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Si es posible oírnos

Opinión
Artículos de opinión
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Ayer martes 13 de junio tuvimos la oportunidad de ser parte de una abigarrada audiencia, que atendiendo convocatorias desde distintas fuentes y asistiendo por motivaciones muy personales, demostró en Aragua y por primera vez en muchos años, que es posible compartir espacios, no sólo físicos, también de reflexión, sin insultos, escuchando a los “otros”, coincidiendo en algunas cosas y discrepando en otras, pero sin el temor a ser agredidos, ni sentirnos obligados a doblegar al que no coincide con “nosotros”.

En algunos momentos sentimos que desaparecían las barreras y que todos nos imaginábamos lo mismo: un país distinto y de todos; en otros comprobamos que no será fácil, que existen muchos “recuerdos” que conspiran y que la tolerancia será una asignatura que finalmente tendremos que aprobar si realmente queremos lograr lo que decimos querer.

En ningún caso podremos, ni llamaremos a olvidar; tampoco pedimos impunidad, ni cedemos las pretensiones de justicia ante los abusos que se han cometido, pero a lo que sí nos negamos es a mantener el clima de calificación colectiva que nos separa en bandos, separación que solo beneficia a quienes pretenden mantener, o acceder, al poder político para su beneficio particular.

Las banderas de toda sociedad moderna tales como libertad, democracia, equidad y transparencia gubernamental son reclamos de los venezolanos y que deben estar garantizados mediante el respeto irrestricto a las leyes, sobre todo a la madre de todas ellas: la Constitución.

Unas elecciones libres, facilitadas por un CNE honesto y una ley electoral que garantice la participación y representación de todos es la única vía para reconstruir las relaciones sociales en nuestro país. Si para llegar a ello debemos alcanzar acuerdos negociados, bienvenidos sean, siempre que tras ellos no se escondan las viejas rutinas del reparto burocrático.

Es la hora de la POLÍTICA y ojalá sepamos estar a la altura de las circunstancias.