El sector privado puede ayudar a romper el ciclo de recesión en sociedades plagadas de conflictos, fragilidad y la pobreza que se deriva del aislamiento que causan estas diatribas. En Colombia, por ejemplo, la subsidiaria local de General Motors, GM Colmotores, se asoció con una organización no gubernamental para capacitar y emplear a excombatientes paramilitares.
En la región de Mindanao de Filipinas, que ha sufrido conflictos violentos durante generaciones, Plagas Corporation y La Frutera, Inc. establecieron una plantación bananera en la década de 1990 que ha creado puestos de trabajo tanto para cristianos como para musulmanes, incluidos excombatientes. Las oportunidades económicas creadas por esta empresa conjunta han ayudado a promover la reconciliación entre las dos comunidades religiosas.
Para que los países tengan estabilidad y la prosperidad, los gobiernos deben proporcionar una amplia gama de funciones estabilizadoras: presupuesto fiscal transparente y ejecutado por licitaciones, política monetaria estable para que haya prestamos a largo plazo y las personas puedan comprar viviendas y construir fábricas con el crédito, seguridad jurídica y personal, educación de calidad y medicina al alcance de todos. Las sociedades donde sus dirigentes se dedican a la eliminación de unos a otros, a menudo carecen de capacidad suficiente para servir a los ciudadanos y se hacen disfuncionales. El sector privado puede ayudar a cerrar algunas de estas brechas críticas, mediante la construcción de infraestructura básica, la restauración de la conectividad y el pago de impuestos para que el gobierno los utilice en la prestación de servicios de salud, educación y otros servicios.
La infraestructura crítica, como carreteras, electricidad, telecomunicaciones y saneamiento, puede ser financiada por el sector privado a través de asociaciones público-privadas. Un ejemplo de esto es Liberia Electricity Corporation. En coordinación con otros socios para el desarrollo, IFC estructuró una asociación entre el gobierno de Liberia y un socio privado, que amplió el alcance de la electricidad asequible de 500 conexiones para, en última instancia, servir a 165.000 liberianos. Como ya se señaló, además de brindar los servicios necesarios, las empresas formales también proporcionan al gobierno los ingresos fiscales necesarios para financiar los servicios sociales y las necesidades de reconstrucción. En 2015, en Afganistán, los ingresos provenientes de los impuestos sobre bienes y servicios pagados por empresas privadas correspondieron a cuatro veces la asistencia neta total proporcionada por las agencias de desarrollo.
Las economías frágiles y afectadas por conflictos a menudo exhiben varias características comunes, como conflictos sociales y grupos excluidos, instituciones parcializadas y servicios deficientes, infraestructura y capacidades gubernamentales inadecuadas, problemas ambientales y sociales, sectores privados limitados y no diversificados, y bajos niveles de el comercio y la renta per cápita.
Si bien generar confianza, seguridad e instituciones sólidas es fundamental para ayudar a estos países a avanzar y ganar estabilidad, el papel del sector privado a lo largo del proceso de desarrollo se considera cada vez más esencial. Las empresas privadas pueden proporcionar los puestos de trabajo y los servicios necesarios para aumentar los niveles de ingresos y satisfacer las necesidades de la sociedad. También pueden contribuir a la confianza y la estabilidad mediante la construcción de mercados que funcionen y relaciones comerciales que incluyan a los diferentes grupos de la sociedad, sean sostenibles y operen con integridad. Además, las empresas a menudo contribuyen directamente a los programas sociales locales y trabajan con los gobiernos para mejorar el clima de inversión.
En consecuencia, los inversores en economías afectadas por conflictos deben realizar esfuerzos deliberados para identificar cómo sus inversiones pueden operar con una intención positiva y comprender los beneficios comerciales de operar de manera que beneficien a todos los grupos de la sociedad. Estas economías tienden a tener una clasificación baja en los indicadores del clima de inversión, especialmente la calidad de la infraestructura, el tamaño del mercado y la confianza institucional. Como resultado, el nivel de inversión privada en sociedades frágiles y en conflicto sigue siendo bajo.
Según la Corporación Internacional de Financiamiento del Banco Mundial, el proceso de inversión en zonas de conflicto debe incluir: 1. Participación temprana en cuestiones críticas de fragilidad, análisis de conflictos; 2. Llevar a cabo un extenso trabajo de preparación de proyectos, que incluya abordar cuestiones de política y mejorar la capacidad del sector privado y del gobierno; 3. Identificar patrocinadores viables y potencialmente atraer nuevos; 4. Comprometer más que dinero; 5. Cumplir con los estándares pero siendo flexible en los plazos. 6. Incorporar nuevos jugadores e innovar.
Mantener abiertos los mercados para el comercio y la inversión internacional. En mercados frágiles, la búsqueda de oportunidades en el extranjero a menudo puede llenar el vacío en la actividad económica nacional.
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