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El sexto inning (con excusas para los entendidos)

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Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 3 min.

En estos días, un amigo de toda la vida me corregía con razón, sobre el uso que estaba haciendo de la neo lengua fascista al hablar de 4ta y 5ta Repúblicas, cuando históricamente son una ficción.

Para seguir en mi “discurso”, en ese momento se me ocurrió referirme al 6to inning como al período que necesariamente tendrá que seguir a lo que estamos viviendo, seguro de que el juego, por fortuna, no se acabará en él y que existen muchas posibilidades que se extienda a extra innings, supongo que ilimitadamente, en este partido que desde ya hace siglos enfrenta a la tiranía con la libertad.

El equipo democracia llega al 6to en desventaja, aunque acortando la diferencia, por al mayor número de errores cometidos por el adversario, que aunque también realizados por el nuestro, gracias el apoyo cada vez mayor de la fanaticada demócrata reforzada por los decepcionados también demócratas del otro equipo, le ha permitido descontar algunas carreras.

En este momento el estadium está prácticamente lleno de demócratas a juzgar por las gorras tricolor de siete estrellas, aunque sería de ilusos no ver que una cuarta parte de la asistencia, aunque silente, siguen apoyando al rival, que la misma no está sentada precisamente en las gradas y que su existencia se debe a razones múltiples que no viene al caso mencionar pero si tener en cuenta.

Los equipos no tienen managers definidos y a veces pareciera que los que salen al terreno más que serlo quieren parecerlo, con coaches que pretenden saber de todo y dan señas que confunden no solo a los jugadores sino también a los fanáticos, entre los cuales es bueno recordar se sientan también managers de tribuna que contribuyen al desconcierto.

Si queremos que el equipo (en el argot siempre es el nuestro) gane y se ponga a hacerlo a partir de este inning, es indispensables un restructuración total del mismo empezando por los propietarios. O se nos concede a todos acciones que nos den el derecho a opinar sobre cuál debe ser la directiva o estamos condenándolo a seguir en manos de grupos de inversores que solo piensan en las ganancias a la hora que salgamos victoriosos.

La dirección técnica (manager y coaches) tiene que ser seleccionada de manera rigurosa, buscando experiencia y garra, pero adicionalmente y no menos importante, espíritu crítico e independiente que los lleve a escoger a los mejores para integrar el line up y no a los protegidos de algún sector, sea este de los propietarios o de la directiva.

Al llegar a la incorporación de los jugadores es bueno pensar que la experiencia no supera necesariamente a la calidad natural y que si bien la primera se adquiere con el tiempo, la otra no puede crearse de la nada, menos si en el pasado hicieron vida en otros equipos con rendimientos escasos y en algunos casos con averages escandalosamente bajos.

En Venezuela tenemos numerosas promesas, algunos consagrados y muchos batequebrao; el equipo debe poder diferenciarlos y solo incorporar a los que valen por sí mismos, dejando de lado sus orígenes en otros equipos, pero nunca olvidando la forma como actuaron en ellos. Recordemos que el que comete un error puede enmendarlo con la práctica, pero si a pesar de ella sigue cometiéndolos estaremos en presencia de una incapacidad, inclusive congénita, para remediar sus fallas. Algunos jugadores en el mercado merecerían el mote de El Alacrán, El Escorpión o El Culebra y de ellos debe huir el equipo para inclusive arriesgarse a contratar a un desconocido que puede llegar a ser el bueno por conocer, dejando atrás para siempre al malo conocido

Resumiendo, conducir de una manera exitosa un equipo de béisbol, un país, una compañía o cualquier otro emprendimiento humano demanda las mismas exigencias: talento, experiencia, entrenamiento y honestidad; sin ellas podremos ganar algunos innings pero a la larga perderemos el juego y eso a los venezolanos, en política, nos costaría mucho más dolor y sacrificios.