En primer lugar, hay que establecer que en el Reino Unido existen 4 sistemas educativos separados por entidad geográfica (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), del cual solo comentaré el ejemplo inglés por ser en mi opinión pertinente para el caso venezolano.
Al igual que en Venezuela, la presencia de un Estado Docente en Inglaterra, que había logrado un nivel de alfabetización y educación elevado en el marco de la construcción de un ESTADO DE BIENESTAR, ya no era suficiente para responder a los desafíos de la Globalización y la Revolución Informática que desde los países del lejano Oriente había sido articulada desde sus sistemas escolares para convertir a la escuela en una herramienta de desarrollo económico, que se adaptara con flexibilidad a los cambios culturales y tecnológicos de una economía mundial y cambiante.
Mientras en Venezuela, se intenta hacer una reforma curricular muy cuestionada por especialistas, docentes y representantes, en el caso de Inglaterra, se ha establecido un modelo diferente que se basa en una descentralización administrativa y académica que tiene en el Estado, la competencia rectora de establecer elevados estándares de calidad en la educación elemental a través de exámenes a los jóvenes de 7, 11 y 14 años para medir el trabajo realizado, dando a los distritos locales la posibilidad de convertír a sus escuelas públicas en Academias Especializadas que forman talentos específicos para la economía y la sociedad del siglo 21.
El proyecto de Ley de Academias fue la primera iniciativa que el gobierno de coalición entre conservadores y liberal-demócratas llevó a la Cámara de los Comunes y el cambio ha venido de la mano de las academias independientes (academies) y, en menor medida, de los colegios autónomos (free schools).
Unas y otras son escuelas financiadas por el Estado, pero su autonomía de gestión les permite definir su curriculum, elaborar su presupuesto y fijar el sueldo del profesorado. Las academies son fruto de la reconversión de escuelas públicas, que han decidido operar fuera del control de las autoridades educativas locales, para ser financiadas directamente por el Estado. Las free schools son nuevos colegios promovidos por grupos de padres, profesores, confesiones religiosas, organizaciones no lucrativas, con la misma autonomía y modo de financiación que las academias.
El resultado es que Inglaterra tenía en 2014 unas 4.000 academias independientes, veinte veces más de las que había en 2010. Según un estudio publicado por Stephen Machin y Andrew Eyles, investigadores en la London School of Economics, unas 2.000 academias son de secundaria (el 63% de un total de 3.100 centros de secundaria) y otras 2.000 de primaria (el 13% de 15.000).
Hoy, en 2016 se ha avanzado mucho más y solo quedan 163 grammar school , que son las tradicionales escuelas de élites puramente académicas y en la bibliografía en inglés sobre este tema, se puede apreciar el inmenso salto cualitativo de las escuelas de educación secundaria para la satisfacción de las necesidades de los empresarios, el servicio público y la sociedad moderna del siglo 21.
El espacio de este artículo es muy limitado para explicar a plenitud la adaptación de este Derecho Humano fundamental a los cambios culturales y económicos que trae la Revolución Tecnológica, pero se tratará por partes en los próximos artículos.
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