La agricultura es la cenicienta de nuestra economía. Hasta 1925 las exportaciones agrícolas, básicamente café y cacao, fueron nuestra principal fuente de divisas. Antes de esa fecha, la información técnica sobre prácticas agronómicas era escasa. Por ello la producción por unidad de superficie era muy baja. Ya bien entrado el siglo XX, gracias a la investigación se produjeron grandes avances a nivel mundial, pero nuestra agricultura sigue siendo la cenicienta en busca de políticas agrícolas de largo plazo que permitan aumentar la producción, la productividad y mejorar la calidad de vida en el medio rural.
Hemos tenido buenos agricultores y ganaderos y excelentes profesionales del agro. Nuestros centros de enseñanza e investigación han generado valiosa información. Ocasionalmente se han logrado importantes avances de la producción y de la productividad, pero con fluctuaciones que han impedido un desarrollo sustentable. Algunos atribuyen al petróleo la causa de que la agricultura no progrese o lo haga con altibajos. Ello no es cierto y las estadísticas al respecto son claras. Sin embargo, es notorio que la sobrevaluación de nuestra moneda, a causa del ingreso petrolero, favorece las importaciones.
El problema básicamente radica en que el hombre de la ciudad no entiende la complejidad y los riesgos del negocio agrícola y ello se refleja en la falta de apoyo sostenido al sector. Algunos alegarán que la agricultura ha tenido subsidios al crédito, a insumos como los fertilizantes, políticas de contingentar mediante las cuales solo se permitía importar rubros cuando estaba garantizada la colocación de la cosecha nacional, y precios por encima de los vigentes en el mercado mundial. Ello es cierto, pero en forma indiscriminada, esporádica, a veces contraproducente, a destiempo y sin un plan coherente.
Desde que están los rojos en el poder, con la excepción del ministro J.J. Montilla, la cartera de Agricultura ha sido ocupada por ineptos. Invasión de fincas en producción, inseguridad jurídica y personal, escasez de insumos, infraestructura rural deteriorada, fijación de precios por debajo del costo de producción, debilitamiento de la enseñanza y la investigación por falta de presupuesto adecuado, desaparición de la asistencia técnica inciden en el deterioro del sector, con avances en solo unos pocos rubros y gracias al esfuerzo de los agricultores.
Al respecto recomendamos la lectura del libro del distinguido colega Pedro Raúl Solórzano, titulado ¨Recuperación de la agricultura venezolana post socialismo del siglo XXI¨, disponible en Amazon. Con la autoridad de su gran experiencia, Solórzano plantea no solo los problemas, sino que realiza valiosos aportes para la recuperación de nuestra agricultura vegetal.
Este autor narra la problemática actual y posibles soluciones en cuanto a inseguridad, disponibilidad de suelos y aguas, infraestructura rural, maquinarias y equipos, insumos para la producción, educación, investigación, extensión y asistencia técnica. Además aborda la producción de arroz, maíz, sorgo, girasol, soya y caña de azúcar.
Es importante mencionar que en el pasado el sector privado realizó importantes aportes al desarrollo de algunos rubros. En el caso del sorgo, Solórzano destaca los logros de Protinal en la investigación de híbridos.
De mi parte añado que los estados llaneros están en deuda con don Eugenio Mendoza, ya que gracias a ese cultivo la ganadería pasó de trashumante a sedentaria. En soya hay que tener presente el impulso dado por la Fundación Polar, ahora Fundación Danac del mismo grupo. En maíz por Foremaíz y en cítricos y uva por las asociaciones de productores. En cuanto a investigación aplicada a nivel de finca y asistencia técnica, me permito recordar al Servicio Shell Para el Agricultor, devenido en Fusagri, que dio un aporte fundamental a la producción de hortalizas y control de malezas, plagas y enfermedades. Palmaven, filial de Pdvsa, también realizó aportes al agro conjuntamente con el sector privado.
Felicitamos a Pedro Raúl e instamos al sector político a leer su libro, del cual pueden extraer información para el Plan que deben elaborar para recuperar nuestra economía.
Como (había) en botica:
Con gran pesadumbre recibí la noticia del fallecimiento del ingeniero agrónomo JJ. Cabrera Malo. Profesional de primera y gran venezolano que logró la titánica tarea de poblar de pinos las sabanas de Uverito en Monagas, que constituyen la siembra forestal más extensa del mundo, unas 500.000 hectáreas, de las cuales los rojos han permitido que se queme un 10%, según información recogida por Bocaranda. Además, el Dr, Cabrera era un caballero a carta cabal y llegó a ser ministro del Ambiente. La Sala Inconstitucional actuó como de costumbre. Repudiamos la agresión de un efectivo de la Guardia Nacional a Antonieta Mendoza de López. A Yulimar Rojas, medalla de plata, se sumaron con bronce Stefany Hernández en BMX y Yoel Finol en boxeo. Felicitaciones a los tres. ¡A marchar este 1 de setiembre para exigir revocatorio y elecciones regionales este año! ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!