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Universidad Autónoma Agropecuaria Técnica e Industrial de Venezuela

Opinión
Artículos de opinión
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El trabajo se relaciona con un conjunto de actividades que se realizan con el objetivo de alcanzar metas, solucionar problemas y producir bienes y servicios que satisfagan necesidades humanas.

Por añadidura, el trabajo les da las posibilidades a los hombres y a las mujeres para que logren sus sueños y alcancen sus metas de vida; todo ello, aparte de que es una forma de expresión y afirmación de la dignidad personal.

Lamentablemente, los venezolanos no somos muy afectos al trabajo por cuanto arrastramos una herencia social que viene desde la época de la conquista y la colonia, pues como pueblo, somos el producto final de la convergencia histórica y genética de tres grupos étnicos que no amaban el trabajo. El indígena, por ejemplo, no lo conocía: la tierra se lo daba todo con un mínimo esfuerzo, el español lo rechazaba por cuanto lo consideraba una indignidad a su estirpe social y el africano lo odiaba porque era obligado a realizarlo en condiciones de explotación y esclavitud.

Indudablemente que, a un pueblo, cuyos antepasados desconocían, rechazaban y odiaban el trabajo, ha debido aplicársele, después que conquistó su independencia política, una educación que tuviese como objetivo específico: inducir el amor por el trabajo; pero que va, no se hizo así sino que para rematar el asunto, se le aplicó una antipedagogía basada en tres paradigmas que han influido negativamente en nuestra estimación y valoración como nación:

1). Somos un pueblo subdesarrollado porque fuimos conquistado por España y no por Inglaterra.
2). Los gringos son los culpables de todos nuestros problemas.
3).Lo hecho por Simón Bolívar agotó para siempre nuestra capacidad para hacer historia de la buena.

Obviamente, estos tres paradigmas comenzaron a levantar dentro de los hemisferios cerebrales del pueblo, una especie de rancho mental que habrá que destruir con los misiles de la educación eficiente, el trabajo creador, la solidaridad, la responsabilidad, la ética practicante y la creación de la Universidad Autónoma Agropecuaria Técnica e Industrial de Venezuela, para que de esa Institución egresen los jóvenes obreros, peritos, técnicos y tecnólogos que la nación vaya necesitando en base a un proceso de planificación ascendente que previamente haya programado el desarrollo armónico y proporcional de la República, y cuyos estudiantes, al graduarse, se impondrán el objetivo específico de erradicar definitivamente el subdesarrollo social, económico y mental, que le impide a Venezuela insertarse dentro del concierto de las naciones desarrolladas.