Apreciación de la situación política # 125
Los hechos y la realidad socio política de nuestro país demuestran, cada día más, que para salir del régimen y su nefastas consecuencias se deberá llegar a una negociación que implique garantías de cumplimiento y satisfaga condiciones mínimas para ambas partes.
A la oposición democrática (o alguno de sus factores políticos) luego de “la salida” del 2014 y los cuatro meses de la “primavera criolla” de este 2017, debió de haberle quedado claro que con balas no salía el gobierno por el simple hecho de que las balas las tiene el propio gobierno y dificilmente se iban a voltear contra el, por lo menos en las condiciones actuales. Si las aspiraciones de este sector opositor era un pronunciamiento militar desconociendo al régimen y así forzar su salida, no tomaron en cuenta que los militares no van a dar un salto al vacio, como en el 2002, cuando una vez renunciado el ahora difunto eterno, la oposición de entonces – casi todos en ejercicio todavía- los dejaron colgados de la brocha al no asumir responsabilidades y funciones de gobierno, el resto es historia.
El otro sector opositor, el de la vía electoral y con votos, luego de muy pocas “deliberaciones” decidió, obnubilados y engolosinado por las encuestas de opinión pocas favorables al gobierno, aceptar el nuevo “reto” de ganar la mayoría de las gobernaciones a pesar de los obstáculos y el fraude continuado que venía fraguando con antelación la agencia electoral del régimen. Los resultados, poco favorables a la oposición democrática como ya se sabe, tambien demostraron que a pesar del voluntarismo, la organización, los llamados a votar, las movilizaciones y operaciones galopes, no siempre pueden vencer a la organización fraudulenta que se ideó para estas elecciones y las próximas por venir. Pero además, y por si acaso, a los que lograron ganar, inmediatamente le quitaron las policias y otras atribuciones estadales, le crearon un protector regional y para que asuman sus funciones tienen que reconocer a la fraudulenta ANC. Al final, los “espacios políticos “ ganados son difíciles de identificar en términos prácticos y tampoco significan un avance importante para resolver las penurias de los venezolanos, todas originadas por el gobierno central, el verdadero problema.
Se hace evidente entonces, como se mencionó al inicio, que la vía que queda es sentarse, sin complejos y bien preparados, en una mesa de negociación con presencia y garantes internacionales cuyo objetivo no puede ser otro que fijar unas condiciones aceptables para que el régimen entregue el poder, ya sea por medio de unas elecciones presidenciales adelantadas para elegir un gobierno de transición por un periodo de tiempo perentorio acordado entre las partes – no mayor de dos años- cuya función principal sería crear un mínimo de credibilidad y compromiso para recibir ayuda financiera internacional y comenzar a ordenar la economía nacional, elegir un nuevo CNE y crear las condiciones electorales necesarias para efectuar unas elecciones presidenciales donde cada partido político, o coalición de ellos, pueda presentar sus propios candidatos, donde la persona que preside el gobierno de transición no puede aspirar a reelegirse y la liberación de los presos políticos, especialmente aquellos que aun no tienen ninguna sentencia firme, no hayan sido procesados por sus tribunales naturales o se les haya violado el debido proceso.
La, por ahora, golpeada unidad democrática, debe entender que de estas negociaciones hay suficientes antecedentes en la historia política contemporánea que se han conducido con éxito con los líderes adecuados, también que aunque el pasado evento electoral favoreció al gobierno, ha estado muy lejos de fortalecerlo como para que se niegue a sentarse en una mesa de negociaciones, antes por el contrario, ha quedado con mayor evidencia en la comunidad internacional su carácter dictatorial, fraudulento y falta de escrúpulos para cometer cualquier felonía que le interese, peor aún, y esto será definitorio, el nivel de rechazo a la pésima gestión gubernamental que tenía antes del 15-O se mantiene inalterable y para fin de año, al igual que la inflación, habrá aumentado aún más.
La diringencia opositora, también debe entender que la única unidad posible debe ser en torno a este proceso de negociación para cambiar de gobierno exclusivamente y lograr una transición democrática. La unidad para convivir, o cohabitar, con este régimen no puede ser una opción si quieren recuperar el favor de los venezolanos.
@lesterllopezo
28/10/17