El antiamericanismo forma parte de nuestro ADN cultural. Ello se ha reflejado en la relación conflictiva que el régimen chavista ha mantenido con los Estados Unidos. Paradójicamente, las evidencias apuntan a que una alianza con los Estados Unidos ha sido un elemento clave de la ruta al desarrollo de los países latinoamericanos que más logros han obtenido. Juan Guaidó está construyendo una alianza con el gobierno de los Estados Unidos, que retoma esta idea. Esto nos coloca en una posición muy ventajosa para impulsar el proceso de recuperación.
En su libro “Redentores” el historiador mexicano Enrique Krauze revisa el ideario de varios personajes claves en la historia de latinoamérica y concluye que una idea que nos identifica a los latinoamericanos es el antiamericanismo, el reconcomio frente a los Estados Unidos. Usualmente se cita una frase de Simón Bolívar para justificarlo. El Libertador señaló en una carta al coronel Patricio Campbell que “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”. “Las Venas Abiertas de América Latina”, del periodista uruguayo Eduardo Galeano, es una obra muy bien escrita que ha alimentado esta idea. Una reseña del libro señala que “es un ensayo periodístico que contiene crónicas y narraciones que dan prueba del constante saqueo de recursos naturales que sufrió el continente latinoamericano a lo largo de su historia a manos de naciones colonialistas, del siglo XV al siglo XIX, e imperialistas, del siglo XX en adelante”.
Cuando habla de imperialistas obviamente se refiere a los Estados Unidos. La obra es un panfleto propagandístico con una precaria fundamentación; Galeano reconoce, en declaraciones recientes en una feria del libro, que no tenía los conocimientos en economía y política necesarios para hacer algo mejor, marcando distancia con su obra.
El régimen cubano y su conflicto constante con los Estados Unidos ha influido en el ideario de la izquierda jurásica latinoamericana agrupada en el Foro de Sao Paulo, que acusa a los Estados Unidos de un comportamiento imperial en relación a los países de la región, con la intención de someterlos como colonia y explotarlos. Esta ideología ha marcado la agenda del régimen chavista en su relación con los Estados Unidos, que se ha mantenido desde un inicio en una retórica antiamericana, a pesar de ser el coloso del norte nuestro principal cliente, retórica que progresivamente ha ido minando nuestra relación con la economía del norte.
Paradójicamente cuando examinamos los casos de tres de los países de América Latina que han logrado avances económicos considerables y algunos de ellos sociales, en las últimas décadas, constatamos que la alianza que han llevado a cabo con los Estados Unidos lejos de ser perjudicial los ha beneficiado, a tal punto que ha influido de manera determinante en su ruta hacia el desarrollo
La ruta hacia el desarrollo implicó en el caso de Chile un golpe militar por parte de la derecha que impidió el establecimiento de un régimen procastrista en el país austral. Aunado a ello la dictadura militar forjó un acuerdo con los economistas de la corriente monetarista de la Universidad de Chicago, una de las mejores instituciones académicas en los Estados Unidos. Producto de este acuerdo surgió la agenda de reformas liberales, que sería la base del legado económico de la dictadura que dio lugar al milagro económico chileno. A la larga, los partidos democráticos, como el socialista de Bachelet, incorporaron estas reformas a su agenda haciéndolas más inclusivas. (Rodríguez R., José E. 2019. Liberalismo y desarrollo en el Cono Sur. Dígalo ahí, 12 de julio).
En el caso de Colombia, el país hermano estuvo cerca de constituir un Estado fallido cuando las FARC se enfrentaron al gobierno colombiano, llegando a controlar buena parte del territorio, atentando contra la infraestructura productiva del país y limitando el desplazamiento de personas y empresas, forzando a cientos de miles de colombianos a emigrar. Gracias al fuerte liderazgo del presidente Álvaro Uribe y el apoyo financiero, militar y tecnológico de Estados Unidos, a través del Plan Colombia, se pudo derrotar a las FARC. Ante la posibilidad real de ser eliminados físicamente la guerrilla aceptó la sugerencia de su aliado, el régimen cubano, y acordaron negociar un proceso de paz con el gobierno de Santos, que ha contribuido a la recuperación económica del hermano país.
Colombia y Chile han firmado acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos que han impulsado su comercio e inversiones. Igualmente lo hizo México, que firmó un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá, denominado Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a inicios de la década de 1990. El tratado ha potenciado el comercio y las inversiones extranjeras, lo que ha modificado la composición de las exportaciones mexicanas, convirtiendo en minoritarias las provenientes del petróleo. El incremento del comercio y de las inversiones ha devenido en un crecimiento de la economía que se ha ubicado en el onceavo lugar por encima de la de España, Corea del Sur y Australia (Rodríguez R., José E. 2019. La exitosa ruta de México hacia un país no dependiente del petróleo. Dígalo ahí, 22 de julio).
Los logros llevados a cabo por Chile, Colombia y México han posibilitado su ingreso en la OCDE llamado el “club de los países ricos” donde se codean con las naciones más desarrolladas del mundo como Estados Unidos, Canadá, los países europeos, Japón y los gigantes de Asia como la India y China.
De estos tres casos se concluye que una alianza con Estados Unidos es clave para encaminarse y avanzar en la ruta del progreso económico. Esto avala la gestión de Juan Guaidó quien ha nucleado a su alrededor a un grupo de expertos en petróleo, economía, finanzas y diplomáticos que lo han ayudado a elaborar un plan económico y construir una alianza con los sectores anticastristas del congreso de los Estados Unidos y el gobierno de este país; logrando su apoyo para defender los intereses de PDVSA en el extranjero. Creando las bases para lograr el apoyo de los Estados Unidos a un paquete de ayuda del FMI, que permita resolver el tema de la deuda y aliviar la crisis humanitaria, así como la apertura de la industria petrolera a la inversión extranjera.
Esta alianza constituye un avance invalorable que nos coloca en una posición sumamente ventajosa para impulsar la recuperación de la economía, una vez que el usurpador abandone el poder.
Profesor UCV