Que bueno. Hay negociaciones en México entre los líderes políticos que mayor número de votantes tienen, aunque ambos decrecen en las encuestas. En las negociaciones en México están presentes países como Rusia y Países Bajos en representación del Occidente. El ping pong de fuego que se lanzan los líderes políticos del país tanto de oposición como del oficialismo ha venido mermando. Los presos políticos y la participación electoral son temas a resolver pacíficamente. Las libertades económicas vienen ocurriendo y la eliminación de las sanciones deben levantarse y deben sustituirse con la creación de un organismo de contraloría de los flujos de caja de Pdvsa y otras empresas del Estado.
Entre las sanciones y la corrupción en Venezuela el PIB ha caído de $300 a $50 mil millones en 5 años. Ese es el costo de la irresponsabilidad de no llegar a acuerdos en México. Y no hay excusas ni de la oposición ni del oficialismo para no llegar a acuerdos. Venezuela entera no le interesa las cuentas que se tengan entre los líderes políticos. Esas las deberían resolver a título personal como más les convenga. Las bolas de fuego que se venían lanzando los líderes de la oposición y del oficialismo en plena batalla de exterminio mutuo, ya ha destruido la economía por 5 años en 70 %, sino que incluso contamina el ambiente aún cuando los líderes políticos anuncian que se sentarán a negociar acuerdos.
Un partido de fútbol es más interesante si los contrincantes juegan bajo las reglas y se respetan mutuamente. Ambos equipos y todos los jugadores se entrenan bien para dar una contienda de jugadas creativas y maravillosas. Así mismo los venezolanos tendremos un mucho mejor país cuando nuestros líderes políticos en lugar de concentrarse en dar zancadillas y golpes usaran su tiempo y talento en ser políticos del más elevado desempeño. No obstante, los venezolanos debemos celebrar que por lo menos la oposición y el oficialismo aún en un clima contaminado por diatribas inútiles y zancadillas típicas de los bajos mundos hayan anunciado negociar y poner en marcha procesos políticos más democráticos de parte y parte. Pareciera que esta vez las partes tienen más que perder y hay posibilidades de llegar a ciertos acuerdos que permitan levantar las sanciones por mutua conveniencia. Si el final de las negociaciones es que se levanten las sanciones, el país verá mayor actividad económica. Por una parte el oficialismo al no cambiar la Constitución de 1999 con la ANC, ahora debe enfrentar elecciones en el noviembre del 2021 y en 2024 que podrían perder si la oposición participa con una economía sancionada. El oficialismo está vulnerable de ir a elecciones si una oposición se presenta con nuevos líderes, renovados democráticamente dentro de sus filas, y ante un gobierno que lleva la economía pasmada por la hiperinflación y las sanciones. El oficialismo es vulnerable a presentarse en las próximas elecciones sin una mejora económica si la oposición cambia su estrategia y participa en las mismas aun sin condiciones electorales transparentes.
Al oficialismo le interesa que se levanten las sanciones de manera de reactivar el aparato productivo para ir a elecciones de cualquier cargo en los próximos años. Las medidas económicas de liberación y estímulo de la economía privada que el oficialismo impulsa desde el 2019 tendrían un importante efecto económico si se levantasen las sanciones. Venezuela 2022 entraría en una economía post Covid-19, post sanciones y post regulación de precios y de cambio, con una burocracia más promotora de la actividad de los ciudadanos. Sin sanciones y con nuevas medidas económicas, el oficialismo tendría una gran oportunidad de reactivar sustancialmente la economía y hacer un buen papel en las elecciones previstas en la Constitución.
Por la otra parte los líderes de la oposición no tienen ni han tenido ninguna alternativa que no sea llegar por la vía electoral. Dicho de otra manera, la oposición no tiene más opción que ganarse el voto del electorado masivamente y aún sin condiciones electorales transparentes tiene que arrasar. La oposición aprendió a no esperar una primavera africana o a los Marines. Cada vez sus estrategias de no participar por esperar condiciones mejores de competencia electoral significa que la oposición representa menos para el país y para el mundo. Nada de capital político ha acumulado la oposición desde el 2018 sino todo lo contrario por abstenerse de participar. Y ya los países que apoyan a la oposición se cansaron de apoyarlos y financiarlos mientras ellos hacen lobby en Washington y Bruselas y no ante el electorado venezolano.
Así que, la buena noticia es que aunque los venezolanos tenemos una economía en el piso debido a la corrupción, el Covid-19 y las sanciones, ahora se vislumbra un mejor futuro debido a que el sector privado será quien impulse la economía en un porcentaje mayor del PIB; pronto habrán mas vacunas para acabar con el Covid-19, habrán menos sanciones luego de las negociaciones en México, más procesos democráticos y políticos dentro y fuera de los partidos políticos, menos juegos geopolíticos y más actividad económica. En Venezuela se esta imponiendo el progreso menos por diseño y más por la presión de los hechos y prometen un futuro más dirigido por los ciudadanos y el espíritu de progreso.