“… la obra de España en América, más que una empresa fue una misión…del pueblo español que se volcó a estas tierras con lo mejor que tenía, su cultura y su fe”. J. M. Bergoglio, Provincial jesuita en Argentina
El historiador argentino Mauricio Gullo contesta con una carta al pintoresco reto de López Obrador al rey de España para que “pidiera perdón” a México. No recibió respuesta, pero si casualmente una paliza con fractura y heridas en febrero de este año. Al terminar la entrega, los agresores le dijeron “es un regalo de tus amigos”, seguro los aztecas, que definió antropófagos en la carta y después libro, que titula este artículo. La leyenda negra es un tosco tejido de manipulación de hechos y falacias: la expulsión de los judíos en 1492, la Inquisición criminal, el vejamen a los indígenas, convirtiendo temas de estudio histórico en politiquería y a quienes repiten sosadas, en “izquierda” y “progre”. A los judíos los expulsan de España en 1492, pero la leyenda negra lo cuenta casi como una extravagancia histórica, mientras en otros países los abrumaban de mimos, caramelos y templetes populares. Cuenta la historiadora de Salamanca, Ana María Carabias, que a partir del siglo XII los expulsan de Roma, del reino visigodo, del Al Andalus, Inglaterra, Parma, Lituania, Polonia, Austria, Milán, Navarra, Provenza, Brandeburgo, Túnez, Nápoles, Baviera, España, y de Francia cuatro veces.
Los linchaban en pogromos y acusaban de envenenar las aguas; en Rusia zarista, de complot para someter al mundo, el Protocolo de los sabios de Sión, y luego en la Unión Soviética. La intolerancia religiosa de todos contra todos, es un rasgo esencial en la historia de Europa y odiaban a España porque una mezcla de razas inferiores, visigodos, árabes y judíos, dominaba el mundo. Sin desmedro de su coraje, en las películas, libros y documentales, Lutero es un héroe cercano a la santidad, aunque, entre otras minucias, ordenó masacrar a sus partisanos cuando en el huracán de sangre que creó, las guerras campesinas alemanas, peligraba la vida de los príncipes. Escribe “…contra las hordas asesinas y ladronas, mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser aniquilados, estrangulados, apuñalados, en secreto y públicamente, por quien quiera que pueda hacerlo, como se mata a perros rabiosos”, lo que costó la vida de ciento cincuenta mil campesinos. Es promotor de la leyenda negra al servicio de los príncipes alemanes contra Carlos V.
Organizó la primera campaña publicitaria en sentido moderno, más de 3 mil panfletos e imágenes antiespañoles, apoyado por el grabador Lucas Cranach y la imprenta. Juan Calvino, para María Elvira Roca sicópata y tirano terrorista según Stefan Zweig, eliminó 1% de los habitantes de Ginebra en época paz, en castigo por cantar, beber, bailar, besarse, o usar colores vivos. Asesinó con sadismo infernal al sabio Miguel Servet, descubridor de la circulación de la sangre, teólogo protestante, médico, matemático, por defender la tolerancia, la libertad de expresión y que ningún gobierno debía imponer la fe, ideas tomadas por Locke, Hume y Voltaire. En una mínima y oscura mazmorra, dormía sobre sus propios excrementos entre ratas e insectos, y solo pedía agua. Carabias dice que, para igualar proporcionalmente el record calvinista, la inquisición tendría que haber asesinado un millón de personas cada siglo. Entre 1562 y 1598 fueron las guerras entre protestantes, llamados hugonotes, y católicos.
La noche de San Bartolomé durante el matrimonio de Margarita de Valois y Henri IV, recién convertido católico, (“París bien vale una misa”, dijo sobre su conversión), comenzó el exterminio de hugonotes por los franceses. Fueron 30 mil en cuarenta días, cuya versión realista nos ofrece la película La reina Margot, de Patric Chereau. En Inglaterra, luego del cisma con el Vaticano y muerto Enrique VIII, su hija con Catalina, María la católica, lanza una razia contra protestantes con tal saña que un trago nacional inglés se llama Bloody Mary. Casi se carga a su hermana, la hija de Ana Bolena, por ser protestante, como describen Shekhar Kapur y Kate Blanchet en la cinta Elizabeth. De la “reina virgen” como llamaron gratuitamente a Elizabeth, dice un respetable historiador británico, “es imposible reflexionar sin vergüenza sobre lo que hemos dicho sobre la inquisición española, que jamás cometió tantas crueldades como las de esta reina protestante en un solo año, y gobernó cuarenta y tres. A partir de Enrique VIII, hubo 264.000 asesinatos en Inglaterra, según fuentes británicas.
La guerra de los 30 años (1618-1648) liquidó un cuarto de la población alemana. De Suecia baja un ejército protestante que destruyó 18 mil villas, 1500 pueblos y 2000 castillos católicos, con incalculables muertes. Lutero refuerza la cacería de brujas en sus dominios y en solo dos siglos, XVI y XVII, en Suiza y Alemania procesan cerca de 120 mil y mueren 50 mil “brujas”, mientras en España solo 27. Se sabe con exactitud porque la inquisición documentaba cuidadosamente su actividad y los investigadores concluyen que era el tribunal más respetuoso de la vida y los derechos de los reos en toda Europa, que suplició mucho menos que los tribunales regulares. Explica que los museos de la inquisición fueron creaciones ad hoc con fines políticos y que de 7000 juicios en España, en 140 aplicaron tormentos y en muy pocos duraron quince minutos, porque en 99% no pasaron de un minuto. En 160 años murió la misma cantidad que en Francia en un día de bodas.
El historiador William Prescott dice que, en una sola ocasión, los aztecas sacrificaron 70.000 prisioneros. A raíz de la gaffe de AMLO, niñas mexicanas dicen en un video “somos descendientes de indígenas que los aztecas no pudieron comerse”, pero la brújula del Papa Francisco no permitiría que perdiera el chance de pedir perdón a López Obrador, pese a la cita de arriba. El nexo entre España y el nuevo mundo no fue colonial ni imperialista. Los reyes católicos y los portugueses actuaron con la autorización de la Iglesia, las bulas alejandrinas de 1493, según el derecho internacional. España crea reinos en Hispanoamérica similares a Nápoles, Milán, el Francocondado, los Países Bajos, a diferencia de Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda, que no admiten mestizaje, ni criollos en cargos públicos, ni en el comercio, ni crean ciudades, salvo lo imprescindible. Los españoles fundaron igualdad jurídica, incontables ciudades con cuidadoso diseño estético, sin separación de habitats, con editoriales, imprentas, periódicos, centros de educación básica, universidades.
En 1512 se plantan las primeras leyes y en 1542 las leyes nuevas, en consulta a teólogos y juristas, que establecen el matrimonio de españoles e indios y reconocen títulos a la nobleza indígena. A los hijos de Moctezuma en México; y en Perú la princesa Beatriz Coya, sobrina de Huayna Capac, se casa con un nieto de San Ignacio de Loyola. Otra aristócrata incaica, Ana María Coya, se une con un nieto de San Francisco de Borja. Inglaterra prohíbe matrimonios “interraciales”, y la India ve uno por primera vez en el siglo XX y EE. UU tiene que esperar hasta 1969, mientras Hispanoamérica es parda y España la potencia con menos esclavos negros. Los juicios de residencia evaluaban a los funcionarios peninsulares al salir del cargo y hubo hasta condenados a muerte por abusos. Los hospitales eran gratuitos y para todos desde 1521, el primero en México; en el XVII había más camas de hospitales en Lima que en Madrid y México era la mayor ciudad del mundo. La universidad de San Marcos en Perú se funda en 1551, cien años antes que Harvard, creada por Inglaterra en 1636, solo para estudiar la Biblia. A finales de siglo, había 27 universidades en Hispanoamérica.
En la Constitución de Cádiz (1812) “la nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios” mientras la muy revolucionaria de Francia (1781), aclara que: “las colonias y posesiones francesas en Asia, África y América, no están incluidas en la presente constitución”. El acueducto construido para los indígenas por el padre Francisco de Tembleque en México, tiene tres pisos, 40 metros de altura y 48 kms. de largo, parece una obra romana que no envidia al de Segovia. En cambio, Bélgica durante se presencia en el Congo hacía cortar manos y pies a los niños que no recolectaban suficiente caucho. Inglaterra requisó para sus tropas el ganado y la comida a los bengalíes y murieron en India entre cien y ciento sesenta millones por hambruna. El capitán Cook, descubridor de Australia, declaró que ahí no había gente, con el fin de asegurar un coto de cacería deportiva. Y al sur, frente a una sublevación en Tasmania, los ingleses publicaron en 1826, la Advertencia a los tasmanios“…lo decimos inequívocamente. La defensa propia es la primera ley de la naturaleza. El gobierno debe retirar a los tasmanios o serán cazados como animales”.
@CarlosRaulHer