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El poder de la gente 

Opinión
Tiempo de lectura: 5 min.

Todo parece indicar que la situación venezolana no se puede resolver sin una participación decisiva de toda la sociedad civil en respaldo a las estrategias de los partidos políticos, sean de la oposición o del gobierno, lo cual quiere decir que el conflicto actual depende de la capacidad de movilización que cada uno tiene, lo que, a su vez, lleva a la pregunta de cuál de los dos puede más, en el contexto de una gran descontento social que no termina de expresarse como protesta civil[1]. Es obvio que la capacidad movilizadora del gobierno debería ser superior, tomando en cuenta que tiene todo el aparato estatal, sus herramientas financieras, distributivas, los medios de comunicación y su inmensa propaganda política pero, de ser así, la conclusión sería que la oposición jamás podrá vencer esos obstáculos.

Sin embargo, esta premisa no es cierta si solo tomamos esos factores como determinantes, a pesar de su muy poderosa fuerza, porque la experiencia dice que existen otros componentes que ayudan a estructurar protestas ciudadanas o movimientos sociales que terminan siendo decisivos y vencedores. Me refiero a ideas y consignas que van más allá del mundo “material”.

El pesimismo puede ceder

Mientras tanto puede reinar el “pesimismo” en el entorno de la sociedad civil y seguramente nos encontramos en esa zona, medidas las dificultades y las posibilidades de restaurar una auténtica democracia en nuestro país. Una percepción muy lógica y propia en momentos previos a una determinada acción. Ejemplos hay suficientes de ella en casos anteriores y el mejor fue el “pesimismo” que reinó antes con las elecciones parlamentarias, con ideas como “no van a haber elecciones” o “es muy difícil remontar el camino” y ahora con las posturas previas a las primarias.

Desde luego, la batalla que hay que librar no es fácil, ni sencilla y es como comparar el tamaño de un elefante con el de un ratón, el de un  Estado y un partido con todo el peso de los poderes públicos frente a una sociedad civil aletargada, indefensa y, muy en especial, extremamente subordinada al poder del Estado. Sin embargo, a ese pesimismo se le ha abierto una grieta por el nuevo empuje que han tomado las fuerzas democráticas, pues ahora se ha consolidado la Unidad de la oposición con la postura única y conjunta del liderazgo político por el apoyo inequívoco  a la candidatura unitaria de María Corina Machado. Pero sabemos que no basta con eso para disuadir las fuerzas contrarias y llevarlas al terreno democrático y de regreso al respeto a la regla fundamental: la Constitución. Hace falta algo más y ese, “algo más” es la fortaleza de una sociedad unificada alrededor de un objetivo. 

El poder de la gente

Desde luego, como se ha dicho, fundamental es el grado de descontento que la sociedad pueda tener en cierto momento, sea social, político o de otra índole, pero además y, sin ninguna duda, termina siendo clave la toma de conciencia que termine convirtiendo ese “descontento” en un movimiento hacia la acción, en un imperativo moral que la movilice en una dirección colectiva, esto es un objetivo de alta trascendencia que motive una masiva participación cívica. Cuando una sociedad alcanza ese objetivo nada puede contra ella. Algunos ejemplos y unos corolarios nos ayudan a sustentar la idea.

Ejemplos que deja la historia

Un breve repaso por esas maravillas informáticas de hoy día[2] da un recuento de algunas protestas civiles que marcaron la historia. No se traen a colación para proponer “copiarlas”, ni mucho menos con la intención de simplificar eventos que fueron muy complejos, pero que dejan enseñanzas dignas de considerar. Veamos algunos. 

  1.  Las “Sufragistas” en los Estados Unidos en 1917, lucharon y ganaron para lograr el voto de las mujeres en ese país. Ejemplo de perseverancia, constancia, liderazgo, objetivos simples y claros,
  2. La “Marcha de la Sal” en 1930 liderada por M. Gandhi  logra conmover al mundo y al imperio británico de forma tal que la India termina logrando su independencia. Quizás este sea el icono mundial en luchas civiles. Ejemplo de perseverancia, sacrificio, mantener un objetivo,
  3. La protesta contra la guerra de Vietnam en 1964 en los Estados Unidos, desarrollada con progresividad y sin un liderazgo único, donde el “slogan” contra la guerra ocupa ese lugar. 
  4. Disturbios y protestas en Soweto en 1976, inicio de la lucha contra el apartheid en Suráfrica y consolidación del Congreso Nacional Africano y el liderazgo de Nelson Mandela. Ejemplo de sacrificio, constancia e inteligencia,
  5. La huelga en los astilleros de Gdansk, Polonia en 1980 obliga al gobierno comunista a aceptar el primer sindicato independiente, (Solidaridad), liderado por Lech Walessa. Ejemplo de audacia y liderazgo,
  6. Mujeres de Liberia por la Paz en 2002, cuando un grupo de mujeres “comunes y corrientes” lideradas por Leymah Gbowee lograron acabar con la violencia que azotó Liberia por años. Ejemplo de organicidad y la paz como consigna,
  7.  Revolución de Terciopelo en 1989 en Checoeslovaquia, uno de los iconos que marca la ruptura con el régimen soviético. Encabezada por Vaclav Havel   muestra la necesidad de consistencia y la fuerza del movimiento civil para lograr la paralización del país. Ejemplo de liderazgo y de proyecto político de profundidad y largo alcance,
  8. La Revolución Naranja en 2004 en Ucrania logra imponer cambios en los resultados electorales. Ejemplo de consistencia y perseverancia,
  9. La primavera Árabe. Entre 2010 y 2014 en varios de esos países se organizaron protestas y movimientos civiles que lograron derrocar algunos gobiernos.
  10. Los “Indignados” en 2011 en España, orientada principalmente por objetivos políticos para promover una democracia más participativa y contra el dominio de bancos, corporaciones y gobiernos poco representativos. 

Hemos repetido las palabras sacrificio, perseverancia, audacia, liderazgo, ideario de alto calibre, organicidad, inteligencia, unidad de mando, un solo objetivo, pero también libertad, democracia, igualdad y Paz como consignas sirven de corolario para ilustrar, precisamente, cuan complejo puede ser el cambio social.

Con todo y ello lo que  también demuestran fehacientemente es que esa unidad, esa coordinación entre el liderazgo y el  “Poder de la Gente” es lo que en definitiva ha movido y cambiado el mundo. Y todo eso es lo que se llama Política con P mayúscula. 

 

[1] Doy por sentado que este factor existe, a pesar de los “mejoramientos” que ha realizado el gobierno para cerrar el ciclo de extrema escasez, pero pagado con una tasa de inflación que va detrás de los salarios. Factores como una recesión prolongada sustentan este escenario y un elevado peso del empleo informal. A ello añado cierta contradicción entre los datos de muchas encuestas y el hecho de que ese descontento no termine de expresarse.

[2] Tomadas de “Vanguardia MX” Febrero 2014