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Fue un gentío

Opinión
Artículos de opinión
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El pasado domingo tuvo lugar la Consulta Popular, promovida por la Asamblea Nacional y realizada como respuesta a la decisión del CNE de no convocar a los ciudadanos para que se pronunciaran sobre la propuesta presidencial de designar una Asamblea Nacional Constituyente.

De acuerdo al trabajo efectuado por observadores nacionales e internacionales, la tranquilidad y el orden le dieron el tono dominante al proceso realizado. Lamentablemente hubo algunos incidentes violentos en diversas partes del país, con el saldo de dos personas fallecidas, como consecuencia de hechos que presuntamente tuvieron como responsables a personas que intentaron sabotear el evento.

Además de fundamentalmente pacífico, fue un acto al que acudieron muchos ciudadanos, a pesar de algunos obstáculos puestos en el camino. En efecto, además de las dificultades organizativas y técnicas, derivadas del apuro con el que tuvo que implementarse el evento - apenas dos semanas -, hubo, encima, que enfrentar diversas obstrucciones puestas por el oficialismo incluyendo, a última hora, la orden de CONATEL en el sentido de limitar la libertad de información respecto al proceso. A pesar de ello, de acuerdo a las cifras dadas por los convocantes – más allá de los injustos y, sobre todo absurdos, reparos sobre la veracidad de las mismas -, 7.650.000 venezolanos acudieron a los centros ubicados en todo el país y en muchas ciudades del exterior a fin de consignar su opinión. Como se ha señalado, fue, sin duda, una gran manifestación ciudadana, expresión de la voluntad de paz de los venezolanos, de su convicción democrática y también, desde luego, de su indignación por las condiciones en las que transcurre su vida.

Lo ocurrido debería cambiar las coordenadas que pautan la política nacional. No se puede omitir la realidad y cabe exigir, entonces, que los diversos actores que se desempeñan a lo largo del espectro político – militares inclusive, dada la naturaleza de nuestro gobierno -, revisen las claves desde las que interpretan al país y redefinan, así mismo, los próximos pasos a fin plantarle cara a la compleja situación nacional. Pareciera haber llegado, piensa uno, la hora de las negociaciones y de los acuerdos. Después de siete millones y pico de votos no puede ser que el juego se mantenga trancado y el deterioro del país siga avanzando.

Ojalá que el liderazgo nacional este a la altura del gentío que voto el pasado domingo.

El Nacional, miércoles 18 julio 2O17