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El régimen de Maduro celebra el nacimiento de Marx

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El gobierno de Maduro ha llevado a cabo diversos actos para celebrar los 200 años del nacimiento de Carlos Marx. El pensamiento del filósofo alemán sirvió de base doctrinaria para el desarrollo de un modelo de sociedad “socialista” donde el Estado se sobredimensionaría, ahogando el desarrollo de la iniciativa individual y reprimiendo las libertades fundamentales. En este contexto el desarrollo del socialismo democrático ha implicado un distanciamiento de las ideas marxistas y una evolución hacia la socialdemocracia y las ideas liberales. En nuestro país, desafortunadamente, no hemos avanzado en esa ruptura sino que hemos involucionado hacia el modelo estalinista en su versión cubana. Sigue pendiente el reto de distanciarse de Marx y de la visión autoritaria que sus ideas propiciaron.

El gobierno de Maduro, al igual que muchos de los regímenes despóticos del mundo, celebraron el aniversario del nacimiento del Carlos Marx. En mayo de este año se cumplieron 200 años del nacimiento del filósofo alemán, cuyo pensamiento se convirtió en la base doctrinaria de los regímenes más autoritarios del planeta. El buque insignia de estos regímenes fue el que vio la luz impulsado por la revolución bolchevique rusa. Vladimir Lenin, el líder de dicho movimiento, tomó los planteamientos de Marx y los convirtió en la base doctrinaria de su partido, a tal nivel que de allí en adelante muchas generaciones de izquierda se formarían en lo que se llamó el marxismo leninismo. Se trataba de un modelo de sociedad donde el Estado se sobredimensionaría ahogando el desarrollo de la iniciativa individual, no solo en lo que se refiere a la iniciativa empresarial, sino también en lo atinente a la libertad de creación artística. La represión de las libertades políticas fundamentales fue otra de las caras de este modelo.

A la muerte de Lenin el liderazgo del régimen soviético caería en manos del pistolero georgiano Joseph Stalin, cuyas políticas generarían, en la década de 1930, una crisis humanitaria en la que perecerían millones de personas, como consecuencia de la hambruna y la represión. Stalin impulsó, como parte de la política exterior del régimen, la creación de partidos comunistas en todos los países del globo que se convertirían en instrumentos de propaganda del régimen, ocultando las atrocidades cometidas por el mismo y divulgando la existencia, en la Rusia de la época, de un paraíso de los trabajadores. Los partidos comunistas también actuaban como parte del aparato represivo del régimen, extendiendo las garras de éste en la persecución de sus enemigos externos, como ocurrió con el caso de León Trosky. En esta operación los intelectuales, en particular de los países en vías de desarrollo, jugaron un papel fundamental.

El heredero, en tierras americanas, de este engendro fue el régimen estalinista cubano, el cual ha mantenido secuestrada a la población de la isla sometiéndola a un régimen de carencias materiales y ausencia de libertades fundamentales. Los venezolanos hemos sentido en carne propia la exportación del modelo estalinista cubano a nuestra tierras, lo cual se ha reflejado en las políticas de hostigamiento a la iniciativa privada que han derivado en la quiebra de empresas y la fuga de capitales, lo que ha provocado una contracción de la actividad productiva y el surgimiento de un desabastecimiento crónico, en forma similar al que ha atenazado a la isla de los Castro durante décadas. También los Castro han exportado a nuestras tierras, expertos en control de información y técnicas de inteligencia y represión que se han posicionado lo largo de la administración pública y de las fuerzas armadas.

El socialismo democrático europeo emergió marcando distancia con el marxismo y con el modelo de sociedad que se desarrolló basado en esta doctrina. Un ejemplo de esta ruptura fue el que se dio en España en 1979, cuando Felipe González Secretario General del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) planteó, en una convención nacional de este partido, que era necesario deslastrarse del marxismo, como la base doctrinaria del partido, para poder crecer hacia las clases medias y el empresariado; en otras palabras para convertirse en un partido socialdemócrata y abandonar la estrecha parcela de la izquierda radical, que a su juicio le impedía convertirse en una opción de poder en España.

Los marxistas del partido entendieron que un enfrentamiento con Felipe González era una tarea suicida por el peso del liderazgo del Secretario General, no solo en el partido sino en España. De ese modo aceptaron la propuesta de González y decidieron convertirse en una corriente dentro de un partido democrático como parte del debate de ideas propio del mismo. Este sector continuó defendiendo el marxismo como una doctrina digna de estudio y los regímenes como el estalinista y el cubano como parte de una herencia política legitima. Esta fracción sobrevive en los tiempos actuales y uno de sus representantes más conspicuos es Rodríguez Zapatero cuyas simpatías por el régimen chavista y el cubano no arroja dudas.

El deslinde de Felipe González fue efectivo y después de esta decisión el PSOE llega al gobierno de España, abriéndose a las ideas liberales en política económica. González nombra como ministro de economía a Miguel Boyer, un profesional de ideas liberales, es decir defensor de las políticas orientadas a incentivar la iniciativa privada. Firme creyente, en este tipo de políticas para el abatimiento de la inflación, que en esa época era elevada. Boyer era amante del dinero y de la buena vida, lo que se reflejó en su matrimonio con Isabel Preysler, dama del jet set internacional, por lo que su nombre aparecía con más frecuencia en las páginas de la farándula que en las de las publicaciones de economía. Si bien el gobierno socialista impulsó políticas orientadas a estimular la iniciativa privada, también desarrolló una agenda social dirigida a garantizar una asistencia sanitaria accesible para la población trabajadora, un seguro de paro y pensiones de jubilación dignas. Felipe Gonzales se convirtió en un líder fundamental del socialismo democrático europeo y ha mantenido estrechos lazos con América Latina. A diferencia de Zapatero, ha sido un feroz crítico del régimen chavista y de la dictadura cubana.

Como lo hemos visto, el desarrollo del socialismo democrático europeo ha implicado un distanciamiento del marxismo y una evolución hacia la socialdemocracia y las ideas liberales. En nuestro país, desafortunadamente, no hemos avanzado en esa ruptura, sino que hemos involucionado hacia el modelo estalinista en su versión cubana. Sigue pendiente el reto de distanciarse de Marx y de la visión autoritaria que sus ideas propiciaron.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com