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La escasez llegó para quedarse

Opinión
Artículos de opinión
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El pasado 7 de Abril, la cátedra libre de Agroambiente y Sociedad de la Facultad de Agronomía de la UCV realizó un nuevo evento. Se trató de una conferencia titulada “Crisis de la soberanía y seguridad alimentaria en Venezuela. Coyuntural o estructural?” El ponente a cargo de la misma fue el Ing. Rodrigo Agudo. Agudo es Ingeniero Químico y se ha desempeñado como consultor en el área agroalimentaria. Es un experto con una larga experiencia en el sector de lácteos, consejero de CONVECAR y asesor de empresas agroalimentarias. A continuación haremos una síntesis de la exposición del Ing. Agudo por considerarla un aporte que es necesario difundir, dada su experticia en el tema.

La tesis central del Ing°. Agudo es que la escasez es estructural, llegó para quedarse. Se extenderá hasta el 2017 debido al precario comportamiento de la producción agrícola.

En la primera parte de la exposición abordó el tema de la soberanía agroalimentaria y se inició con su definición. Existe soberanía agroalimentaria cuando las exportaciones, producto de los excedentes de una producción agrícola competitiva, pueden financiar las importaciones de aquellos rubros que no se pueden producir en el país por razones agroclimáticas. Al analizar las evidencias estadísticas se encontró que todos los países latinoamericanos incrementaron sus exportaciones agroalimentarias, excepto Venezuela que las redujo.

Detrás de la reducción de las exportaciones subyace el debacle de la producción. Tenemos siete años en continua caída de la producción agrícola. De 12 rubros que Fedeagro monitorea 11 decrecieron. Esta situación probablemente continúe en el 2017 dada las expectativas nada halagüeñas que existen sobre el comportamiento de la producción debido a la escasez de semillas; la producción de cereales en particular está en riesgo, si no hay cereales no hay producción avícola ni de cerdos Adicionalmente ello hace prever que el desabastecimiento se mantendrá o se agravará en el tiempo.

Al inicio del gobierno del ex presidente Chávez en el año 1999, las exportaciones agroalimentarias financiaban el 40% de las importaciones agroalimentarias. En el año 2015 las exportaciones financiaban el 0,5%, porque las importaciones crecieron y las exportaciones disminuyeron como parte del proceso de caída de la producción agrícola ya señalado. En conclusión sé perdió la soberanía agroalimentaria.

La segunda parte se centró en el tema de la seguridad alimentaria, la cual fue definida como el acceso de la población a los alimentos básicos; el Ing. Agudo destacó que el consumo per cápita mejoró entre 1999 y el 2012, pero no la calidad de la dieta debido al excesivo peso del consumo de carbohidratos. Sin embargo, cuando analizamos la evolución reciente del consumo per cápita, encontramos que en tres años se perdió todo lo que se logró previamente, lo que evidencia que los logros alcanzados no eran sustentables.

Una de las razones de la caída en el consumo es que el Estado se puso a hacer lo que no debía y dejó de hacer lo que debía. Actualmente el Estado es dueño de más de la mitad de la capacidad instalada en varios rubros y no lo hace bien, generando desabastecimiento en los mismos. En cambio dejó de hacer lo que debía, lo cual se ve reflejado en el deterioro del servicio eléctrico, la potabilización del agua, la vialidad agrícola y los servicios de asistencia social.

En el contexto del modelo que se ha buscado imponer, se produjo un hostigamiento a los actores privados de las diversas etapas de la cadena alimentaria (importadores, industriales, mayoristas, minoristas) que acabó con los inventarios en los diversos niveles de la misma, lo que ha originado el desabastecimiento. Ello ha obligado a las amas de casa a realizar compras para incrementar su reserva estratégica en previsión de un mayor desabastecimiento futuro.

La escasez estructural es parte de un modelo de cambio que se ha querido imponer en las relaciones de propiedad individual, sustituyéndola por la propiedad del pueblo (colectiva) representada por el Estado. Este modelo había fracasado en otros países, pero algunos jerarcas del régimen desarrollaron la tesis de que en Venezuela era factible por su condición petrolera; la abundancia de divisas hacía posible que, recurriendo a las importaciones, se podía hacer el tránsito al nuevo modelo sin lesionar al pueblo.

En la parte final de la conferencia Agudo expuso su propuesta para superar la crisis alimentaria. Hizo la salvedad que esto es muy difícil de cambiar; se requieren dos años para restablecer los equilibrios en la cadena agroalimentaria y es necesario estimular la agricultura en ese lapso para lograrlo. Sin embargo durante ese periodo es imprescindible recurrir a la ayuda externa para obtener recursos para pagar las importaciones. Para ello es necesario restablecer la confianza mediante un gran acuerdo nacional entre el gobierno, el sector productivo privado y la academia. El ejecutivo por sí solo no puede, debe reconocer que el modelo fracasó y debe sentarse a dialogar y promover un gran acuerdo entre los sectores señalados.

La inclinación al dialogo del ejecutivo depende del entorno político. En las actuales circunstancias es muy poco probable que ello ocurra. Sin embargo, si en las elecciones de gobernadores la oposición gana 20 gobernaciones como anuncian las encuestas, la oposición se convertiría en gobierno. En esas circunstancias el gobierno central se verá obligado a sentarse a la mesa con otros actores, para encontrar una salida a la crisis.

En cuanto al monto de la ayuda externa requerida para restablecer los equilibrios económicos, algunos economistas como Ricardo Hausmann la estiman en 55.000 millones de dólares. Agudo piensa que se queda corto pues no incluye los 22.000 millones que se requieren para restablecer los equilibrios en la cadena agroalimentaria. Considerando los dos montos, la ayuda externa requerida se estima en 77.000 millones de dólares; pero es necesario el gran acuerdo nacional señalado, si no, nadie nos presta, pues se trata de compromisos a largo plazo. Es necesario recuperar el comercio con Colombia quien nos puede ayudar a restablecer los equilibrios en la cadena agroalimentaria con importaciones financiadas por la CAF. Ello supone un cambio en nuestras prioridades de alianzas comerciales ya que nuestro socio natural es Colombia, no Brasil.