Mientras, su vecino Argentina está todavía atrapado en los dilemas propios de un país latinoamericano dominado por el populismo, Chile ha logrado mantener una agenda de reformas económicas de orientación liberal por más de 40 años, que lo han llevado a las puertas del desarrollo. Esto ha sido posible gracias a un programa económico que surgió del deslinde con la vía revolucionaria, llevado a cabo por la dictadura de Pinochet, y la alianza entre ésta y los economistas de la Universidad de Chicago.
Luego fue determinante el consenso político para mantener dicha agenda en el largo plazo. La reforma chilena tuvo un fuerte impacto en la agenda económica y política de América Latina, generando lo que dio en llamarse la izquierda liberal.
Argentina continúa dominada por el populismo, el cual primero asumió el ropaje de peronismo y en el periodo más reciente de bolivarianismo. Es un movimiento carcomido por la corrupción de su élite dirigente. La reciente presidente Cristina Kirchner amasó, con su difunto marido, una fortuna estimada en más de 12 millones de dólares de forma oscura. En su gobierno impulsó la inflación hasta niveles cercanos al 60%.
El actual presidente Mauricio Macri, en el marco de un acuerdo con el FMI, está tratando de controlar el flagelo inflacionario, sin embargo, las duras medidas implementadas han incrementado la pobreza y su impopularidad. El populismo peronista ha impedido el avance hacia el desarrollo, en particular en lo referente al logro de instituciones independientes, un Banco Central autónomo que controle la inflación y un sistema judicial independiente que ponga coto a la corrupción de la élite dirigente (Rodríguez Rojas, J. E. 2019. El retorno de los bolivarianos. Dígalo ahí, n 3, 9 de julio).
Al lado, su vecino Chile ha dejado atrás los problemas de un país latinoamericano más como Argentina. Su inflación es de 2% anual, similar a la de cualquier país desarrollado. La indigencia o pobreza extrema es insignificante y sobrevive una población bajo la línea de pobreza que involucra al 8% de la población. Su Índice de Desarrollo Humano (IDH), que incorpora tanto al Producto Interno Bruto (PIB) per cápita como los logros en educación y salud, es cercano al de Portugal. El Índice Global de Paz que mide la inseguridad y otros aspectos relacionados, revelan que Chile es mas pacifico que algunos países europeos, como España e Italia.
La patria de Neruda tiene más de 40 años con una agenda de reformas liberales las cuales se han orientado a restringir la intervención del Estado en la economía, controlar la inflación e incentivar la iniciativa individual y la competitividad de la economía. Esta agenda la han transformado en una de las economías más competitivas del continente, volcada a la exportación de productos de manufactura y logística compleja como el vino, el salmón cultivado y tradicionales como el cobre. Paralelamente a ello ha mantenido programas contra la pobreza orientados hacia los sectores más vulnerables de la población. El cuadro lo completan un sistema judicial que ha puesto límites a la corrupción y una policía respetada y admirada por la población llamada Los Carabineros.
Chile estuvo a punto, a inicios de la década de 1970, de errar el camino; cuando la izquierda chilena acarició la idea de seguir la vía revolucionaria iniciada por Cuba. Ante esta situación la derecha chilena le dio una patada al tablero e inició una dictadura que se deslindó de la ruta iniciada por los Castros. Además de separarse de la vía revolucionaria, la derecha chilena elaboró su propia propuesta económica.
Llevó a cabo una alianza estratégica con la escuela económica en boga, los monetaristas liderados por Milton Friedman, que hacían vida en la Universidad de Chicago una de las mejores universidades de los Estados Unidos. Producto de esta alianza surgió una agenda de reformas liberales, que se llevaron a cabo orientadas a volcar a la economía chilena hacia la exportación y a insertarla en el proceso de globalización, lo cual a la larga constituiría el legado económico de la dictadura. Pinochet se integró de esta manera en el giro conservador que se dio en ese momento a nivel global, liderado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que cuestionó el rol del Estado y de los sindicatos en la economía.
El otro factor que influyó en el milagro chileno, es que una vez finalizada la dictadura, los partidos de izquierda reconocieron su error y evolucionaron hacia una política económica consensuada con la derecha, que tomó el legado económico de la dictadura como columna vertebral, haciéndolo más inclusivo. Al final, esta agenda de reformas es la que ha servido de núcleo a la política económica de Chile por más de 40 años. Este es el último factor que explica el éxito chileno: la constancia en el largo plazo.
Habrá quien intente vender gato por liebre y presentar el éxito chileno como parte de un consenso político, pero la realidad es que no se puede entender el éxito chileno sin el deslinde de la vía revolucionaria y la alianza entre la dictadura de Pinochet y los economistas de la Universidad de Chicago, liderados por el nunca bien ponderado y genial Milton Friedman. El que visite Chile notará que la figura del anciano dictador todavía está presente y su aporte es reconocido por muchos de sus paisanos como parte de una polémica que todavía perdura.
La izquierda pro castrista se deslindó de la reforma económica chilena llevando a cabo una campaña de descrédito contra ella. Sin embargo, al igual que en Chile, buena parte de la izquierda latinoamericana se desplazó hacia el centro político y terminó aceptándola, al igual que los planteamientos de la escuela monetarista de Milton Friedman, surgiendo lo que daría en llamarse la “izquierda liberal”, de la cual formó parte Teodoro Petkoff.
Otro de los representantes de esta izquierda fue Fernando Henrique Cardoso, quien incorporó los planteamientos liberales en su agenda económica, para controlar la hiperinflación en Brasil a inicios de la década de 1990. El Plan Real implementado por Cardoso fue luego continuado por Lula Da Silva quien previamente había discrepado de éste por su orientación “neoliberal” (Rodríguez Rojas, J.E.. 2016. Lula “neoliberal”. Dígalo ahí, 14 de junio ). El Plan Real se convertiría en un patrón de referencia que influiría en los programas económicos de los países que se desplazan en la órbita de influencia de Brasil y en la Agenda Venezuela liderada por Teodoro Petkoff.
Nota: las cifras de IDH son tomadas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su más reciente informe. Las de pobreza corresponden al Banco Mundial. El Índice Global de Paz es elaborado por la Universidad de Sidney y la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist.
Profesor UCV