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La exitosa ruta de México hacia un país no dependiente del petróleo

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Artículos de opinión
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México ha avanzado en su camino al desarrollo a través de estrechar sus relaciones con el primer mundo. Ello lo ha hecho mediante un Tratado de Libre Comercio con sus vecinos del norte (TLCAN) que le ha permitido incrementar su comercio e inversiones en forma sustantiva. El TLCAN ha convertido al país azteca en el octavo exportador de automóviles a nivel mundial. La composición de las exportaciones se ha modificado, reduciéndose el peso de las exportaciones petroleras que son minoritarias. Esto ha derivado en un incremento del tamaño de la economía que ha desplazado a España como la mayor economía de hispanohablantes del mundo y ha posibilitado el ingreso del México en la OCDE conocido como el “club de los países ricos”.

Entre la década de 1970 y 1990 se desarrollaron diversos eventos que fueron clave en la transformación de México en una economía no petrolera. Durante esos años gobernaba en México el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual era heredero de la tradición de la revolución agraria mexicana. El PRI mantenía el control del Estado desde 1930, conformando un régimen autoritario de largo aliento qué si bien recurría a la represión, también emprendió reformas que lo conectaron con amplios sectores económicos, académicos y culturales. Evidencia de ello es que un intelectual de la talla de Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, se desempeñó como embajador en la India de uno de los gobiernos de este partido.

El PRI era un partido de Estado en el sentido de que se consideraba comprometido con la gestión del Estado mexicano en el largo plazo y la necesidad de pensar ésta más allá de las circunstancias del momento. La dirigencia del partido concluyó que manejar el Estado era muy complejo, en consecuencia, envió a sus jóvenes dirigentes presidenciables a formarse en economía y gerencia en las universidades de los Estados Unidos; con el propósito de construir una generación que fuera capaz de enfrentar los retos que planteaba la globalización a la economía mexicana, aunado al reto de convivir con su vecino, el coloso del norte, y sobrevivir en el intento.

Un miembro de esa generación, formado en los Estados Unidos, Carlos Salina de Gortari, llegó a presidente de la nación a finales de la década de 1980. Salinas era economista y obtuvo un master en Administración Pública en la Universidad de Harvard y luego un PHD en la escuela de gobierno de la misma universidad. En su administración se inició la discusión de un Tratado de Libre Comercio con sus vecinos, Estados Unidos y Canadá (TLCAN), el cual recogía una idea lanzada por Ronald Reagan en su campaña a la presidencia de Estados Unidos en 1980, que dio lugar a un acuerdo previo entre éste país y Canadá, que luego se extendió al país azteca. Los esfuerzos del PRI habían dado frutos ya que sus jóvenes dirigentes habían contribuido a la concepción de un acuerdo, que no solo era una respuesta a la globalización sino que intentaba formalizar, para provecho mutuo, una agenda de convivencia con el coloso del norte que fuera más allá del conflicto migratorio que todavía consume la discusión entre ambos.

El acuerdo comercial fue firmado a inicios de la década de 1990 por Salinas, el presidente H.W.Bush y Brian Mulroney primer ministro de Canadá. El TLCAN buscaba potenciar el comercio con los Estados Unidos y Canadá así como las inversiones extranjeras. El PRI culminó su larga estadía en el poder en el año 2000 con el ascenso de Vicente Fox a la presidencia, sin embargo, Fox al igual que los demás presidentes de México, que sucedieron a Salinas, continuaron la instrumentación del TLCAN, a pesar de las múltiples dificultades que se plantearon y que sería largo de enumerar en estas líneas.

Casi 30 años después una evaluación del acuerdo comercial evidencia que ha sido exitoso, si se le examina en función de los objetivos que se propuso, centrados en el tema del comercio y la inversión extranjera. Ha logrado incrementar de manera sustantiva las exportaciones hacia los Estado Unidos, así como las inversiones extranjeras de sus socios en el país del mariachi y del tequila. En particular en la industria de producción de automóviles México ha logrado integrarse en la cadena de producción. Las empresas automovilísticas americanas fabrican las autopartes en suelo estadounidense y luego las exportan al país azteca, donde se fabrican los vehículos, aprovechando el bajo costo de la mano de obra. Luego de fabricados son enviados a los Estados Unidos para su venta. Empresas europeas de fabricación de autos también se han instalado en México para luego exportar el producto final hacia el mercado americano. Como consecuencia de ello México se ha transformado en el octavo exportador mundial de vehículos. La estructura de las exportaciones ha variado, petróleo y derivados representa solo un tercio de las mismas, mientras la gran mayoría son exportaciones no petroleras que abarcan productos agroalimentarios, electrodomésticos, autopartes y vehículos entre otros items.

El crecimiento de las exportaciones y de la inversión se ha reflejado en un aumento del tamaño de la economía mexicana, medido por el Producto Interno Bruto (PIB) a precios de paridad del poder de compra (PPC), que es el indicador usualmente utilizado para ello. Para esta estimación se utiliza un tipo de cambio de equilibrio que corrige las distorsiones que corrientemente sufren los tipos de cambio, el cual permite la comparación entre los países en términos más reales. De acuerdo con esta estimación, hecha por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el tamaño de la economía del país azteca se ha incrementado a tal nivel que en 1998 desplazó a España, como la economía de hispanohablantes de mayor tamaño del mundo, según reporta el diario EL País de España. En el año 2012 el FMI confirma sus estimaciones colocando a México como la onceava economía del mundo por encima de Corea del Sur, Canadá, España, Turquía y Australia. Los avances del país azteca han posibilitado su ingreso en la OCDE conocida como el “club de los países ricos”. Según la unidad de investigación de la revista The Economist la expansión continuará en el futuro convirtiendo a México en una de las economías de mayor dinamismo del mundo.

El impacto del TLCAN se ha focalizado en algunas regiones principalmente la central y las más cercanas a los Estados Unidos. En otras, más rezagadas, la vida de los habitantes es agobiada por la violencia y el narcotráfico. La pobreza sigue siendo un tema pendiente. México es un caso paradigmático en el cual se evidencia que la pobreza es un problema de largo plazo difícil de resolver. A pesar de los esfuerzos que se han hecho, con la colaboración de los organismos internacionales, todavía involucra al 43% de la población.

Profesor UCV