Pasar al contenido principal

La razón de la fuerza bruta

Opinión
Artículos de opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 3 min.

Dos poderosas razones me obligan moralmente a repudiar e interpretar la imagen fotográfica que ilustra este artículo:

-Haber sido Soldado.

-Haber sido Profesor de Biología.

En cuanto al hecho de haber sido soldado, se trata de lo siguiente: siendo apenas un adolescente comenzó mi entrenamiento militar como soldado en la Escuela de Tropas Técnicas de Maracay. Allí me incrementaron el respeto por los símbolos patrios y me enseñaron el estudio sistemático de la especialidad seleccionada, el ejercicio físico, el orden cerrado, la marcha forzada, el manejo de las armas, el polígono de tiro, el deporte, el castigo colectivo o individual para modificar conductas y socializarnos militarmente, el combate simulado cuerpo a cuerpo con bayoneta calada. Así como también experimenté las siguientes vivencias: el apoteósico desfile en la avenida de los Próceres durante la Semana de la Patria, la proyección cinematográfica de los miércoles, la visita familiar del sábado, la carta de la amiguita que dejamos en el pueblo, el amigo que nos pide le hagamos una carta a su novia en su nombre porque él no sabe cómo hacerla, la torta de cumpleaños compartida con los compañeros más allegados, el piloto que te salva la vida cuando los motores del avión sufrieron una pérdida de potencia y con valentía supo sacarnos del problema, el consumir todo la comida servida porque los alimentos son sagrados, la salida del domingo impecablemente uniformado y con la orden de ser todo un caballero, especialmente con las damas.

Y como eje central de la formación militar: entrenarnos y aprestarnos para defender a todo riesgo la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Venezuela.
Finalmente, el impacto pedagógico de un aviso colocado a la entrada del Cuartel: “Quien abandona todo por ser útil a su patria, no pierde nada y gana todo cuanto le consagra”....Simón Bolívar.
En este orden de ideas, me es obligante comentar que jamás los Oficiales, Suboficiales y Personal de Tropa Profesional, encargados de formarme militarmente, me enseñaron estrategias y tácticas militares para someter, atropellar y humillar a ningún civil. Todo lo contrario, teníamos que hacerles sentir a los civiles que en nosotros existía la mejor disposición y la sólida base moral para protegerlos y garantizarles su independencia.

La segunda razón, es decir, como Profesor de Biología que ejerció la docencia en la educación media, me consta que lo único que mueve a los jóvenes estudiantes a abandonar sus aulas de estudio para luego irse a las calles a protestar, es su profundo amor por el Pueblo Venezolano, para quien solo desean y aspiran la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de estabilidad política deseable y la mayor suma de seguridad social esperable. No existen otras razones.
En este sentido, es pertinente preguntar:

¿Quién en sus años juveniles no quiso al pueblo con pasión de carbonario, y por él, hasta dispuesto estaba a inmolarse?
Ahora bien, si la imagen fotográfica que incluimos es un montaje, entonces las autoridades competentes deberían pronunciarse contundentemente en aras del honor militar, pero si dicha imagen refleja un instante de la realidad existencial que agobia a Venezuela, entonces no existen palabras para explicarla y menos aún, justificarla.

En otro orden de ideas, la desproporcionada fuerza desplegada por el pelotón militar para someter a la joven estudiante, es un poderío bélico que debería ser utilizado para reconquistar el Esequibo, al igual como nosotros reconquistamos el Islote de los Monjes por expresas instrucciones del Presidente de la República de aquel entonces: General Marcos Pérez Jiménez, aplicando la vieja enseñanza del “Arte de la Guerra” del General Sun Tzu: “La mejor victoria es vencer al enemigo, sin combatir”; pues, en aquella operación militar no fue necesario disparar un solo proyectil, y en mi caso particular, ni bombardear el objetivo.

Para concluir, ojala que lo reflejado por la imagen fotográfica anexa, no se repita jamás; pues, los soldados que reprimen a los jóvenes estudiantes, paradójicamente, provienen de las raíces más profundas del mismo pueblo por el que estos muchachos, abandonan sus aulas de estudio y se van a las calles a luchar por su bienestar.