
Diálogo inesperado: Trump, Maduro y María Corina Machado hacen una cita, se reúnen y redibujan el futuro de Venezuela.
En un escenario imaginario pero necesario, tres figuras que han sido protagonistas de profundas tensiones políticas se encontraron cara a cara en una cumbre privada celebrada en el Salto Ángel. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela; María Corina Machado, líder de la oposición venezolana; y Donald J. Trump, presidente de los Estados Unidos, se sentaron a conversar sin tribunas, solo con una premisa: “¿Y si Venezuela deja de ser campo de batalla y se convierte en campo de oportunidades?”
La reunión comenzó tensa. Trump, lanzó el primer planteamiento: “Mira, Nicolás, cometimos errores en nuestra política hacia Venezuela. Intervenimos mucho en política interna. Venezuela tiene más potencial que Canadá, podría ser el estado 52..jajaja..solo bromeando. Con todo ese petróleo, gas, hierro, oro, con reservas abundantes y producción a menor costo y una gente increíblemente trabajadora.”
Maduro, en un tono sorpresivamente sereno, replicó: “Yo no voy a negar que muchas cosas se hicieron mal. Pensamos que podíamos resistirlo todo con ideología, pero el aislamiento y las fallas gerenciales nos asfixió. Agradezco que lo digas, Trump. Venezuela no puede seguir viviendo con un ingreso per cápita de $2.000 por año cuando tenemos cómo llegar a $60.000 con inversiones serias y soberanía.”
María Corina intervino con claridad: “Ambos tienen razón. Yo también reconozco que no basta con denunciar, hay que construir. Queremos elecciones donde no haya sanciones económicas, pero también que sean auditadas. No podemos seguir esperando por otro país, todos los países están atravesando grandes retos.”
Después de reconocerse sus propias fallas, los tres presentaron propuestas concretas:
Trump: “Estados Unidos está listo para levantar sanciones si hay garantías de apertura económica real. ExxonMobil, Chevron, Halliburton… quieren.”
María Corina: “Yo propongo una transición económica donde se abran espacios al sector privado, y se impulsen reformas para atraer inversión y generar empleo.”
Maduro: “Acepto que Venezuela necesita cambiar. Estoy dispuesto a permitir asociaciones mixtas, respetar la propiedad privada, y convocar a un diálogo productivo nacional e internacional para recuperar la economía.”
Acuerdos alcanzados: 1.- Petróleo y Gas: Se acordó promover un marco legal estable que permita la entrada de empresas estadounidenses en asociación con el Estado venezolano. Venezuela volvería a exportar a EE.UU., reduciendo la dependencia de mercados hostiles. Se abriría el mercado de capitales al sector privado venezolano. 2. Esequibo: Se firmaría un acuerdo de cooperación y reparto de utilidades con Guyana, supervisado por la ONU, para explotar conjuntamente los recursos del Esequibo, evitando la guerra y creando empleo binacional. 3. Ingreso y empleo: Con inversión extranjera, se impulsaría la industria energética, agrícola y tecnológica. Los sueldos promedios anuales venezolanos se proyectarían en $60.000. 4. Oposición y gobierno acuerdan licitar obras y gasto fiscal. 5. Cultura y sociedad: Se acordó apoyar el relanzamiento internacional de la identidad venezolana: su música, arte, literatura y espíritu emprendedor como símbolos de una nueva era de cooperación.
En la reunión, una pregunta flotaba en el aire: ¿Qué otras opciones reales tienen estos tres líderes que no sea llegar a acuerdos?
Trump podría seguir promoviendo sanciones y aislamiento, pero perdería la oportunidad de que empresas estadounidenses lideren la reconstrucción de un país con vastos recursos naturales.
Maduro podría cerrarse nuevamente, confiando en alianzas ideológicas que ya han demostrado su incapacidad de invertir en el país.
María Corina podría persistir en exigir la salida inmediata de Maduro, pero solo lograría más frustración y exilio masivo de venezolanos.
La verdad es que no hay alternativas mejores que el entendimiento pragmático. Persistir en el conflicto perpetúa la ruina, mientras que una visión compartida puede convertir a Venezuela en un caso ejemplar de reconciliación productiva en el siglo XXI.
Maduro aceptó reducir las regalías e impuestos sobre sectores claves y permitir elecciones con supervisión internacional y sin sanciones económicas para la próxima vuelta. María Corina aceptó dejar de pedir la salida inmediata de Maduro, y centrarse en una transición económica con garantías democráticas. Trump aceptó levantar sanciones económicas para que haya más actividad económica y ciudadanos fuertes que defiendan la democracia.
En un momento simbólico, los tres se levantaron y se estrecharon las manos. “Nadie esperaba que esto ocurriera. Pero si seguimos enfrentándonos, solo ganan los que quieren dividirnos,” dijo María Corina. “Venezuela no necesita enemigos, necesita trabajo y unidad,” agregó Maduro. “Y Estados Unidos prefiere ver a Venezuela rica y estable, no colapsada. Es buen negocio para todos", concluyó Trump.
La reunión terminó sin fotos ni fanfarrias, pero con un pueblo contento, que, entre tanto petróleo, oro y talento, ahora tiene una oportunidad real.
X: @alejandrojsucre
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