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La mano de obra emigra

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 3 min.

La partida continua de personas que se van a probar suerte en otras latitudes no tiene cifras oficiales confiables en Venezuela. Se trata de un fenómeno relativamente novedoso y creciente y negarlo carece de sentido. Sin embargo, representa en sí mismo un océano de incertidumbres.

Ahora bien, a pesar que el Estado venezolano no informa sobre la emigración, la situación se ha convertido en una constante en diversos estratos sociales y grupos etáreos, donde la población joven es la más susceptible de irse. Por otra parte, la ausencia de datos consolidados impide que los niveles de conducción de nuestra sociedad y su institucionalidad, adopten medidas idóneas para canalizar el impacto de esta realidad en el país del hoy y en la Venezuela del mañana.

Irse del país es la opción seleccionada por miles de compatriotas que huyen de la pobreza o la delincuencia, mientras de un tiempo a esta parte, al igual que yo, usted seguramente observa la extensión del fenómeno y va notando que frecuentemente algunas amistades están ahora muy lejos para tomarnos un café, ir a la playa o hablar por teléfono. Ello da cuenta de la propagación de la emigración. Una sensación extraña se apodera del que se va y de quien se queda.

El emigrante emprende un camino incierto y si tiene éxito, regularmente actúa invitando a su entorno a emular su iniciativa. En su recorrido por otro país el emigrante siente el exilio interior del que hablaba Benedetti, y en el caso de quienes estamos acá, la sensación que provoca la sucesiva partida es una mezcla de emociones.

Lo cierto es que revisando los portales oficiales para contabilizar esta huida de las condiciones adversas que caracterizan al país hoy, sin mayor sorpresa se puede constatar no sólo la inexistencia de datos precisos, sino la persistencia de una cierta manía publicitaria o propagandista del oficialismo, orientada a pintar un país ideal que lamentablemente no es verdad y a ocultar de forma deliberada lo que es un grito: ¡la juventud venezolana está emigrando!

De hecho, cierta preocupación empieza a sentirse ante la propagación de este fenómeno, pues empresarios, autoridades y académicos de varias casas de estudios superiores, sindicalistas y representantes de gremios profesionales, manifiestan públicamente que los talentos más destacados ya no están en el país. Hablamos de médicos e ingenieros, abogados, economistas, especialistas petroleros y una amplia gama de egresados universitarios en todas las carreras. Hablamos de albañiles, peluqueras, carpinteros. Todo el que hasta ahora puede y quiere irse del país, lo hace. Un indicador interesante de esta expresión de la crisis que vivimos, lo representan las quejas públicas de los usuarios del portal del Ministerio de Relaciones Exteriores, en cuanto a la imposibilidad para lograr la cita para tramitar la apostilla de los documentos y es que el tránsito de solicitudes ha desbordado las capacidades de ese organismo. No se acostumbraba a emigrar de Venezuela.

Nuestros vecinos, en primera instancia, y los países de habla hispana, en general, figuran entre los destinos más buscados por el inmigrante venezolano. En mi círculo personal, por ejemplo, este mes fueron dos las personas que emigraron. ¿Edades? 25 y 35 años de edad, respectivamente. Su destino fue Argentina y España. Si preguntamos en su caso, lector o lectora que me sigue, probablemente tengamos una respuesta similar a la cantidad de personas conocidas que se fueron del país, aunque quizás en otro mes de este año o durante el año pasado. También está el caso de quienes se preparan para irse pronto y las situaciones de aquellos que lo intentaron y no les fue posible. Lo cierto es que una estimación compartida con especialistas en relaciones industriales ubica conservadoramente el fenómeno en un 30% de la población laboral menor de 40 años de edad, lo que evidentemente genera un impacto tremendo en la perspectiva de recuperación del aparato productivo nacional. Un estudio de movilidad poblacional por efecto de la emigración, empieza a tornarse como imprescindible para la toma de decisiones en el presente y en futuro inmediato de Venezuela.

Por ejemplo, cómo elevar la calidad de la docencia universitaria si un segmento importante se fue a Ecuador participando en el programa auspiciado por el gobierno de ese país para captar talentos, es una gran interrogante del presente. Otra es el desestimulo que siente la docencia universitaria ejercida en precarias condiciones salariales y laborales.

Las industrias y comercios que puedan reinstalarse en Venezuela una vez acabe la noche oscura del falso socialismo, requerirán mano de obra y ello debe empezar a ser pensado por los futuros conductores del país.

@espehermida

http://www.talcualdigital.com/Nota/133232/la-mano-de-obra-emigra