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Geopolítica en la Era Trump

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Tiempo de lectura: 4 min.

Visión y Análisis

Este es el tercer artículo que escribo sobre Trump, el primero fue en 2011, anunciando la llegada de un outsider a la presidencia para 2016, el segundo fue en noviembre, hablando de las razones de su posible victoria y el tercero es este, sobre las consecuencias políticas de sus decisiones.

A partir del final de la Segunda Guerra Mundial se estableció un marco geopolítico que se conservaría durante casi 20 años. Este marco reconocía la existencia de dos grandes potencias mundiales, los Estados Unidos por una parte, apoyados principalmente por Europa Occidental y Japón, con una gran alianza militar, La OTAN (Organización del Atlántico Norte) y por otro lado la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), apoyados por Europa Occidental y China, con otra gran alianza militar, el pacto de Varsovia.

Este fue el escenario donde se desarrolló la Guerra Fría, con múltiples enfrentamientos entre las dos grandes potencias, siempre a través de terceros, motivo por la cual recibió ese nombre, ya que nunca ocurrió un enfrentamiento real entre los dos colosos, aunque estuvo muy cerca durante la llamada Crisis de los Misiles en octubre de 1962.

Sin embargo, un hombre le dio un golpe de timón a esa situación; nos referimos a Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos. Nixon y sus consejeros, principalmente el inefable e infaltable Henry Kissinger, decidieron debilitar al bloque soviético, aprovechando que los comunistas chinos, liderados por Mao Tse-Tung (en su grafía clásica), estaban cansados de las intromisiones e imposiciones del gobierno ruso en la política interna china, además de fuertes diferencias ideológicas.

Aprovechando estas circunstancias, con la excusa de un intercambio deportivo de tenis de mesa, se desarrollaron una serie de contactos sutiles que recibieron el nombre de “Diplomacia del Ping Pong”, con un éxito importante; ya que a cambio del reconocimiento del gobierno chino por parte de los Estados Unidos y del otorgamiento de un asiento en el Consejo Permanente de la ONU a la China comunista se logró que esta tomase una posición de cercanía hacia USA en su enfrentamiento con la URSS, debilitando la posición de esta última. Esta “colaboración implícita” entre el gobierno chino y el estadounidense, salvo algunos incidentes menores en el plano económico; se ha mantenido estable.

La caída del Muro de Berlín marcó el fin de la Guerra Fría, la desaparición de la Unión Soviética y el debilitamiento de la potencia rusa. Sin embargo, con la llegada de Vladimir Putin al poder y su manifiesta intención de dotar a la Federación Rusa del antiguo poderío soviético la temperatura política mundial empieza a subir de nuevo; y ahora, con la llegada de Trump al poder se ha producido una importante reconfiguración de la geopolítica mundial.

En primer lugar, se nota una fuerte cercanía ideológica y personal entre Trump y Putin, incluso queda en entredicho la posible intervención de la inteligencia rusa en las elecciones de Estados Unidos; esta cercanía, y la visible animadversión de Trump hacia China han creado cierta preocupación en la potencia asiática. En otro contexto se podría suponer que las “razones de Estado” deberían tener prioridad sobre las posturas personales del presidente, pero en el caso de Donald Trump, mi opinión personal es que este puede imponer sus criterios personales por encima de las opiniones de sus consejeros, en el más puro estilo de Hugo Chávez.

A esto unimos la separación del Reino Unido de la Unión Europea, y el significativo hecho de que la primera jefe de gobierno recibida por Trump como presidente haya sido Theresa May, primer ministro británica pudiera indicar que Trump desea establecer una “relación especial” con los británicos, similar a la hubo entre Ronald Reagan y Margaret Thatcher, para enfrentar a la Comunidad Europea liderada por Ángela Merkel y François Hollande.

La Comunidad Europea tiene una visión muy distinta de Putin que la que tiene Trump; la UE desconfía de él, Putin se apoderó de Crimea, tiene un plan para fraccionar Ucrania, invadió Georgia, bombardeó sin misericordia Alepo; los europeos están mucho cerca de Rusia y mucho más susceptibles de ser afectados por sus acciones.

Esto nos plantearía una nueva geopolítica, con alianza tácita y solapada entre Trump y Putin, con Gran Bretaña como aliado menor e Israel en el mismo bando, en contra de la Unión Europea que comparte temores comunes con China, que aspira realzar su papel de potencia mundial, para lo que se ha estado preparando tecnológica y militarmente, estoy seguro que más pronto que tarde China demostrará su nuevo poderío militar.

Como economía es parte de la geopolítica observamos un intercambio de papeles, Xi Jinping en la Conferencia de Davos defendiendo la globalización y la apertura de los mercados, mientras Donald Trump asume posiciones casi socialistas, tomando una postura proteccionista y aislacionista, con su muro, saliendo del Acuerdo TransPacifico, denunciando el NAFTA; una política de encierro sobre sí mismo de USA dejaría un vacío geopolítico, que probablemente China y Rusia compitan por llenar.

Señores, este nuevo escenario traerá muchas sorpresas, sin contar la tormenta a lo interno de los Estados Unidos, pero esa es otra historia.

lunes 06 de febrero de 2017

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