La gira del Presidente encargado (PE) a las principales ciudades de la región zuliana –ojala y la extienda a la región andina- le permitirá apreciar, en toda su magnitud, la tragedia que significa intentar vivir con dos horas de electricidad al día, con poca agua y escaso gas para cocinar, pero además con gobernadores que se lavan las manos y envían a reprimir las justas manifestaciones de protestas que los zulianos intentan hacer. Realmente esas regiones son un país distinto a la realidad que se vive en la capital y los estados centrales donde con todas las deficiencias eléctricas y de suministro de agua potable que hemos vivido, no estamos cerca de padecer lo que están viviendo esos compatriotas desde mediados del pasado año.
La medición de esa tragedia puede darle argumentos al PE para que la Comunidad Internacional que lo apoya apure las acciones, cualquiera que tengan previstas, para lograr el cambio de gobierno que cese la usurpación y comenzar la recuperación del país.
En el escenario internacional, los voceros del gobierno norteamericano han comenzado a plantear, mediante declaraciones de prensa, la posibilidad de que la entrega de ayuda humanitaria se haga con acompañamiento militar. Es una forma de empezar a poner en la palestra de la opinión pública, especialmente la norteamericana, la posibilidad (y necesidad) de una intervención armada en nuestro país. El argumento en vía de desarrollar es que el régimen del usurpador se viene convirtiendo en una amenaza a la seguridad de USA por sus conexiones con el narcotráfico internacional, el lavado de dinero y los grupos extremistas islámicos del cercano oriente, pero también la extracción, desde nuestro territorio, de minerales afines a la producción de armas nucleares que estarían siendo llevados a la República Islámica de Irán.
El desarrollo e implementación de esta hipótesis sería la justificación para una intervención unilateral armada por parte de USA, que de alguna manera ya cuenta con el beneplácito del gobierno de Brasil y probablemente de Colombia. Este escenario también busca acelerar que las acciones de la Unión Europea y el grupo de contacto se hagan más efectivas, así como de la misma ONU, cuyo Secretario General ha comenzado a “preocuparse” por la situación venezolana.
En el ínterin, el régimen sigue dando bandazos apoyado por la cúpula militar que cada día se le hace más difícil controlar el descontento interno por la falta de poder adquisitivo y la deficiencia de servicios básicos de bienestar social dentro de la institución.
Si no es por la tragedia que todo esto significa para la población venezolana, se podría afirmar que vienen tiempos interesantes, pero también difíciles.
@lesterllopezo 14/04/19