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Los hijos infinitos y los hijos de la miseria

Opinión
Artículos de opinión
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De alguna manera, siento que el hijo que sufre es también mi hijo, que los hijos son de uno y son de todos. Quizá sea una enseñanza aprendida de Andrés Eloy Blanco, quien en su poema “Los hijos infinitos” comenzó diciendo: “Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera” […y continuó…] “cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños que la calle se llena”.
Me cuenta un amigo, que hace poco tocaron a la puerta de su casa y se encontró con una joven con dos niños pequeños uno en brazos y otro a su lado, “con la pobreza y el hambre en la cara”, no eran mendigos ni indigentes, solo querían un poco de comer, y si se podía, algo de ropa. Trató de remediar con lo que pudo su mísera situación; pero la experiencia fue para él profundamente desagradable y conmovedora. Solo atinó a maldecir a los responsables de tal situación.
Por mi parte, me he preguntado muchísimas veces ¿Qué pensarán los dirigentes de este gobierno cuando se enteran que hay gente pasando hambre por sus malas decisiones políticas y económicas, que hay niños sufriendo por no tener comida para sus ganas ni medicinas para sus males. Debo confesar que a mí me causa dolor, desasosiego y rabia, mucha rabia.
Persistir en el error, negar que existe una condición de crisis humanitaria en el país y aferrarse al poder para seguir insistiendo en creencias y doctrinas ideológicas caducas y fracasadas, sabiendo que cada vez la situación de los venezolanos será peor, que habrá más hambre, más necesidades insatisfechas, ¿No les da vergüenza? ¿No sienten remordimientos?
No me acostumbraré jamás a esta situación de miseria, causada por un gobierno miserable; mientras me queden fuerzas gritaré, protestaré, me revelaré. Ningún político, por muy encumbrado que se crea, vale las lágrimas de un niño que sufre hambre, ni las de la madre que lo parió para que otro lo haga pasar hambre, para ponerlo en tan desdichada situación. Jamás claudicaré ante el totalitarismo, la mentira, la corrupción y la desfachatez de quienes hoy nos mal gobiernan.

Profesión: Ciudadano