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Inscribir y luchar por condiciones justas

Opinión
Artículos de opinión
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El debate sobre si las fuerzas democráticas participan o no en unos eventuales comicios regionales en diciembre del año en curso, debe darse sin complejos, sin descalificaciones ni agresiones. Debe asumirse con una dosis grande de realismo y pragmatismo. Y la realidad nos indica que todo lo hecho desde abril hasta la fecha no ha sido suficiente para producir la salida del régimen.

Hemos avanzado mucho, por ejemplo lo ocurrido el domingo 30 no fue, precisamente, una victoria del oficialismo, aunque lograron materializar los comicios, sufrieron una derrota política debido a la vigorosa abstención que se produjo y a la evidencia innegable de que se cometió un fraude colosal en todo el proceso.

El chavismo, antaño hegemónico movimiento político, devino en uno repudiado por la inmensa mayoría nacional que desea un cambio y lo desea por vía pacífica y electoral.

Es conveniente que la MUD seleccione e inscriba candidatos a los eventuales comicios regionales de diciembre. Inscribirlos no supone necesariamente que se termine participando ni que haya confianza ni le concedamos legitimidad al CNE. Eso, finalmente depende de lo que pase de aquí a diciembre, y pueden pasar muchas cosas. Se trata simplemente de estar en condiciones de competir si esos comicios se dan con las mismas condiciones del proceso realizado en diciembre del 2015, es decir unas elecciones justas, libres y democráticas. De no ser así retiraríamos nuestros postulados. Lo que no debemos ni podemos hacer es regalarle al régimen una victoria por forfait cuando podemos obtener un gran triunfo que debilitaría aún más a la dictadura.

La abstención o la participación en la situación actual deben ser vistas como opciones tácticas subordinadas al objetivo supremo de desplazar al chavismo del poder.

Entre los escenarios posibles están: a) la Constituyente decida eliminar las gobernaciones y alcaldías, b) la oposición inscribe sus candidatos y el Gobierno decida que no habrá comicios en diciembre, C) el CNE convoque el proceso y el mismo carezca de las condiciones requeridas, d) una intensa presión nacional e internacional obliga al régimen a permitir un proceso electoral con las garantías antes señaladas.

Como se ve no está claro lo que puede ocurrir y por ello no luce conveniente decidir de una vez abstenernos.

En todo caso la lucha continúa, el objetivo oficialista de instaurar una nueva Cuba y perpetuarse en el poder es inviable, lo cual no implica que no lo intenten. La crisis no hará más que agravarse y ese es el talón del oficialismo.

Las fuerzas democráticas deben conservar y fortalecer su unidad y hacer un balance riguroso, realista y sincero de lo ocurrido desde abril.

Caracas, 5 de agosto de 2017