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Tiempos inéditos, tiempos difíciles

Opinión
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Apreciación de la situación política #146

Sin duda alguna la situación política de nuestro país debe ser inédita en el estudio de los conflictos socio políticos de la historia y las ciencias políticas y, probablemente, será de mucho interés para las nuevas clases o cohortes del futuro cercano en las universidades dedicadas a este tipo de estudios.

El que exista en un país un gobierno paralelo al que ejerce de facto el poder tiene muchas referencias históricas, lo inédito viene de que ese gobierno paralelo sea reconocido por una mayoría de países con tradición democrática y además desconozcan al que ejerce el poder de facto como ilegitimo y usurpador, todo esto en un ambiente internacional relativamente calmado en el sentido de que no hay tensiones mundiales imperantes como la guerra fría o las guerras mundiales que caracterizaron el siglo pasado.

La potencia del norte, que dirige las acciones, ha planteado el juego duro en su participación acompañado por la mayoría de los países latinoamericanos, situación inédita también, pero que a todas luces es el único que tiene el suficiente poder disuasivo para que el gobernante usurpador mida muy bien sus siguientes pasos. Las acciones sobre la mesas son muchas y variadas, como la mayoría de sus portavoces declaran, y han comenzado a implementar algunas de ellas como la suerte de embargo petrolero, de los bienes de capital y cuentas financieras del estado venezolano en el exterior para ponerlo a la orden del gobierno provisional quien deberá desarrollar el mecanismo técnico para poder utilizarlo en beneficio de la nación, debidamente auditado por la AN. Igualmente deberá buscar la forma de ingresar y distribuir la ayuda humanitaria a pesar de la oposición del gobierno de facto.

Dentro de todo este plan, evidentemente coordinado con el presidente encargado, corresponde a este la parte más difícil: mantener la presión social y las expectativas de cambio que mantiene la motivación de las mayorías para salir a la calle.

Por la otra parte, el gobierno militar usurpador mantiene el reconocimiento de sus gobiernos amigos, caracterizados en su mayoría por visos de ilegitimidad en sus funciones, pero carentes del suficiente poder disuasivo para auxiliar al régimen frente a la coalición de los países que reconocen al presidente encargado. De ahí que les toca jugar a las cartas que hasta ahora ha jugado con éxito: la represión, la censura a los medios de comunicación, buscar países amigos que patrocinen diálogos para ganar tiempo mientras las calles se enfrían y algún auxilio financiero, cada vez más difícil, aunque sea para pagar la nómina.

Pero su mayor sustento es la cúpula militar, mientras a la misma le llegue el momento de tener que decidir entre desconocer al usurpador que los comanda o hacer frente a una invasión militar extranjera que no podrán contener.

@lesterllopezo

01/02/2019