En los diccionarios el concepto de hito aparece como “Poste o señal que sirve para marcar el límite de un territorio o para indicar las distancias”, también como “Acontecimiento puntual y significativo que marca un momento importante en el desarrollo de un proceso o en la vida de una persona.”. Nosotros tomaremos la segunda acepción, la de acontecimiento. Este proceso que se inició en 1992 y hoy 9 de agosto de 2016, se marcó otro hito que las generaciones futuras analizarán cuando estudien el proceso de devastación de nuestro país.
El primero es sin duda el 4 de febrero de 1992, cuando un grupo de oficiales renegó de su juramento de defender la constitución y las leyes y se alzó en armas contra un gobierno legítimamente constituido, dejando, con el 27N un saldo de más de 400 víctimas; por cierto, ¿Dónde está el Comité de Victimas del 4F y del 27N?
Otro hito fue la declaración de Chávez como socialista; gracias a los convenios entre Caldera, el rey Fahd y el presidente Zedillo en 1998, seguidos por el resto de la OPEP, y posteriormente por los ataques de septiembre de 2001, los precios del petróleo se dispararon por encima de los 100 dólares. Esto marca el inicio de las expropiaciones, los subsidios directos, tanto dentro como fuera del país, la destrucción del sector privado, que “ya no hacía falta, porque el petróleo da para todo”, que llevó a robar y despilfarrar un millón de millones de dólares de ingresos y otros 300 mil millones que pidió prestados, usados para cualquier cosa menos para crear una industria nacional, una educación de calidad, un futuro. Dejó al país con un déficit fiscal del 18,68%; para tener una idea, el de Grecia es del 7,21%, el de España el 4,55%; la deuda pasó de US$ 27,8 miles de millones (1998) a US$. 300 miles de millones (2015). Esta es la verdadera causa de la crisis, eso se le suma la baja de los precios del petróleo.
Pero luego se murió Chávez, otro hito, me hubiera gustado verlo haciendo frente a esta crisis; dejándonos en la presidencia a Nicolás Maduro, incapaz de tomar decisiones por sí mismo decidió seguir el “Plan de Chávez”, que cada vez nos lleva a mayor crisis, que es respondida cada vez con medidas que agravan la crisis (represión, militarización, regulación, importación, déficit, desorden fiscal, tasas de cambio subsidiadas). El resonante triunfo de la Mesa de la Unidad en las elecciones para la Asamblea Nacional desembocó en el definitivo abandono de la Constitución Nacional por parte del chavismo; que ha bloqueado a la Asamblea, desconociendo la voluntad del pueblo.
En esta situación nos quedaba una esperanza: el Referéndum Revocatorio, pero hoy Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral, dio el hito final de esta historia de destrucción, indicando, con gran cinismo, que no se realizará este año, gracias a las tácticas dilatorias del CNE.
A nadie escapa que la crisis es tan grave que resulta inimaginable pensar que Maduro pueda culminar su mandato en paz, y al bloquear la única solución pacífica a la vista, Tibisay Lucena y las demás rectoras del CNE acaban de abrir la Caja de Pandora, dejando libres los fantasmas del miedo, la inestabilidad, la posible violencia; dando pie a cualquier aventura de uno u otro lado, y ellas serán responsables de lo que ocurra en nuestro país a partir de ahora. No importa Maduro, no Importa Jorge Rodríguez, no importa Vladimir Padrino, serán Tibisay Lucena, Sandra Oblitas, Socorro Hernández y Tania de Amelio (Luis Emilio Rondón se salva porque salvó su voto), las responsables de cualquier situación dolorosa, irregular, militarista, rebelión, barricadas o de cualquier otro evento que afecte la gobernabilidad de nuestro país y enlute a la familia venezolana por cerrar la oportunidad de salir de esta crisis con votos y no con balas.
Visión y Análisis