Las políticas antiliberales implementadas por el chavismo en el poder han llevado a Venezuela a una situación económica muy similar a la imperante en los países africanos más pobres. Esto se da en un contexto en el cual una parte de la región latinoamericana ha asumido la agenda liberal como paradigma de su política económica. Las políticas económicas de orientación liberal se dirigen a restringir la acción del Estado, controlar la inflación e incentivar la iniciativa individual y la competitividad de las economías. Chile ha sido uno de los países que ha mantenido estas políticas por más largo tiempo, lo cual aunado a su estrategia de apertura comercial lo ha llevado, entre otras cosas, a ocupar una posición económica relevante en la Cuenca del Pacífico, una de las regiones con mayor dinamismo económico en el mundo. Ello ha generado un éxito económico sostenido en el tiempo que ha elevado sustantivamente los niveles de vida de los chilenos. El éxito de Chile ha incentivado a otros países latinoamericanos (Colombia, Perú y México) que practican políticas económicas similares, a unirse al país austral conformando la Alianza del Pacifico, una iniciativa de integración comercial que aparece como una de las más dinámicas de la región.
Después de asumir la Agenda Venezuela, de orientación liberal, en los primeros años de su gobierno; el ex presidente Chávez da un giro de 180° e implementa una agenda económica dirigida a expandir la acción del Estado y hostigar a la iniciativa privada: Estas políticas han conducido a Venezuela a una encrucijada caracterizada por escasez, elevados niveles de pobreza y una inflación desbocada que nos coloca, según el criterio de algunos economistas, a la par de algunos países africanos pobres como Zimbabue; el cual recientemente enfrentó las mismas dificultades, como consecuencia de la implementación de políticas muy similares a las llevadas a cabo por el chavismo. El viaje del vicepresidente Aristobulo Isturiz al continente africano no hace sino alimentar esta especie.
Uno de los economistas que nos ha ubicado en este triste derrotero ha sido Michael Reid, editor para el continente americano de la prestigiosa revista inglesa The Economist , quien examinó el desempeño del presidente Chávez en un libro de su autoría titulado “Forgotten continent. The battle for Latin America’s soul” publicado en el año 2007. Su análisis se centró en las políticas implementadas en pleno boom de los precios del petróleo, en el cual señaló que “hay muchas razones para creer que los efectos de las políticas de Chávez… acelerarán la larga declinación que sufre Venezuela”. En dicho análisis señaló que si algo caracterizaba al socialismo del siglo XXI era el gasto público desenfrenado, el cual era insostenible; concluyendo al final con una terrible predicción que sonó más bien como una maldición: si los precios del petróleo descendían, Venezuela se enrumbaría a una condición similar a la de un petroestado fallido como Nigeria.
Nigeria es un país africano productor de petróleo cuyo desarrollo ha estado lastrado por la corrupción y los conflictos étnicos. A pesar de su condición petrolera, figura con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) que se ubica por debajo de algunos países centroamericanos como Honduras o Guatemala. Este índice es elaborado por las Naciones Unidas y mide entre varios ítems el acceso a los sistemas de salud y educativo, la esperanza de vida y el nivel medio de la renta o ingreso de un país.
Mr. Reid, como buen inglés es un individuo organizado y persistente. En días recientes volvió a las andadas. La revista The Economist publicó en el número correspondiente al 2 de Abril de este año, un artículo en el cual compara la situación de Venezuela con la de otro país africano, Zimbabue cinco años atrás, el cual está en peores condiciones que Nigeria. Probablemente, como evidencia de que la predicción de Mr. Reid se ha cumplido, el artículo plantea que Venezuela enfrenta en el plano económico las mismas carencias y dificultades que Zimbabue, un país que compitió con otros países africanos por el último puesto en la lista del IDH de las Naciones Unidas en el año 2010. Zimbabue ha estado gobernada, desde hace varias décadas, por un anciano y senil dictador que culpa a los homosexuales de los aprietos económicos que atraviesa su país, por lo que la homosexualidad está proscrita en esa nación, tal como lo declaró en un discurso en las Naciones Unidas el año pasado.
El artículo mencionado, hace una comparación entre ambos regímenes y gobernantes. Ambos confiscaron empresas privadas recurriendo a la violencia o al uso de la fuerza. Los dos líderes organizaron grupos armados para atemorizar a la disidencia política. Mugabe y Chávez coincidían en que las fuerzas del mercado podían ser manejadas como soldados en un desfile. En ambos casos el resultado fue el mismo: escasez, inflación y descenso abrupto del nivel de vida. Ambos gobernantes compartían su interés por los pobres y a fin de aliviar su situación establecieron un control de precios de los productos básicos que en ambos casos derivó en un mercado negro. Mugabe culpaba de las tribulaciones económicas que enfrentaba su país a los especuladores, traidores y homosexuales. Maduro no culpa a los homosexuales pero si a una guerra económica desatada por los empresarios criollos en alianza con el “Imperio”. Al final, cuando la hiperinflación alcanzó niveles descomunales, Mugabe decidió dolarizar la economía y abandonar parte de las viejas políticas lo cual inició una etapa de recuperación económica. El artículo plantea que la opción que tiene Maduro es seguir el camino de la Mugabeconomia o la situación empeorará.
Mientras varios países latinoamericanos como Chile, Colombia, México y Perú integran, en el marco de su agenda liberal, una alianza dirigida a posicionarse en la Cuenca del Pacifico, una de las regiones con mayor dinamismo económico del mundo; Venezuela atraviesa por las mismas precariedades y carencias económicas que naciones africanas como Zimbabue; situación a la que nos han conducido las disparatadas políticas antiliberales del expresidente Chávez y sus seguidores, muy similares a las de decrépitos dictadores africanos como Mugabe. Al escribir estas líneas leemos en la prensa nacional que el vicepresidente Aristobulo Izturis está de gira por el continente africano; no podemos dejar de imaginarnos que un propósito oculto de la gira es parar en Zimbabue, a fin de entrevistarse con el senil Mugabe y pedirle asesoría sobre la mejor opción para salir del atolladero en que se encuentra su gobierno.
Profesor UCV
La agenda antiliberal y la africanización de Venezuela
José E. Rodríguez Rojas
Las políticas antiliberales implementadas por el chavismo en el poder han llevado a Venezuela a una situación económica muy similar a la imperante en los países africanos más pobres. Esto se da en un contexto en el cual una parte de la región latinoamericana ha asumido la agenda liberal como paradigma de su política económica. Las políticas económicas de orientación liberal se dirigen a restringir la acción del Estado, controlar la inflación e incentivar la iniciativa individual y la competitividad de las economías. Chile ha sido uno de los países que ha mantenido estas políticas por más largo tiempo, lo cual aunado a su estrategia de apertura comercial lo ha llevado, entre otras cosas, a ocupar una posición económica relevante en la Cuenca del Pacífico, una de las regiones con mayor dinamismo económico en el mundo. Ello ha generado un éxito económico sostenido en el tiempo que ha elevado sustantivamente los niveles de vida de los chilenos. El éxito de Chile ha incentivado a otros países latinoamericanos (Colombia, Perú y México) que practican políticas económicas similares, a unirse al país austral conformando la Alianza del Pacifico, una iniciativa de integración comercial que aparece como una de las más dinámicas de la región.
Después de asumir la Agenda Venezuela, de orientación liberal, en los primeros años de su gobierno; el ex presidente Chávez da un giro de 180° e implementa una agenda económica dirigida a expandir la acción del Estado y hostigar a la iniciativa privada: Estas políticas han conducido a Venezuela a una encrucijada caracterizada por escasez, elevados niveles de pobreza y una inflación desbocada que nos coloca, según el criterio de algunos economistas, a la par de algunos países africanos pobres como Zimbabue; el cual recientemente enfrentó las mismas dificultades, como consecuencia de la implementación de políticas muy similares a las llevadas a cabo por el chavismo. El viaje del vicepresidente Aristobulo Isturiz al continente africano no hace sino alimentar esta especie.
Uno de los economistas que nos ha ubicado en este triste derrotero ha sido Michael Reid, editor para el continente americano de la prestigiosa revista inglesa The Economist , quien examinó el desempeño del presidente Chávez en un libro de su autoría titulado “Forgotten continent. The battle for Latin America’s soul” publicado en el año 2007. Su análisis se centró en las políticas implementadas en pleno boom de los precios del petróleo, en el cual señaló que “hay muchas razones para creer que los efectos de las políticas de Chávez… acelerarán la larga declinación que sufre Venezuela”. En dicho análisis señaló que si algo caracterizaba al socialismo del siglo XXI era el gasto público desenfrenado, el cual era insostenible; concluyendo al final con una terrible predicción que sonó más bien como una maldición: si los precios del petróleo descendían, Venezuela se enrumbaría a una condición similar a la de un petroestado fallido como Nigeria.
Nigeria es un país africano productor de petróleo cuyo desarrollo ha estado lastrado por la corrupción y los conflictos étnicos. A pesar de su condición petrolera, figura con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) que se ubica por debajo de algunos países centroamericanos como Honduras o Guatemala. Este índice es elaborado por las Naciones Unidas y mide entre varios ítems el acceso a los sistemas de salud y educativo, la esperanza de vida y el nivel medio de la renta o ingreso de un país.
Mr. Reid, como buen inglés es un individuo organizado y persistente. En días recientes volvió a las andadas. La revista The Economist publicó en el número correspondiente al 2 de Abril de este año, un artículo en el cual compara la situación de Venezuela con la de otro país africano, Zimbabue cinco años atrás, el cual está en peores condiciones que Nigeria. Probablemente, como evidencia de que la predicción de Mr. Reid se ha cumplido, el artículo plantea que Venezuela enfrenta en el plano económico las mismas carencias y dificultades que Zimbabue, un país que compitió con otros países africanos por el último puesto en la lista del IDH de las Naciones Unidas en el año 2010. Zimbabue ha estado gobernada, desde hace varias décadas, por un anciano y senil dictador que culpa a los homosexuales de los aprietos económicos que atraviesa su país, por lo que la homosexualidad está proscrita en esa nación, tal como lo declaró en un discurso en las Naciones Unidas el año pasado.
El artículo mencionado, hace una comparación entre ambos regímenes y gobernantes. Ambos confiscaron empresas privadas recurriendo a la violencia o al uso de la fuerza. Los dos líderes organizaron grupos armados para atemorizar a la disidencia política. Mugabe y Chávez coincidían en que las fuerzas del mercado podían ser manejadas como soldados en un desfile. En ambos casos el resultado fue el mismo: escasez, inflación y descenso abrupto del nivel de vida. Ambos gobernantes compartían su interés por los pobres y a fin de aliviar su situación establecieron un control de precios de los productos básicos que en ambos casos derivó en un mercado negro. Mugabe culpaba de las tribulaciones económicas que enfrentaba su país a los especuladores, traidores y homosexuales. Maduro no culpa a los homosexuales pero si a una guerra económica desatada por los empresarios criollos en alianza con el “Imperio”. Al final, cuando la hiperinflación alcanzó niveles descomunales, Mugabe decidió dolarizar la economía y abandonar parte de las viejas políticas lo cual inició una etapa de recuperación económica. El artículo plantea que la opción que tiene Maduro es seguir el camino de la Mugabeconomia o la situación empeorará.
Mientras varios países latinoamericanos como Chile, Colombia, México y Perú integran, en el marco de su agenda liberal, una alianza dirigida a posicionarse en la Cuenca del Pacifico, una de las regiones con mayor dinamismo económico del mundo; Venezuela atraviesa por las mismas precariedades y carencias económicas que naciones africanas como Zimbabue; situación a la que nos han conducido las disparatadas políticas antiliberales del expresidente Chávez y sus seguidores, muy similares a las de decrépitos dictadores africanos como Mugabe. Al escribir estas líneas leemos en la prensa nacional que el vicepresidente Aristobulo Izturis está de gira por el continente africano; no podemos dejar de imaginarnos que un propósito oculto de la gira es parar en Zimbabue, a fin de entrevistarse con el senil Mugabe y pedirle asesoría sobre la mejor opción para salir del atolladero en que se encuentra su gobierno.
Profesor UCV