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La “siembra del petróleo”, un legado autoritario

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Tiempo de lectura: 4 min.

El 22 de mayo se conmemoraron 110 años del natalicio del escritor Arturo Uslar Pietri. En la sede de la Fundación que lleva su nombre, se llevó a cabo un acto recordando el legado del autor de “Las lanzas coloradas”. A pesar de que podamos discrepar de algunas de sus ideas y posturas políticas, me cuento entre las varias generaciones de venezolanos que guarda una gran deuda intelectual con el laureado escritor. Es justo reconocer que con sus novelas, escritos en la prensa y en particular, con su labor de divulgación cultural en la TV contribuyó a formar el ADN intelectual de varias generaciones de venezolanos.

Entre las ideas que divulgó destaca “la siembra del petróleo” alrededor de la cual se nucleó la política económica de diversos gobiernos, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y del presente siglo. El mismo Uslar reconoció que el autor de la idea fue Alberto Adriani, quien se desempeñó como diplomático del régimen gomecista durante varios años y poco antes de fallecer, fue designado como el primer ministro de agricultura de Venezuela. La idea de Adriani, era utilizar la renta (o ingreso) proveniente de la actividad petrolera para incentivar el desarrollo agrícola e industrial del país. El actor principal de este esfuerzo de redistribución de la renta petrolera y del fomento de la actividad agrícola y manufacturera, era el Estado. En consecuencia, en su concepción, Adriani era partidario de una economía con una fuerte participación del Estado como motor y dinamizador de la misma.

Es necesario aclarar que Adriani era descendiente de una familia de emigrantes italianos que se radicaron en los Andes Venezolanos. Pasó buena parte de su vida profesional en el extranjero y al igual que su familia, mantenía fuertes lazos culturales con Italia. En este contexto simpatizaba con el fascismo italiano y era admirador de Mussolini. No es de extrañar que se identificara con una economía intervenida por un Estado autoritario y con la tesis de los intelectuales positivistas del gomecismo, sobre el “gendarme necesario”; tesis ésta postulada por Laureano Vallenilla Lanz en su obra “Cesarismo democrático”. La necesidad de un “Cesar” (similar al Julio Cesar romano) con mano fuerte para disciplinar un país díscolo y anárquico, que era la tesis central de los positivistas, estaba estrechamente conectada con la idea de un Estado autoritario, implícita en la visión de Adriani sobre “la siembra del petróleo”. Uslar Pietri despojó a la idea de su envoltura autoritaria y la presentó como la utilización de una riqueza temporal y destructiva para la creación de las bases de una economía progresiva, basada en recursos renovables y que podía desarrollarse y crecer con el país.

Asdrubal Baptista es uno de los economistas que ha estudiado en forma más sistemática el funcionamiento de la economía venezolana como una economía basada en la redistribución de la renta o ingreso petrolero. Ello creó un modelo de desarrollo que él denominó “Capitalismo rentístico” el cual tiene entre sus características principales la hipertrofia del Estado. Esta hipertrofia aborta la posibilidad del desarrollo de una sociedad civil autónoma y la existencia de mecanismos compensadores del poder del Estado. Estas carencias se revelaron como cruciales cuando el sistema de partidos entró en crisis y el poder político recayó en un “Cesar”, un caudillo autoritario y ambicioso, con deseos de eternizarse en el poder. Debido a estas carencias, no se pudo impedir la destrucción de las precarias instituciones existentes y la subordinación de los cascarones institucionales que sobrevivieron a los designios del desquiciado Cesar. Tampoco se pudo evitar el hostigamiento a la iniciativa privada, que se consideró superflua e innecesaria ante la iniciativa pública, conduciendo a la caótica situación que enfrentamos en la actualidad. Cuando a la hipertrofia del Estado, implícita en la siembra del petróleo, se sobrepuso la existencia de un liderazgo autoritario las consecuencias para la vida institucional y productiva del país fueron nefastas.

El modelo de desarrollo que surge de la “siembra del petróleo” tiene otra característica, la cual ha recibido mayor atención de los economistas. Estudios especializados han evidenciado, que cuando en una economía se produce una masiva entrada de ingresos provenientes de una actividad extractiva como la petrolera, se genera una tendencia al fortalecimiento de la moneda nacional. En consecuencia se produce, por un lado, un incremento de la capacidad importadora del país y por otro, se lesiona la competitividad de las actividades productivas no petroleras. Ello ha ocurrido en diversos momentos de la historia de nuestro país. La última vez fue durante el boom de los precios del petróleo que se dio entre el año 2004 y 2008, lo que implicó que las importaciones agroalimentarias se multiplicaran por seis entre los años previos al 2004 y el 2008; al mismo tiempo que las exportaciones agroalimentarias se redujeran de 613 millones de dólares en el año 1998 a niveles insignificante en los últimos años. En otras palabras se produce un efecto contrario al que se busca con la “siembra del petróleo”.

En síntesis la “siembra del petróleo” incentivó un modelo de desarrollo que generó una hipertrofia del Estado, lo cual creó a su vez las condiciones para el surgimiento de un régimen autoritario; lesionando además la competitividad de las actividades productivas más imbricadas con los recursos internos.

Si bien Uslar Pietri, con buena intención, despojó a la “siembra del petróleo” de su envoltura autoritaria; la dinámica del modelo de desarrollo que se generó a partir de la misma, restauró como una pesadilla el legado absolutista que planteo Adriani desde el inicio. Hemos querido recordar a Arturo Uslar Pietri con una de las ideas que contribuyó a divulgar, la cual no fue muy afortunada. Ello no empequeñece la obra del gran escritor y no merma en modo alguno la deuda que los venezolanos mantenemos con él por inculcarnos la pasión por la lectura y el conocimiento de la cultura universal. La “siembra del petróleo” y la apasionada defensa que Uslar Pietri hizo de esta idea es un ejemplo más de la sabiduría del dicho popular: “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”.

Profesor UCV