansar en la generosidad de sus aliados, pues esta ha colapsado, y no tiene idea que hacer. La indecisión de la dirigencia se ha agudizado debido al cambio en el liderazgo. El nuevo liderazgo parece continuar la retorica anti imperialista del antiguo.

Cuba sigue sometida a un racionamiento que obliga a los cubanos a comprar en el mercado negro, donde los alimentos como el arroz cuestan 20 veces más de lo que vale un producto similar subsidiado por el gobierno. Esto no puede ser costeado por los trabajadores que devengan un salario de 23 dólares al mes. Es necesario crear trabajos mejor remunerados, estimulando la inversión privada. Sin embargo, en agosto el régimen anunció que se detendrían las emisiones de nuevas licencias para autorizar emprendimientos en dos docenas de áreas en las cuales la actividad privada es permitida. Ello abarca la gestión de restaurants, el arrendamiento de habitaciones a los turistas, y la enseñanza de música. Sin embargo, esto no afecta a los cuentapropistas (pequeños emprendedores independientes) que ya están trabajando en áreas como restaurants, hotelería y otras actividades. Pero el gobierno no confía en ellos, ya que son emprendedores con mentalidad independiente que un día podrían convertirse en disidentes del régimen. La prosperidad de estos emprendedores provoca envidia en los cubanos más pobres. Raúl Castro los criticó por evasión de impuestos y otras irregularidades. “El gobierno lucha contra la riqueza no contra la pobreza”, se lamentó un emprendedor.

Los ataques a los embriones de capitalismo ocurren en un momento que no es conveniente, ya que Castro debe entregar el poder en febrero, lo cual finaliza 60 años de liderazgo autoritario representado por él y su hermano. Las relaciones con Estados Unidos se han enturbiado debido al cambio de política de Trump y los ataques sónicos a la embajada de Estados Unidos.

El huracán Irma causó destrozos en la isla que afectaron a las playas de los balnearios más populares para el turismo y dejó fuera de servicio al sistema eléctrico. Con un déficit público estimado en 12%, el gobierno carece de recursos para enfrentar la reconstrucción y reparación de los daños. Estos son golpes a una economía que estaba ya en una situación terrible. La estratagema favorita del régimen de extraer subsidios de sus aliados tuvo sus días al contar con la ayuda de Venezuela, que reemplazó a la Unión Soviética como el benefactor del régimen.

Sin embargo, Venezuela está en este momento en peor situación que Cuba. El trueque entre ambos países, de petróleo por servicios (médicos y otros profesionales) se ha reducido de 8 millardos de dólares en el 2012 a 2,3 el último año. Cuba ha tenido que comprar petróleo al precio normal en el mercado internacional. A pesar de un boom en el turismo, sus ingresos por servicios (que incluye turismo y servicios médicos) ha ido descendiendo desde el año 2013.

Restringida por la camisa de fuerza del socialismo, Cuba produce menos que otros países. La agricultura, por ejemplo, está restringida por el control de precios y las carencias del transporte. Cuba importa 80% de los alimentos que consume. Pagar por estos bienes luce difícil. En julio, el Ministerio de Economía informó a la Asamblea Nacional que las restricciones financieras reducirán las importaciones en 1,5 mil millones de dólares en el 2017. Lo que está disponible en los comercios depende de lo que los suplidores de Cuba están dispuestos a esperar por el pago. El Producto Interno Bruto se contrajo en 0,9% en términos reales en el año 2016. Irma y la caída de las importaciones conducirán a otro mal año en el 2017.

El gobierno no sabe qué hacer. Una posible salida es estimular a los inversionistas extranjeros, pero el gobierno insiste en ponerles trabas burocráticas a estos. Debido a ello Cuba atrajo 1,3 millardos de dólares en inversión extranjera en el año 2014, menos de un cuarto de lo que ellos aspiraban. El gobierno ha hecho algunas concesiones a los inversionistas. En el caso de algunas compañías de alimentos se les ha permitido repatriar parte de sus beneficios. Sin embargo, los pequeños y medianos emprendedores están esperando por una ley que les permita actuar como lo hacen otras compañías, pero esta ley todavía no se ha aprobado.

Otro aspecto crucial es reformar el sistema cambiario que está basado en un doble tipo de cambio. A los turistas se les permite cambiar a 24 pesos por dólar, sin embargo, en el caso de las empresas públicas el cambio es uno a uno lo que implica una elevada sobrevaluación que favorece las importaciones, pues las abarata, pero penaliza las exportaciones, al encarecerlas. Es necesario una devaluación del peso para las empresas públicas, pero ello tendría un fuerte impacto que llevaría a muchas a la quiebra, generaría desempleo e incentivaría la inflación. Los países que hacen esto normalmente recurren a la ayuda de un organismo financiero como el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero Cuba está fuera de este organismo debido a la oposición de Estados Unidos. Cuba no puede recurrir al FMI o a otros organismos como el Banco Mundial.

Los cambios que son necesarios son difíciles de llevar a cabo pues Cuba está a la espera de la designación de un nuevo líder. El proceso de designación ha agudizado el enfrentamiento entre conservadores y reformistas dentro del gobierno. La beligerancia de Trump probablemente ha ayudado a los primeros. La mayoría de los analistas sobre el tema cubano han señalado a Miguel Díaz Canel como el probable sucesor. Un video reciente lo muestra en una reunión del Partido Comunista Cubano dirigiéndose a los presentes con la misma retórica anti imperialista de los Castro y arremetiendo contra los medios independientes críticos del régimen, lo cual es una mala noticia para los emprendedores.

Comentario final: para salir de su predicamento el régimen cubano necesita estimular a los emprendedores, pero por el contrario los hostiga, desestimulando la inversión, la producción interna y el ingreso de divisas. Ello está en la naturaleza del régimen y en el fondo de la crisis que enfrenta. Este “modelo” es el que los alumnos de los Castro han trasladado a Venezuela con los resultados que conocemos.

Nota: este escrito, exceptuando el comentario final, es una traducción libre del artículo: “Slim Pickings. Clueless on Cuba’s economy”. The Economist. Sep 30th 2017.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com