Apreciación de la situación política # 139
Mientras el régimen continúa la destrucción sistemática del país a pasos de demoledores siguiendo el guión cubano – a estas alturas no puede haber duda de eso – como única forma de someter a la sociedad venezolana y entronizarse en el poder sin importarles que al final ese poder se ejerza sobre los despojos de un país plagado de miserias pero ellos disfrutando del producto del saqueo realizado en los últimos 18 años como última alternativa a evadir la justicia por las fechorías, corruptelas y violación de los derechos humanos en los que han incurrido para mantenerse en el poder, las oposiciones democráticas siguen dispersas y sin vislumbrar una visión que conduzca, aunque sea a mediano plazo, a lograr el cambio político necesario para salir de esta calamidad.
Todos los días se hace más evidente que el régimen se mantiene en el poder por dos factores fundamentales: el apoyo de las cúpulas militares convertidas en el partido político en armas y la mediocre actuación de los partidos políticos opositores cuyo logro más importante, después de la portentosa victoria electoral de diciembre del 2015, ha sido lograr que menos del 10% la sociedad civil crea en ellos como consecuencia de su nefasta actuación en los últimos dos años.
Esta semana que finaliza el otrora denominado “partido del pueblo” optó por deslindarse de lo que queda de la MUD porque no podían “ponerse de acuerdo” en algunos aspectos de la visión política común opositora como sí, precisamente, ese no fuera el principal problema de las oposiciones: la carencia de una visión común que le permita la unidad de propósito para lograr el cambio político.
Mientras los partidos políticos se siguen reunificando en torno a sus visiones particulares y no en torno a cómo enfrentar al régimen, la sociedad civil organizada, como es sabido, ha promovido diferentes frentes de luchas que agrupan gremios, asociaciones, sindicatos, ongs, cámaras, colegios y hasta las diferentes iglesias para que unido a los partidos políticos se logre la tan ansiada unidad superior para cambiar al régimen, propósito loable, necesario y urgente, pero que hasta ahora, desafortunadamente, aún está lejos de concretarse. La evidencia de esto se ve en las múltiples mini protestas que cada una de estas asociaciones hacen a diario en diferentes ciudades del país, todas ellas en función de sus legítimos derechos laborales y salariales, pero sin culpar directamente al régimen y su mandamás y mucho menos para exigir su renuncia y atestiguar directamente de quienes son los culpables de esta tragedia. Pero el punto concreto es que la unidad entre los diferentes actores de la sociedad civil está tan lejos de alcanzarse como la de los partidos políticos a los que tanto se critica.
En consecuencia se puede admitir que uno es reflejo de lo otro y más que una autocrítica sería un buen punto de partida para avanzar en la búsqueda de la unidad que se quiere, sin una sociedad civil organizada unida difícilmente se puede alcanzar la unidad de los partidos políticos y viceversa. Pero conviene aclarar que los integrantes del régimen y de las fuerzas armadas también son el reflejo de la misma realidad y solo mantienen una precaria cohesión por el silencio impuesto, la coerción y los delatores internos alienados por el régimen ya que la inflación y la baja capacidad adquisitiva es común para todos.
También es común para todos que con este régimen no hay futuro ni para los partidos, ni para la sociedad civil, ni para muchos integrantes del régimen y de las fuerzas armadas. Ese futuro dependerá de la unidad de propósito y de que aparezca un director de orquesta que dirija esa unidad.
Mientras tanto, el hambre crece…
@lesterllopezo 07/07/18