El mes de agosto no es una buena época para hacer encuestas políticas aquí en Estados Unidos. Las vacaciones escolares, que tienen lugar en los meses más calientes del verano, hacen que muchas personas tomen vacaciones junto con sus hijos.
Sin embargo, se siguen haciendo mediciones sobre las posibilidades de ambos candidatos. Esas encuestas, que no son las de mejor calidad, reflejan que la distancia entre Hillary y Trump se ha acortado. Ya no se trata de diferencias de dos dígitos como pasaba en algunos estados a principios de agosto. Ahora Hillary sigue dominando pero con un margen mucho menor, difícil de precisar por las diferencias notables entre una encuesta y otra.
Hay un sentimiento generalizado de cierto pesimismo que puede obedecer al hecho de que ni Hillary ni Trump son personajes de gran aceptación en este país. De acuerdo a una reciente encuesta del Washington Post en los 50 estados de la Unión, una mayoría cercana a 60 % dice que los Estados Unidos actuales no reflejan los valores que son primordiales para ellos.
Esa posición del pueblo norteamericano, en respuesta a una pregunta de la encuesta, puede tener muchas interpretaciones por lo que se hace difícil medir su significado político. Unos le darán importancia a los valores cristianos y para esos la aprobación del matrimonio homosexual y la legalidad del aborto representan un gran déficit moral. Otros se fijarán en su solvencia económica, que si son de clase media baja tiene serias limitaciones; para ellos el país no se ajusta a sus expectativas salariales. Otros pensarán que antes no se necesitaba un título universitario para vivir una vida decente mientras que ahora es indispensable. Los que votaron en las primarias por Bernie Sanders, en la gran mayoría jóvenes y liberales en su pensamiento político, sienten que ni Hillary ni mucho menos Trump defenderán los valores de apertura moral y religiosa, atención a los más pobres, disminución del abismo entre la minoría rica y el resto del país y defensa del medio ambiente que para ellos son primordiales.
En esa misma encuesta del Washington Post aparece Hillary ganando por un escaso margen en el voto popular, pero cuando se examinan las cifras por estado se ve que Hillary está dominando con facilidad en el voto electoral que es el más importante. En 20 estados más el Distrito de Columbia (Washington), Hillary tiene una ventaja de 4% o más, lo que le da 244 votos electorales entre estados ya asegurados o muy probables a su favor. En cambio, Trump tiene una ventaja de 4% o más en otros 20 estados, pero solo consigue 126 votos electorales ya que son estados de baja población. Quedan 168 votos electorales del total de 538 que no están bien definidos todavía. Como se necesita un mínimo de 270 votos electorales para ganar la presidencia, Hillary parece estar a solo 26 de ese mínimo en este momento.
En un reciente foro con los candidatos sobre defensa y seguridad del país, Trump expuso con detalle un amplio plan de ampliación y fortalecimiento de las fuerzas militares de Estados Unidos, las que, según él, han sido debilitadas por Obama, llegando a decir que el actual presidente ha reducido a los generales a simple basura. Hillary Clinton también estuvo a favor del fortalecimiento de las fuerzas de defensa. En ese foro, Trump dejó ver su admiración reiterada por Putin de quien dijo que era un mejor líder que Obama. Lo que no discutieron fue de dónde iban a sacar los millardos de dólares necesarios para aumentar el equipamiento militar.
Hillary reconoció nuevamente que había sido un error de su parte haber apoyado la invasión a Iraq en 2013, pero Trump dijo que él nunca la había apoyado. En un artículo del 8 de septiembre del Washington Post, en la sección Fact Checker, se desmiente esa afirmación de Trump porque en varias ocasiones expresó su acuerdo con la guerra en Iraq antes de que sucediera. Es costumbre de Trump, como cualquier político populista, hacer afirmaciones contundentes pero erróneas, en todo o en parte, que aparecen en la primera página de los diarios. Luego, algún medio público desmiente esa afirmación en un artículo de las páginas interiores de ese diario, pero lo que queda en el aire es la afirmación inicial de Trump aunque no sea cierta pero que es repetida como tal. Recuerda aquel dicho atribuido a Goebbels: miente, miente, que algo queda.
En otro artículo del diario ya citado se analizan las razones de la popularidad de Trump entre la población blanca de bajos recursos y de poca educación. En un gráfico de ese artículo se ve claramente que los hombres blancos tuvieron un ingreso cada vez mayor entre 1953 y 1970, pero que a partir de ese momento se ha estabilizado ese ingreso, ajustado por la inflación, con pocas variaciones. En ese mismo gráfico se ve que los hombres negros, las mujeres blancas y las mujeres negras aumentaron también sus ingresos entre 1953 y 1970 aunque de forma menos pronunciada, pero a partir de ahí han continuado creciendo aunque pausadamente hasta el día de hoy. A pesar de eso los hombres blancos ganan hoy en promedio una cantidad cercana a los $40.000 al año, mientras que los hombres negros no pasan de $28.000 en promedio y las mujeres blancas o negras andan cerca de los $20,000 al año. Es decir que, a pesar de que su ingreso no ha aumentado ampliamente desde 1970 cuando se ajusta por inflación, los hombres blancos ganan hoy mucho más que las otras categorías. Se puede concluir que los hombres negros y las mujeres tienen más motivos para quejarse que los hombres blancos.
Durante el mes de septiembre volverán las encuestas más confiables y de más categoría. Entonces veremos si Hillary todavía mantiene su ventaja. Mucha gente ha estado esperando que Trump tenga una gran caída en su popularidad entre los votantes gracias a sus constantes mentiras, insultos, discursos agresivos, pero no ha sido así. A pesar de que hasta ahora está perdiendo no está muy lejos de Hillary. Llama la atención que errores y deslices menores a los cometidos por Trump han hundido en el pasado rápidamente a otros candidatos, pero a él parecen no afectarlo.
En noviembre se renovará un tercio del senado y la totalidad de la cámara de representantes en una votación que será también clave para el futuro político de Estados Unidos. Si Hillary gana pero el partido demócrata pierde el congreso, especialmente la cámara de representantes, seguramente veremos un período presidencial de gran confrontación y desunión como el que le ha tocado vivir a Obama, porque los republicanos parecen dispuestos a mantener su actual disposición belicosa y de bloqueo de la mayoría de las iniciativas presidenciales.
9 de septiembre de 2016