Sin sanciones petroleras, Venezuela y el mundo ganarían. Habría más recursos económicos, para más debates, más democracia y más puestos de trabajo
Algunos de los principales líderes políticos de oposición y oficialistas de Venezuela destruyen el progreso del pueblo por no llegar a acuerdos, por poner trabas al proceso democrático cuando hicieron guarimbas, por no haberse presentado a elecciones en varias contiendas, por inhabilitar sin dar derecho a la defensa, por pedir sanciones petroleras a Estados Unidos, y este país haber aceptado semejante medida de sanciones que afectan al pueblo y generan una economía delictiva. Tanto los líderes de Estados Unidos como del gobierno de Nicolás Maduro y del G4 son totalmente responsables directos del dolor evitable que le causan al pueblo venezolano.
El petróleo en Venezuela es y ha sido más del 90% de las divisas que entran al país. Las sanciones petroleras van justamente a cortar esos recursos. Hay muchos de los que apoyan las sanciones, desde la oposición, que engañan a la población diciendo que las sanciones petroleras no afectan a la economía. O que la economía fue destruida por los controles y la corrupción antes de las sanciones. Resulta que el gobierno eliminó en gran medida los controles y las sanciones al petróleo venezolano se quedaron y hoy son de mucho peor impacto económico que la corrupción ya que hasta la generan. Las sanciones impiden el pago de deuda externa e impiden préstamos internacionales a empresas privadas venezolanas, las sanciones al petróleo hacen que al país dejen de ingresar $50 mil millones al año, obligando al gobierno a solo operar en la economía subterránea con empresas de maletín o sin rendición de cuentas. Son mucho más dañinas las sanciones al petróleo que los controles de cambio y de precio ya que eliminan los ingresos principales de la nación y son más difíciles de burlar. Así como los controles de cambio, las sanciones al petróleo convierten toda transacción privada o del gobierno en delincuencial. China es enemiga y una amenaza para Estados Unidos y Occidente y no hay sanción que prohiba comprar productos a China, tales como equipos de radiodifusión ($223 miles de millones), computadoras ($156 miles de millones), circuitos integrados ($120 miles de millones), piezas de máquinas de oficina ($86,8 miles de millones) y otros artículos de tela ($60,7 miles de millones). O que se impongan sanciones y prohibición de comprar los productos de exportación de Francia como turismo por US $250 mil millones, maquinaria, incluidas las computadoras: US $62,6 mil millones, vehículos: $50,8 mil millones (8.9%), maquinaria eléctrica, equipo: $45 mil millones, productos farmacéuticos: $39,1 mil millones, perfumes, cosméticos: $22 mil millones, etc..
Estados Unidos no puede condicionar el levantamiento de las sanciones petroleras a que haya un proceso democrático normal en Venezuela. Puede sancionar políticos que impiden la democracia en Venezuela si le parece, así como un vecino ayuda a atrapar un ladrón que entra en la urbanización llamando a la policía. Pero la democracia es batalla de los venezolanos y aunque es verdad que en Venezuela es un batalla en términos desiguales entre los que controlan las fuerzas armadas y los que no, los países vecinos democráticos pueden ayudar la causa con sanciones directas e individuales a los que asaltan la democracia y el erario del país.
El gobierno de Nicolás Maduro puede disminuir su responsabilidad o desviar la atención en las consecuencias de un fracaso en llegar a acuerdos con Estados Unidos para levantar las sanciones. La Administración de Maduro se alinea con enemigos jurados de EEUU siendo este país nuestro principal cliente e inversionista. Nunca el gobierno de Maduro hizo un referéndum para volcar a Venezuela contra EEUU y aliarse con Rusia y China para ese propósito.
Ni al petróleo, ni a la minería, ni para infraestructura, ni a la agricultura, ni al turismo, ni a la educación, ni a las telecomunicaciones, ni a la medicina. Ningún financiamiento va a llegar, ni nuevos impuestos, nada se va a mover en Venezuela sin grandes inversiones que solo llegarán cuando Estados Unidos levante las sanciones petroleras. Nunca Rusia, Irán o China, ni Turquía sumadas hicieron la 1/20 parte de las inversiones que han hecho EEUU y toda Europa en Venezuela a través de la historia. Tampoco ayudas humanitarias ni dádivas ni remesas de familiares en el extranjero resuelven el progreso de los venezolanos. Solo dependemos de nuestro trabajo y creatividad que nos sobra. Y muchos políticos venezolanos lo impiden.
La corrupción se ataca con una oposición que participe en elecciones, que elija a sus líderes democráticamente y que se renueve ejemplarmente; que haga oposición pacífica y activa y no marchas violentas; que presente propuestas y debates de alternativas económicas y las discuta con el pueblo; que no reaccione con violencia ante la violencia, sino con propuestas y ejemplo democrático; que presente cuentas de los recursos que administra; que ayude al pueblo a ejercer contraloría social de las obras de infraestructura, estando presente en cada pueblo y no en Washington pidiendo sanciones cínicamente. Solo un pueblo educado por sus líderes puede enfrentar la corrupción y la falta de democracia. Si votan mal es porque se educó o informó mal. Así que hay que darle importancia al pueblo.
Twitter: @alejandrojsucre
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