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La derrota del movimiento bolivariano

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 4 min.

Los venezolanos tenemos la percepción de que la pesadilla que significa el proyecto chavista o bolivariano parece no tener fin, pero la realidad es que el movimiento bolivariano en América Latina viene sufriendo derrota tras derrota y se encuentra actualmente arrinconado en Venezuela, para nuestra desgracia.

Gracias a los ingresos petroleros, Hugo Chávez buscó construir un movimiento o alianza de países bolivarianos que se nucleara en torno a una plataforma ideológica que él y sus aliados aspiraban se consolidara como contrapeso a la influencia de los Estados Unidos en la región. La plataforma que los sustentaba era un pasticho que incluía el rescate de las ideas de Simón Bolívar, la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas, la ideología marxista… y pare usted de contar. Sin embargo, una vez que los ingresos petroleros extraordinarios se esfumaron, el movimiento comenzó a desmoronarse en la misma forma que lo hacían los precios del petróleo, reflejando que una de las amalgamas del movimiento era la corrupción y el manejo discrecional de los fondos públicos que hacía Chávez.

La más reciente crisis en el bolivarianismo fue la que representó la derrota de Rafael Correa en sus aspiraciones de rechazar una enmienda constitucional para eliminar la reelección indefinida. La aprobación de la enmienda imposibilita la reelección de Correa como presidente del Ecuador. Como bien lo apunta Mario Vargas Llosa en un artículo reciente “el domingo 4 de febrero no solo fue derrotado el ex presidente Rafael Correa…, sino el chavismo y su engendro ideológico, “el socialismo del siglo XXI”, del que aquel fue un entusiasta promotor. Durante los diez años que estuvo en el gobierno, el exuberante demagogo fue, al igual que el comandante Daniel Ortega en Nicaragua, Evo Morales en Bolivia y Fidel y Raúl Castro en Cuba, un propagandista tenaz de las políticas que destruyeron la democracia venezolana y la convirtieron en una dictadura devastada por la ruina económica, la violencia represora y la inflación”. El Presidente de Ecuador, Lenin Moreno, había expresado su rechazo a las aspiraciones electorales de su anterior jefe y encabezó el movimiento a favor de la aprobación de la enmienda. Correa fue recibido con piedras y huevos en su gira por las plazas públicas ecuatorianas, como evidencia del rechazo de la población a sus aspiraciones y a su estilo intolerante de gobernar, rechazo que se materializó posteriormente en las urnas donde la enmienda fue aprobada por amplio margen.

El movimiento bolivariano sufrió otros reveses previo a la derrota de Correa. Una de las primeras en morder el polvo de la derrota fue Cristina Kirchner quien fue desplazada de la Casa Rosada argentina por Mauricio Macri, un empresario argentino que no solo la derrotó en las urnas, sino que se convirtió en uno de los aliados más radicales de los Estados Unidos y de los sectores que adversaban al bolivarianismo en la región. La Kirchner se encuentra actualmente ocupada, no en oxigenar al movimiento bolivariano, sino en defenderse de los procesos judiciales incoados en su contra por la desaforada corrupción que se desarrolló en su gobierno.

Otro de los aliados de Chávez que pronto se vieron arrinconados por los vientos en contra del bolivarianismo fue las FARC. Gracias al liderazgo del Presidente Uribe y a la alianza del gobierno colombiano con los Estados Unidos, concretada en el Plan Colombia, la guerrilla colombiana fue derrotada militarmente, y ante la disyuntiva de que sus dirigentes fueran eliminados físicamente, aceptaron negociar un acuerdo de paz con el gobierno colombiano. Este acuerdo de paz se instrumentó con dificultades debido a la oposición de buena parte de la sociedad y de la elite colombiana. Al final, las FARC convertida en partido político decide participar en elecciones aupando a Timochenko como candidato presidencial, pero la campaña debió suspenderse debido al rechazo que el ex guerrillero encontró en las plazas públicas donde se aparecía, siendo recibido con tomates y huevos podridos lanzados en contra de su humanidad.

También la alianza que Chávez aspiró consolidar con Cuba se vino a pique en la medida que la crisis económica obligó al gobierno venezolano a restringir las ayudas que concedía al gobierno cubano. La isla es actualmente un barco a la deriva, sin un proyecto de futuro claro más allá de buscar un generoso benefactor que la ayude a sobrevivir en los términos que lo hizo el prócer de Sabaneta.

La derrota del proyecto bolivariano se evidencia en el aislamiento internacional del gobierno venezolano acosado por las sanciones internacionales tanto de Estados Unidos, como de la Unión Europea y de los países latinoamericanos. Los pormenores que han rodeado la próxima Cumbre de las Américas reflejan en extremo este aislamiento, al que se han sumado los países de mayor importancia económica de América Latina, nucleados en el llamado Grupo de Lima. La beligerante posición del Perú y su cancillería que han decidido retirar la invitación a Maduro para asistir a la Cumbre y las declaraciones de éste, amenazando con asistir a toda costa, son los últimos capítulos de este drama.

En este fracaso del movimiento bolivariano como proyecto latinoamericano, Venezuela luce como el último agujero donde se han refugiado los impulsores del movimiento, antes de la debacle final. Esta debacle, caracterizada por una crisis económica y de gobernabilidad sin precedentes, ha empujado a cientos de miles de venezolanos a la frontera, a fin de salvaguardar su humanidad y sus querencias de este desastre que no sabemos cómo se resolverá. Los que hemos decidido permanecer en el país lucimos como una especie de rehenes de quienes se resisten a abandonar sus jugosos negocios y no quieren ceder al viento en contra de la historia. Estamos destinados a compartir con ellos los sinsabores de la lucha final por la preservación de un proyecto sin sentido.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com