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Elecciones Norteamericanas y ObamaCare

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 5 min.

Después de las convenciones demócrata y republicana, ha comenzado con furia el combate político para ver quién se queda con la presidencia de Estados Unidos en noviembre. Es un torneo de insultos, mentiras, medias verdades, ataques en todos los frentes, búsqueda apremiante de más dinero para poder sacar avisos de descalificación del adversario. En los medios, sobre todo prensa y televisión, el debate electoral es el centro fundamental, casi absoluto y obsesivo, de la vida en Estados Unidos. Esta afirmación es válida solo para aquellos que se mantienen al tanto de la política, porque la mayoría de la gente, incluidos mis hijos, tiene muy poco tiempo para ocuparse de leer informaciones electorales. Trabajan como burros, se levantan a las 5 de la mañana para llegar temprano al trabajo evitando así el tráfico intenso de las rush hours, vuelven a su casa a las 6 de la tarde, muy cansados, hambrientos, y dispuestos a ver las series de moda o los juegos olímpicos.

Trump sigue metiendo la pata para desesperación de los republicanos: pleito de una semana con el musulmán cuyo hijo murió en Irak en 2004; declaraciones en las que se asoma su desconocimiento de la política exterior de Estados Unidos hasta el punto de que, al parecer, ignoraba que Rusia se había apoderado de la península de Crimea; petición a Rusia de que, mediante sus hackers, busque los miles de mails que Hillary ha ocultado, gracias al uso de un servidor particular durante su permanencia como secretaria de estado; burla contra el senador Kaine, candidato a la vicepresidencia por el partido demócrata, diciendo que fue un flojo gobernador de New Jersey cuando en realidad fue gobernador de Virginia; aviso a los defensores de la segunda enmienda de la constitución, por la que se permite el uso de armas por particulares, de que Hillary nombraría jueces que irían contra esa enmienda y sugerencia velada de que esa enmienda les permitiría atacar a la Clinton llegado ese momento.

Para remendar estos errores e imprudencias, Trump y sus consejeros han tomado la posición de negar que él ha dicho eso, que fue mal interpretado por los medios que son deshonestos. Pero muchos miembros importantes del partido republicano se están cansando de tanto desvarío y han salido en cantidades apreciables a retirarle su apoyo a Trump. Alrededor de 50 de ellos, altos exfuncionarios de política exterior en los gobiernos republicanos desde Nixon para acá, ya han dicho que no votarán por Trump porque no tiene las condiciones personales necesarias en un presidente como juicio claro, conocimiento suficiente, serenidad ante decisiones difíciles, capacidad de oir sugerencias. Dijeron que Trump sería el presidente más irresponsable de la historia. Lo mismo ha pasado con varios senadores y representantes republicanos.

En las encuestas recientes aparece Hillary liderando por 8 puntos, en algunos estados por más de 10 puntos, a pesar de que ella también ha tenido sus errores nuevos y no ha podido resolver satisfactoriamente algunos viejos: sus actuaciones como Secretaria de Estado en el asalto a Benghazi (Libia), donde murió el embajador de Estados Unidos, y su manejo sumamente descuidado de los mails en ese período.

Aparcando por un rato el tema de las elecciones norteamericanas, me gustaría tratar, aunque sea de pasada, el tema del Obama Care. Lo hago porque es uno de los supuestos éxitos de Obama, pero entre la inmensa mayoría de la gente que he consultado en Orlando y Tampa la opinión sobre el ObamaCare es negativa.

El ObamaCare conocido como Affordable Care Act fue una ley aprobada por Obama en marzo de 2010 y apoyada por el Tribunal Supremo de Justicia como constitucional en junio de 2012. Su objetivo es dar a un mayor número de norteamericanos acceso a un seguro de salud de calidad y asequible, y reducir el crecimiento de los costos del cuidado de la salud en Estados Unidos. Esto trata de lograrlo mediante una compleja trama de regulaciones, exenciones, e impuestos. En junio de 2015, el Tribunal Supremo con una votación de 6 a 3 volvió a salvar el ObamaCare apoyando una parte importante de él, pero eso no ha impedido que sea el núcleo del ataque de los republicanos contra Obama, con la promesa de cada aspirante republicano de eliminarlo de inmediato si llegan a la presidencia. Es importante tener en cuenta que el ObamaCare fue aprobado en el primer período de Obama cuando tenía la mayoría del congreso. Le dio prioridad a esa ley de salud por sobre la ley de inmigrantes, la que también era una de las promesas centrales de Obama durante su campaña. Lamentablemente, esa promesa no pudo ser llevada a cabo porque perdió la mayoría del congreso en su segundo período y no contó con el apoyo de los republicanos para aprobarla.

Es difícil encontrar datos confiables sobre el éxito o el fracaso del ObamaCare. Como es un proceso complejo, y además no ha sido aplicado de igual forma en los diversos estados que forman este país, es difícil llegar a conclusiones valederas. Ha habido logros como que 20 millones de habitantes que no tenían seguro médico ahora lo tienen y mucha más gente tiene acceso a la medicina preventiva. Pero por otro lado, los pertenecientes a la clase media se quejan porque esa ley ha significado para ellos el aumento del costo de los seguros de salud proporcionados por las empresas donde trabajan y también el aumento de los deducibles en esos seguros, lo que los ha llevado a que sus gastos anuales en la salud hayan subido apreciablemente. Uno de los aspectos más criticados es que, según esa ley, la persona que no tenga seguro de salud tiene que pagar una multa, que viene a ser un impuesto adicional, y al parecer es una multa grande de miles de dólares. Cuando el ObamaCare comenzó, las compañías de seguros le eliminaron a mucha gente sus pólizas anteriores porque no se ajustaban a la nueva ley. Esas compañías tenían la obligación de ofrecerles a esas personas una nueva póliza pero o no lo hicieron o las nuevas pólizas resultaban más costosas.

De acuerdo a las impresiones unánimes recogidas aquí, la clase media ha sido la perjudicada por el Obamacare porque han aumentado considerablemente sus costos de salud. El año pasado una niña de 9 años, miembro de una familia cercana, se cayó y se hirió fuertemente la quijada, la llevaron al hospital y al final tuvieron que pagar $1.200 en lugar de $250 que hubieran pagado con la póliza anterior, debido a que ahora las deducciones son mayores.

Por otro lado, parece que la clase pobre sí ha salido beneficiada porque ahora tiene acceso a mejor atención médica en los mejores hospitales. Le molesta a la gente de clase media que esa clase pobre, de mayoría negra, pague en esos hospitales muchísimo menos que ellos por el mismo servicio o no pague nada, y luego se vaya del hospital en un Mercedes Benz.

En resumen, que como en casi todas las políticas públicas de los estados, unos salen beneficiados, la mayoría de la clase pobre, y otros, la clase media, han salido perjudicados por el ObamaCare. Tengo una hipótesis personal sobre lo que ha sucedido con el ObamaCare, resumida de una manera muy directa y sin eufemismos: las compañías de seguro, que nunca pierden, se dijeron: ahora nos toca dar un seguro más barato a muchos millones, por lo tanto vamos a perder o dejar de ganar en muchos casos; eso se remedia aumentándole el seguro a las empresas y a la clase media en general que sí pueden pagar; así seguramente ganaremos más y no menos como temíamos.