El nivel de desasosiego, incertidumbre, de desesperanza y desinformación al que el régimen ha sometido a la población venezolana es de tal magnitud que buena parte de la misma comienza a creer que el problema de lo que sucede en nuestro país es, al final, culpa de la oposición democrática que no ha logrado unirse para salir del gobierno. Esto último no deja de ser cierto, pero culpar a la oposición de los males del país viene a ser un argumento superficial y posiblemente producto de la hegemonía propagandista del régimen.
En ese sentido los factores de la oposición deben redoblar esfuerzos para que el 80% de la población que rechaza la gestión del gobierno y que aspira a un cambio del mismo se convenza e interiorice que la culpa de todos los males que nos afectan es responsabilidad exclusiva de quienes nos gobiernan y erradicar las descalificaciones mutuas que se hacen públicamente por las redes sociales. Es difícil de entender que los dirigente de la oposición a estas alturas insistan en descalificarse entre ellos en vez de coordinar un plan de información para descalificar al régimen y a su dirigentes, verdaderos culpables de la situación calamitosa que sufrimos la gran mayoría de la población.
Otra realidad en la que se debe hacer esfuerzos en convencer a la ciudadanía que el gobierno todo lo que hace es para mantenerse en el poder el mayor tiempo posible porque para ellos los costos de salida son sumamente altos. Las actuales medidas económicas que, en términos de ingresos monetarios, benefician a la población en un aparente aumento de su capacidad adquisitiva orquestada con un excelente plan propagandista, no es más que un intento de bajar el nivel de las protestas de los trabajadores cuyos ingresos reales son insuficientes para hacerle frente al proceso hiperinflacionario que el mismo gobierno ha generado. Comprometerse a pagar el nuevo salario mínimo incrementado, según los expertos en tres mil por ciento, sin tener la capacidad real de cumplirlo no puede interpretarse de otra manera que no sea, además de irresponsable, otro intento, ojala fallido, de que muchos comercios y pequeñas empresas tengan que cerrar sus puertas ante la imposibilidad de poder honrar estos compromisos en el futuro cercano, así que, lo único que asegura este nuevo plan económico es que la hiperinflación continuará.
Muchos analistas internacionales y locales que estudian objetivamente las fortalezas y debilidades del régimen, concluyen que cuando la oposición democrática, o buena parte de ella, finalmente consiga ponerse de acuerdo en una ruta para lograr el cambio de gobierno el mismo caerá irremediablemente. Las presiones económicas, el cerco internacional al que la diáspora venezolana comienza a afectar y el rechazo de los venezolanos a la ideología comunistoide (así lo percibe la población) que el régimen se empeña en tratar de imponer, son suficientes para lograr que caiga.
Recientemente la Asamblea Nacional ratifico la decisión del TSJ en el exilio de condenar al jefe del régimen por corrupción vinculado a la empresa Odebretch, decisión que amerita su salida del cargo que hoy usurpa. Esta decisión, unida a la anterior por abandono del cargo, obliga a la AN a declarar el vacío de poder y en consecuencia nombrar un gobierno de transición ya sea por la vía de la consulta electoral (artículos 71, 333 y 350 constitucionales) o por la convocatoria a una nueva asamblea nacional constituyente (art. 348 constitucional) que nombre un gobierno o junta de gobierno provisional mientras se redacta la nueva constitución. Pero lo más importante de esto, es que la AN se puede convertir en el gran factor unitario de la oposición democrática para lograr el cambio anhelado por los venezolanos.
@lesterllopezo 27/08/18